martes, 19 de agosto de 2014



Comprometerse con la alegría, con el disfrute, requiere poner más energía que comprometerse con el pesimismo y la queja. Regodearse en la mala suerte y en las críticas mientras observo como lo bueno de la vida parece estar fuera de mi alcance. Es más cómodo que salir a generar buenos momentos. Lleva más compromiso levantarse, buscar, tomar decisiones, elegir, salir, que estancarse en la rutina. Mil años en el mismo trabajo, mil años de desgracia haciendo cosas por los demás callado, sin recibir, sin saber pedir. Cuánta gente que hace años no se toma vacaciones porque "mi trabajo no me lo permite"o "mi pareja no le gusta viajar". ¿Desde cuándo nuestra vida está en manos de otros? Logramos la independencia real no cuando tenemos nuestro propio dinero, sino cuando no dependemos de nada externo para realizarnos. Cuando dejamos de buscar aprobación y de obedecer mandatos familiares, cuando dejamos de fabricar excusas para tapar nuestra falta de acción y decisión. Cuando dejamos de hacer el "no puedo"nuestra frase diaria. Las zonas de confort, no son confortables, ni cómodas, son zonas duras, rígidas, no evolutivas. Son lugares conocidos que no nos ofrecen alegría pero nos ofrecen la ventaja ilusoria de que lo conocido nos da cierta seguridad sobre lo nuevo. Es como pájaro que estuvo en una jaula toda la vida, sentirá miedo si le abren la puerta. Sentirá que si sale, allá afuera las cosas serán peores y tal vez decida quedarse. O con un poquito de fe, expandirá sus doloridas y atrofiadas alas, volará, caerá, volverá a intentar y esta vez saldrá volando por valles verdes, prados de flores, mares, y saboreará la verdadera vida que ha venido a experimentar. 
En tiempos de Leo, es menester salir del clan, salir y hacer nuestra propia historia. No dejes que la necesidad de estructura y seguridad, te anulen. Reflexiones un poco fuertes, en el día de Marte, que está en Escorpio, próximo a su conjunción con Saturno, ayudándonos a remover lo que está allí abajo en el Ukupacha, nuestro mundo subterráneo. ¡Dejemos que las vendas caigan de los ojos!

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