sábado, 28 de enero de 2017

:: luna nueva en Acuario :: círculo y hermandad ::

Este texto es el primero sobre los tránsitos del 2017 :: aquí presento el tránsito de los Nodos Lunares en Acuario y Leo. En el 2017 tendremos cuatro eclipses. El primero será el 11 de febrero en el signo de Leo. La Luna nueva en Acuario de mañana abre este ciclo evolutivo. Otro tránsito importante es la retrogradación de Venus en Marzo y Abril en Aries, otro signo de fuego. De este tránsito hablaré en el próximo artículo. El fuego de este año apunta al corazón, a la creatividad y a la valentía del Yo Soy.

El sábado la Luna nueva en Acuario nos convoca a elevar nuestra mirada y tomar distancia. Nos invita a desapegarnos y abrir nuestra visión. Nos invita a abrazar una perspectiva más amplia de nuestra vida-realidad. Al distanciarnos podemos ver el tiempo moverse. Nos vemos movernos en el tiempo.

Acuario nos habla de una visión del futuro. Un futuro no manifestado que late presente en nuestro corazón. Un futuro que gestamos día a día con la conciencia de que somos sus creadores. La perspectiva a la que Acuario nos convoca nos recuerda que somos creadores artistas de nuestra realidad.

Los deseos de hoy son las creaciones de mañana. Las semillas de hoy darán los frutos que nos nutrirán en el futuro. Acuario nos convoca a tener una visión para nuestra vida; nos convoca a reconocer hacia dónde queremos enfocar nuestro propósito y a crearlo hoy sosteniendo nuestro foco y nuestra intención.

El hoy es el resultado del ayer. Hay una continuidad a la cual pertenecemos. Lo que nos rodea -personal y colectivo- es fruto de lo heredado. Esa continuidad heredada nos habita y se expresa a través de nuestra subjetividad. Somos los ancestros que nos precedieron y somos lo nuevo. Somos la memoria que nos habita y somos el futuro. Somos parte de nuestra tribu y somos únicos. Nuestros ancestros evolucionan a través nuestro. Cada paso que damos, ellos lo dan con nosotros.

Acuario nos convoca a honrar la memoria de nuestros abuelos y a vivir nuestro presente con la conciencia del legado que dejamos para las futuras generaciones.

Sostiene el hilo de la continuidad y abre camino hacia nuevos territorios. Acuario en nosotros es un puente entre tiempos anclado en el presente.

La clave de Acuario está en su posición simbólica : bajo un cielo estrellado el humano vierte una jarra de agua sobre la Tierra. Acuario es un signo de aire (mental) y fijo (nos se mueve). Este no moverse nos habla de una posición, de estar en un lugar y de ejercer una función. El elemento aire nos habla del cielo, de la bóveda celeste que corona al ser humano en la Tierra. Nos habla de nuestro alto cielo, ahí donde se gesta nuestra visión, casa de nuestra inspiración.

Acuario nos habla de nuestra capacidad de visionar y de crear realidades a partir de ideas. Ideas que bajan del Alto Cielo de nuestra mente : ideas que nos fecundan desde las Estrellas y que pasan a través de nosotros para materializarse. Nosotros somos el Agua de la Vida que viene del cielo. Somos sus guardianes. Nuestras creaciones, nuestras ideas, mapas, propósito y creaciones son la jarra que contiene la esencia del agua con la que fecundamos la Tierra.

Somos individuos únicos y cada uno de nosotros contribuye desde su singularidad al tejido colectivo. El agua de nuestras creaciones nutre la Tierra y sus reinos. El reino humano es parte de la Tierra. La familia humana es parte de la conciencia planetaria. Cuando hablamos de la Tierra, hablamos de nosotros. Cuando fecundamos la Tierra con nuestra agua, fecundamos a la humanidad. De ahí que la dimensión social de Acuario pase por el círculo, la comunidad, la tribu, la familia humana. Acuario nos habla de nuestra participación en el proyecto social humano. Nos habla de la visión compartida para la Humanidad.

Acuario nos pide que tomemos conciencia de nuestra participación y colaboración dentro del tejido colectivo, que honremos el agua que entregamos al círculo humano. Agua en forma de palabras, creaciones, acciones, intenciones. Agua que habla del sentimiento que hay detrás de nuestras ideas y visiones. Agua del Amor que conecta.

Acuario es un signo de Amor. Amor a la tribu. Amor al colectivo. Amor a la Humanidad. Amor a la Tierra. Amor al Tiempo. Amor a las Estrellas.

Esta Luna nueva- y la próxima- se dan ambas en el signo de Acuario. Entre la Luna nueva de hoy y la próxima Luna nueva en Acuario -el 26 de febrero- tendremos un eclipse lunar en el signo de Leo – el 11 de febrero-, el opuesto de Acuario. Esto nos indica que esta Luna nueva abre una nueva fase evolutiva, personal y colectiva, con un cambio de narrativa que nos va acompañar durante todo el 2017 y entrado el 2018.

Una de las características de este año es que tendremos una influencia importante del elemento de fuego. En Mayo el eje nodal se muda de la polaridad de Piscis- Virgo a la polaridad de Acuario-Leo. Este año la posición del Nodo Norte de la Luna apunta hacia la casa de Leo. El Nodo Norte de la Luna nos habla del nuevo territorio que hemos de transitar para evolucionar. Leo es un signo de fuego, vinculado a nuestro corazón y nuestra expresión personal. Es el signo de nuestra Soberanía Creativa.

El Nodo Sur de la Luna transitará por Acuario, indicándonos el punto de partida de este camino evolutivo hacia Leo, de dónde venimos. Acuario nos habla del Karma, de las deudas y lecciones que hemos de trascender para crecer. Nos muestra dónde la energía puede estar estancada, dónde hace falta un cambio y un proceso de liberación. Esta liberación la encontramos en Leo.

La sombra de Acuario nos habla del pensamiento sectario, la homogeneidad del grupo (cultural, social o espiritual) como ética y estética dominante. Las modas que gobiernan nuestros gustos, las tecnologías y lenguajes que nos llevan a repetir patrones, a seguir tendencias y que a la vez nos censuran y limitan en la expresión de nuestra singularidad creativa. Nos habla de cualquier movimiento social o espiritual que en nombre de la liberación promueve un pensamiento unitario que inhibe de manera explícita o sutil la libertad de expresión personal.

Un grupo de personas sin propósito personal, sin un pensamiento soberano y creativo individuado es fácil de manipular. La sombra de Acuario nos habla del proceso en el que el pensamiento grupal domina al individuo.

Ante la presión de no diferenciarnos, de seguir la corriente y de no interrogar la realidad consensuada grupal una persona individuada tiene que hacer un acto de valentía y tomarse un riesgo personal para expresar su verdad fuera del consenso grupal. Este riesgo es posible porque ha traspasado las sombras de las heridas de la humillación, la expulsión, el miedo al rechazo, la burla, la soledad y el abandono. Heridas colectivas del abuso del poder que todos llevamos en nuestra memoria y que nos hacen elegir el silencio y la invisibilidad como manera de preservar nuestra pertenencia al grupo. Es probable que en este año veamos cómo este consenso anula la voz de nuestro corazón y nos enfrenta a la delicada decisión de vivir auténticamente y con integridad o traicionarnos en nombre del consenso.

El Nodo Norte en Leo nos indica que este año estamos convocados a trabajarnos el coraje de liderar desde el amor que brota de la conquista de nuestra propia sombra grupal internalizada. El fuego de nuestro corazón alquímico, voz de nuestro amor propio, valor propio y honra personal, se ofrece al círculo sin sacrificio. La entrega de este Amor Personal al círculo es un acto de solidaridad ya que sabemos que como semilla creadora solar que somos hacemos de espejo y somos la voz que ayuda al despertar de otros. Este año, lo que nos autorizamos en nombre de la nuestra integridad personal y desde la expresión de nuestro corazón es la mayor y más generosa contribución que podemos hacer al grupo. Este es el liderazgo compasivo que tanto necesitamos. No se trata de tener poder, de dominar o de mandar. Se trata de amar y de confiar en el poder del amor como energía que inspira y fecunda. Lo de uno es de todos y este año la evolución del grupo pasa por cada corazón individual.

Estamos llamados a dejar de ser inquisidores los unos de los otros para encontrarnos en la solidaridad del apoyo mutuo en un proceso consciente de liberación individual que transforma el tejido grupal. Este es un proceso absolutamente necesario para el futuro de la Humanidad. Esta es la visión que estamos llamados a honrar para co-crear juntos otra posibilidad para la familia humana. Esto implica entender y desentrañar de manera compasiva y neutral las ramificaciones psicológicas y energéticas de las estructuras jerárquicas internalizadas a través de nuestra crianza y educación, a través de la religión y el sistema político y cultural.

Implica un cultivo personal del deseo creativo de expresión auténtica. Implica vencer el miedo a la presión grupal, al juicio y a las represalias defensivas de quien necesita dominar. Implica el riesgo de presentarnos en el escenario, de visibilizarnos, de expresarnos. Implica una renovación de nuestra comprensión de lo que es el poder personal y el poder grupal.

En el juego de la jerarquía los jefes están arriba, mandan y dominan y, debajo – en forma de escalera- le obedecen unos que son jefes de otros y así hasta la base en la que se encuentran los oprimidos, explotados, los esclavos que miran hacia arriba queriéndose liberar del peso de la pirámide. Esta estructura se alimenta del deseo de querer estar un peldaño más arriba, o de tener lo que los que están por encima de nosotros tienen. Esta estructura se alimenta del deseo de tener el poder que no tenemos, o que sentimos no tener. Cuando hablamos de retomar nuestro poder, ¿de qué hablamos? ¿de subir los peldaños para ser como los de arriba, para mandar y dominar? ¿o se trata del poder de salirnos de la estructura, de no jugar el juego? ¿nos rebelamos de la opresión en nombre de la libertad personal y colectiva, o nos rebelamos para garantizar nuestros deseos básicos de sobrevivencia y seguridad?

El binomio de la dictadura y la revolución es parte del juego piramidal. De ahí que grandes revoluciones desemboquen en otra forma de expresión autoritaria y dictatorial. Esta revolución que se levanta de la base para derrocar al poder es parte de un paradigma antiguo que se repite, se reproduce y sigue sosteniendo la pirámide, el juego. Protestamos, pedimos más derechos y privilegios, se aplacan nuestras demandas porque hemos conseguido algo de lo que necesitamos y, sin embargo, el espejo de lo que hemos creado hasta ahora nos devuelve una imagen de que esta máquina no funciona.

La libertad empieza en nuestro interior. El paso evolutivo, el nuevo paradigma personal y colectivo, implica el desmantelamiento de esta pirámide jerárquica para dar paso a un verdadero círculo de líderes. Seres, personas, individuos que han alcanzado la soberanía personal, la libertad de ser, que no tienen miedo a expresar su diferencia, singularidad y que, sobretodo, al hacerlo a nivel personal también lo hacen para el colectivo. Agentes de cambio que reconocen que el cambio es interno, íntimo y profundo, que no temen el juicio y la censura de la realidad consensuada, que pueden sostener su verdad sin miedo a la humillación, el rechazo, a la violencia de la expulsión.

Estas personas han tocado el corazón del trauma de la humanidad en su propio interior. Han atravesado las sombras de la violencia del abuso del poder, las memorias ancestrales de las dictaduras y la inquisición, de la colonización. Honran su verdad con integridad, no intentan dominar ni mandar a otros, buscan colaborar en solidaridad sin comprometer ni sacrificar su salud, su tiempo y su energía. Desde esta verdad se ofrecen al mundo. Desde el liderazgo de su propia autenticidad, desde sus propias sombras integradas, desde sus heridas sanadas entregan su Agua y fecundan la Tierra y la Humidad con el Espíritu que los inspira.

Es probable que el 2017 nos traiga poderosas voces incendiadas por fuego y la pasión de su amor y su valentía. Es probable que nuevos liderazgos se levanten con propuestas visionarias de cómo fortalecer conexiones auténticas y reconstruir el tejido colectivo tocado por la desconfianza, la competitividad, el juicio y el abuso del poder. Es probable que nos traiga también un arraigo feroz al poder, resistencias a la renovación de liderazgos que lleve a cerrar puertas, a sellar grupos, a levantar muros. Este es el peligro : que el miedo al cambio genere respuestas rígidas que separan y aíslan en vez de nutrir la conectividad desde el respeto y la integración.

La Luna nueva de Acuario nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre estos temas en nuestra vida, nuestras asociaciones, sobre nuestra expresión personal y sobre nuestra autocensura. Nos invita a interrogar a quienes obedecemos, a quienes servimos y a quienes entregamos nuestra energía creativa. Esta reflexión nos acompaña todo el mes, especialmente durante las dos semanas previas al eclipse en Leo del 11 de febrero. Es probable que tengamos oportunidades de experimentar o atestiguar escenarios en los que estas fuerzas entran en juego.

Así como el orden global, las corporaciones y el colonialismo nos habla de la violencia contra el Yo, esta Luna nos invita a ir más lejos y observar como el Yo Creativo es reprimido de maneras mucho más sutiles en espacios que aparentemente promueven la libertad y que, sin embargo, se expresan en nombre de la circularidad con estructuras de poder piramidales. Lo único que necesitamos saber es que estas estructuras son la voz de un paradigma antiguo. El nuevo paradigma brota desde adentro de cada uno de nosotros.

Esta Luna nos invita a poner un foco y una intención para alinearnos de manera creativa y soberana con esta nueva visión para la Humanidad. Una intención en la que cultivamos la solidaridad con nosotros mismos primero, la compasión hacia lo que emerge, la paciencia y la tolerancia hacia las expresiones del miedo, del juicio, de la rebeldía; sin perder el eje de la individualidad y el respeto propio hacia lo que nuestro corazón siente y necesita. El llamado bajo esta Luna es a cultivar el apoyo mutuo en nuestras relaciones abrazando también nuestras diferencias desde el respeto mutuo radical, evitando el juicio hacia lo que no comprendemos en el otro, en nosotros.

Esta tarea nos puede resultar particularmente difícil de integrar ya que, bajo esta Luna, Venus en Piscis hace una cuadratura exacta con Saturno en Sagitario. El amor expansivo y unificador inspirado por la trascendencia y la disolución del ego se encuentra ante la rígida y fría mirada del dogma y de la ley. El idealismo de un amor que nos unifique a todos en un propósito común se encuentra con la realidad. Realidad que se puede revelar cruel en la medida que nos pide que construyamos este amor, manos en la masa, a través de la transformación de creencias muy profundas que todavía moldean nuestra manera de relacionarnos los unos con los otros.

Nos sentimos todos con derecho a juzgar la diferencia de nuestros hermanas, hermanos y vecinos. Todavía miramos hacia afuera para encontrar la fuente de nuestro agravio, la causa de nuestra indignación. El otro, siempre el otro, como el depositario de todas nuestras frustraciones y demandas. Esta Luna revelar la violencia de nuestro juicio hacia otros, hacia nosotros. También puede revelar la necesidad de poner límites a la invasión de la mirada y del juicio ajeno. Es importante recordar que nada de esto es personal, son energías que piden de nuestra conciencia para ser encauzadas de manera creativa y dinámica. Sin nuestra conciencia la fuerza de los planetas nos domina, con nuestra conciencia se transforman en recursos.

La conciencia a la que esta Luna nueva en Acuario nos convoca es a recuperar el hilo de la memoria y reconocer la profunda herida que nos hemos causado los unos a los otros a través de la autorización que nos hemos dado a juzgar nuestras diferencias. Es parte de nuestro tejido colectivo: germen de la desconfianza que ha hecho que hermanos y hermanas se enfrenten en guerra entre sí. Esta Luna nos invita a abrazar el perdón hacia este rasgo que tenemos tan internalizado y de sanar las heridas que nos hemos causado desde la ignorancia de no valorar el costo que ha tenido este juicio. Esta Luna nos invita a sembrar la semilla de la sanación del trauma de la violencia que ejercemos los unos con los otros queriendo imponer nuestra verdad, comparándonos y juzgando los erros ajenos como imperdonables.

Acuario es el signo de la amistad, del amor incondicional entre hermanos y hermanas hijos e hijas de la misma Tierra y del mismo Cielo : todos portadores de la misma Agua Sagrada de la Vida. Todos fecundados bajo el mismo Cielo.

Vienen tiempos en que iremos reconociendo cada vez más el valor inconmensurable de la amistad incondicional y consciente. Como portal que anuncia un nuevo ciclo de crecimiento, esta Luna nueva en Acuario nos invita a abrazar el camino de la amistad consciente como una voz del Activismo Sagrado y del Liderazgo Compasivo : voces de un nuevo paradigma para la Humanidad.

Una amistad consciente que abraza la individuación del otro, que abraza la independencia, la autonomía y la libertad del otro como voz de la propia. Consciente en el deseo compartido de saber que no está en guerra ni en lucha. La amistad como un espacio sagrado de respeto. Este es el tejido en el que el amor se experimenta a sí mismo a través de deseos, visiones y creaciones compartidas. Una mirada que abraza la sombra del otro como suya, esa oscuridad mutua que invita a abrir los ojos y vernos compasivamente. Un espacio que nos convoca a jugar, que abraza la espontaneidad y la autenticidad del otro sin sentir amenaza, aunque nos parezca extraño, aunque nos parezca ajeno.

Estos son algunos de los vientos que soplan para este nuevo año. Este mes de febrero es propicio para soñar en voz alta, para tejer juntos, para dar forma al sueño del agua, al sueño de nuestros abuelos, al sueño de las futuras generaciones.

Aquí y ahora, somos el puente entre el arriba y el abajo, entre el adentro y el afuera, entre los unos y los otros.

Paloma Todd 


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