domingo, 25 de junio de 2017

El estado de las cosas

Así están las cosas. Irrefutables. Conmocionantes. Complejas. La falta es la materia prima del deseo por lo tanto le pertenece, y en esa posesión que es invisible a nuestros ojos, sin embargo es esencial a nuestra mirada y a nuestro sentir. Así están las cosas, con la vida cargada de felicidad elocuente o de miseria abundante, de torpezas que repetimos y temores de los cuales huimos.
Pero cuando se ama y se es amado, todo adquiere una dimensión inexplicable, como por ejemplo, escribir estas tontas frases nocturnas y haciéndolo por mi, narcisismo del rey del imperio de la soledad.
Cuando uno ama, y no necesariamente a una mujer, ama ese estado de las cosas que hacen de uno una persona diferente, pasional, con convicciones, comprometida con la pulsión de vida. Pero si además se ama a una mujer, el estado de las cosas se animan como cuando se ama a alguien sabiendo que llegará la muerte, como ésa que llega a la vida en el momento menos oportuno. O que llega a la muerte y le gana con el poder del deseo.

Juan Marin 



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