Hoy cruzamos el umbral de la Luna nueva en el signo de Sagitario. En esta constelación el Sol y la Luna se unen para potenciar nuestra conexión con nuestra visión para el futuro. Aquí soñamos en grande. Aquí nuestra flecha apunta hacia las estrellas.
En esta lunación sentimos con fuerza los potenciales a ser manifestados. Estamos en una centrífuga gestante de posibilidades. Algunos con mayor o menor certezas del rumbo a tomar, otros abrazando la presión del compromiso y la responsabilidad que implica hacernos cargo de nuestros sueños. Algunos con solo un atisbo sutil de lo que quiere abrirse de adentro hacia fuera en nuevos potenciales creativos. Otros con angustia y prisa por hacer realidad el fuego del deseo que nos quema por dentro. Otros con el foco afinado y entregados de lleno y entusiasmo en un nuevo proyecto creativo. Otros en la frontera sabiendo que es tiempo de saltar y sin recordar que para volar hay que abrir las alas y que estas abren con la fuerza del salto.
Esta Luna nueva en Sagitario nos envuelve en un sentimiento de extrañeza, como si camináramos nuevas tierras a la vez que seguimos habitando nuestra realidad familiar. ¿podemos estar en dos tiempos al mismo tiempo? Júpiter, regente de Sagitario, se encuentra en Escorpio acompañado de Vesta y de Marte. La participación de Escorpio en la lunación de hoy nos invita a abrazar el misterio y a entregarnos plenamente al sentimiento de incertidumbre que nos acompaña. Nos invita a no huir, a no escapar, a quedarnos un tiempo en este espacio no carteado, no reconocido. Puede ser interno, puede ser externos. Puede ser incómodo, inesperado. Puede hacernos sentir que algo no anda bien.
Venus está en conjunción con el Sol y la Luna. Venus refuerza un sentimiento de pertenencia al sueño o visión que queremos habitar. Desde Aries, Urano actúa en ángulo con esta triple conjunción en Sagitario. Hay mucho fuego encendido y a la vez hay una frialdad cohabita con este calor. Esta frialdad puede hablar con voz de duda o de crítica interna y desafiar nuestra confianza. Puede hablar con voz de personas o situaciones en nuestro entorno que nos reflejan frio afectivo, dureza crítica.
Con la presencia de Urano también nos habla de algún tipo de situación inesperada que nos saca de nuestro curso, irrumpe en la trayectoria de nuestra flecha. Esta interrupción nos invita a contemplar nuevas posibilidades de cómo habitar nuestro sueño, de reformar nuestra visión, de desviarnos, perdernos para reencontrar el curso. Este desvío tiene potenciales creativos y depende de nuestra adaptabilidad el aprovechar la coyuntura.
Puesto de otra manera esta Luna nos invita a adaptarnos a las circunstancias que emergen aunque parezcan romper con nuestras certezas y seguridades. Esta adaptación también nos habla de flexibilidad creativa en medio de circunstancias caóticas. El peligro bajo esta Luna nueva es que nuestra resistencia o rigidez a aceptar los cambios inesperados puede crear tensión. Con la fuerza de Urano actuando a favor de la liberación de nuestra energía creativa es importante que reconozcamos que lo que resiste a Urano se rompe. Al menos que queramos poner fin a algo, mejor esperar que pasen estos días antes de dejarnos llevar. La libertad toma su curso pero no por ello hemos de perder nuestro libre albedrío. Elegir la libertad es una responsabilidad. Elegir que queremos soltar y cómo lo queremos soltar también.
En esta Luna converge el pasado con el futuro. Nuestro presente se asemeja al encuentro del rio con el mar, cuando el agua dulce desemboca en la salada. Nuestro cauce, nuestras pasadas decisiones y vivencias, nos han traído hasta aquí. Un límite o borde ha contenido nuestra fuerza creativa, la ha delimitado y ahora el sentimiento es que esta fuerza se abre y se expande en un territorio desconocido. Esta expansión nos entusiasma. Con más o menos conciencia, la hemos convocado, invocado. Está aquí y el abismo se abre ante nosotros. ¿hay marcha atrás? ¿es posible detener lo que hemos puesto en marcha?
Este sentimiento de expansión nos entusiasma y a la vez nos da miedo. Es probable que estas semanas hayan activado un cuerpo de miedos. Algunos familiares y conocidos, otros intangibles, extraños y misteriosos.
La verdad es que no tenemos control sobre el poder que convoca el temor. Cuando el miedo emerge solo tenemos la posibilidad de reconocerlo y responder. Esta Luna nos ofrece una bella oportunidad de relacionarnos con nuestros miedos de manera creativa. Resignificar la función del miedo potencia otra relación con esta fuerza. Decimos que donde hay miedo no hay amor. Entonces el miedo es la expresión de un desamor. Entonces nuestro miedo es un reclamo de amor.
Amar nuestro miedo es un buen comienzo. En vez de huir de él, démosle su tiempo y espacio para que exprese lo que necesita. Esta es una respuesta creativa. Tal vez el miedo nos pide que descansemos, que vayamos más lento, que nos cuidemos más, que nos exijamos menos. Tal vez el miedo no alerta de que estamos haciendo fugas hacia el futuro, saltando etapas, sin honrar las sutiles expresiones y necesidades del presente. Necesidades que interpretamos como limitaciones, frenos, obstáculos. Nos obstinamos y hacemos fuerza, empujamos. Nos herimos.
Si bajo esta lunación el miedo se presenta, digámosle : bienvenido miedo, te escucho, y preguntémosle, ¿qué parte de mi me habla a través tuyo?
Esta Luna nueva nos invita a relacionarnos con el miedo como un portal de transformación en el que potenciamos nuestros recursos creativos. El miedo es la composta del entusiasmo y la confianza. El miedo es el alimento que fertiliza la fuerza de un renacimiento. El miedo nos hace daño cuando nos resistimos, cuando nos acusamos de sentir miedo, cuando nos juzgamos. Estas son expresiones de la sombra de Saturno. No nos es útil. Lo que si nos es útil es reconocer a nuestro miedo como un aliado, como un potenciador de recursos creativos.
Bajo esta Luna la combinación de Marte y Júpiter en Escorpio nos dan un toque de magos y guerreros del inconsciente. Tal vez este es un momento en que traspasamos miedos antiguos y liberamos nuestro sueño de restricciones y condicionamientos obsoletos. Tal vez encontramos la confianza y la valentía para bracear tierras internas extrañas y conquistamos energía que antes no estaba a nuestra disposición. Tal vez ya estamos listos a abrirnos a una dimensión nueva de nuestro ser, de nuestra expresión.
Con esta Luna nueva cerramos el año 2017. Estamos en transición hacia un nuevo ciclo. Saturno está ahora en el último grado de Sagitario en tránsito hacia Capricornio. El término astrológico para esta posición es “fuera de curso”. Cuando un planeta está fuera de curso está suspendido entre tiempos. Estamos entre dos energías. Estamos entre tiempos. Estamos cerrando un ciclo que abrió en diciembre del 2014, cuando Saturno entró en Sagitario. Unido a este momento de Saturno, Mercurio retrógrado en Sagitario nos ha llevado a recapitular, a recorren tiempos pasados. De ahí la posible sensación de extrañeza, vacío, vértigo, agotamiento, inercia. Estas voces nos piden un tiempo para digerir e integrar, para caminar esta transición con delicadeza y cuidado. Si empujamos hacia delante sin abrir un espacio de escucha y reflexión, si no honramos este ecosistema transitorio, nuestras defensas más profundas se activan y nos paralizan.
Algunos nos hemos sumergido en un sentimiento de duelo, de pérdida. Para otros el miedo al futuro a cruzado nuestro camino. Estas pasadas semanas han tenido un sabor melancólico. No es para menos, estamos digiriendo el tránsito de Saturno en Sagitario, que no ha sido fácil, en la medida que la energía de Sagitario es expansiva y la de Saturno contrae. Parece contradictorio y sin embargo la inteligencia planetaria nos invita a unir esta aparente diferencia en una alquimia creativa. Así como la mano empuja la arcilla en el torno para abrirse espacio, así también necesita de la otra mano para detener esta expansión y dar forma a la vasija. Es un diálogo y una colaboración que nos invita a la maestría del movimiento de nuestra manos creadoras. Este diálogo es una metáfora que nos inspira a encontrar el equilibrio entre nuestro miedo y nuestra confianza, entre la austeridad y la abundancia, entre nuestra fe y nuestro escepticismo. ¿me lo creo? ¿soy realmente capaz? ¿estoy exagerando?
Otra metáfora para integrar las lecciones de Saturno es la de picar piedra . ¿cómo se construye un templo? La magia no se da en los deseos no manifestados, los sueños que solo se quedan en la mente y en la palabra. La magia está en sostener las largas horas de trabajo continuo, a veces ingrato -sobretodo invisible- que con constancia y dedicación va dando forma a nuestro sueño. Sin Saturno no hay magia. Esta Luna nos invita a convocar la magia de alquimizar nuestro deseo con nuestra capacidad de materializarlo. Nos invita a tejer un puente entre la visión y la práctica.
Tal vez la melancolía emerge cuando nos damos cuenta que nos cuesta sostener nuestra dedicación y nuestro tiempo en tareas que no nos traen satisfacción inmediata. Esa es la lección de Saturno, la madurez. Nuestros deseos infantiles se enfrentan a la gran lección del tiempo. Toma tiempo edificar nuestros proyectos. La era de la tecnología -o la nueva era espiritual- nos empuja a consumir experiencias que parecen satisfacer nuestra curiosidad, nuestra necesidad de juego y de conexión. Esa es la trampa de los estímulos mentales, las fantasías y los trances, activan nuestra bioquímica y nos ofrecen un sentimiento de satisfacción, realización e incluso pertenencia. Sin embargo, cuando salimos del trance nos reencontramos con la realidad de lo no realizado. Nos encontramos con el frio de Saturno. En este contexto Saturno actúa como un balde de agua fría. Saturno es denso, sí, porque nos habla desde la materia y sus leyes.
La construcción de una casa, de un proyecto, de una relación pide que nos relacionemos con el tiempo con respeto, humildad y entrega. Entonces, los miedos y las tristezas que emergen en estos momentos tal vez solo nos muestran la parte de nosotros que quiere crecer, que quiere madurar, que quiere construir algo sólido. Para honrar esta voz nos hemos de despedir con amor, gratitud y respeto de la parte de nosotros que no quiere crecer, que no se quiere comprometer con la lentitud del tiempo creativo, la parte de nosotros que quiere escapar de la responsabilidad. Esta Luna nueva nos convoca a que nos comprometamos con nuestro sueño y, sobre todo, con la práctica necesaria para llevarlo a cabo. Práctica que nos habla de la alquimia de la paciencia, constancia, confianza y entusiasmo. Esta Luna nueva nos invita a abrazar con entusiasmo la responsabilidad que implica materializar nuestro deseo.
La pasada Luna nueva fue en Escorpio. El tránsito de Escorpio a Sagitario nos habla de una luz rescatada de la sombra. Luz de un sueño renovado. Luz de un recurso resucitado. Luz de una energía rescatada. Esta luz la sentimos viva en Sagitario y será la que honraremos en el Solsticio de Diciembre. La cuidaremos y crecerá para brotar con fuerza en Marzo. Florecerá, dará frutos y volverá a entrar en el ciclo del desprendimiento para renovarse y brotar nuevamente multiplicando sus semillas y sus ramas.
Este Solsticio coincide con la entrada de Saturno en Capricornio. Algo nos dice que la luz de este año es especial. Algo nos habla de una semilla que puede dar largos frutos y acompañarnos por muchas vueltas en la espiral del tiempo. A veces ante grandes momentos llenos de potencial creativo se activan miedos mayores. Tal vez el miedo que emerge es proporcional al amor que quiere brotar. Esta Luna nos invita a cuidar de este momento, a no precipitarnos. Poco a poco en las próximas semanas que culminan en la Luna llena en Cáncer del 2 de enero lo extraño ser hará más familiar, lo ajeno más próximo y lo inabarcable, accesible.
En esta lunación sentimos con fuerza los potenciales a ser manifestados. Estamos en una centrífuga gestante de posibilidades. Algunos con mayor o menor certezas del rumbo a tomar, otros abrazando la presión del compromiso y la responsabilidad que implica hacernos cargo de nuestros sueños. Algunos con solo un atisbo sutil de lo que quiere abrirse de adentro hacia fuera en nuevos potenciales creativos. Otros con angustia y prisa por hacer realidad el fuego del deseo que nos quema por dentro. Otros con el foco afinado y entregados de lleno y entusiasmo en un nuevo proyecto creativo. Otros en la frontera sabiendo que es tiempo de saltar y sin recordar que para volar hay que abrir las alas y que estas abren con la fuerza del salto.
Esta Luna nueva en Sagitario nos envuelve en un sentimiento de extrañeza, como si camináramos nuevas tierras a la vez que seguimos habitando nuestra realidad familiar. ¿podemos estar en dos tiempos al mismo tiempo? Júpiter, regente de Sagitario, se encuentra en Escorpio acompañado de Vesta y de Marte. La participación de Escorpio en la lunación de hoy nos invita a abrazar el misterio y a entregarnos plenamente al sentimiento de incertidumbre que nos acompaña. Nos invita a no huir, a no escapar, a quedarnos un tiempo en este espacio no carteado, no reconocido. Puede ser interno, puede ser externos. Puede ser incómodo, inesperado. Puede hacernos sentir que algo no anda bien.
Venus está en conjunción con el Sol y la Luna. Venus refuerza un sentimiento de pertenencia al sueño o visión que queremos habitar. Desde Aries, Urano actúa en ángulo con esta triple conjunción en Sagitario. Hay mucho fuego encendido y a la vez hay una frialdad cohabita con este calor. Esta frialdad puede hablar con voz de duda o de crítica interna y desafiar nuestra confianza. Puede hablar con voz de personas o situaciones en nuestro entorno que nos reflejan frio afectivo, dureza crítica.
Con la presencia de Urano también nos habla de algún tipo de situación inesperada que nos saca de nuestro curso, irrumpe en la trayectoria de nuestra flecha. Esta interrupción nos invita a contemplar nuevas posibilidades de cómo habitar nuestro sueño, de reformar nuestra visión, de desviarnos, perdernos para reencontrar el curso. Este desvío tiene potenciales creativos y depende de nuestra adaptabilidad el aprovechar la coyuntura.
Puesto de otra manera esta Luna nos invita a adaptarnos a las circunstancias que emergen aunque parezcan romper con nuestras certezas y seguridades. Esta adaptación también nos habla de flexibilidad creativa en medio de circunstancias caóticas. El peligro bajo esta Luna nueva es que nuestra resistencia o rigidez a aceptar los cambios inesperados puede crear tensión. Con la fuerza de Urano actuando a favor de la liberación de nuestra energía creativa es importante que reconozcamos que lo que resiste a Urano se rompe. Al menos que queramos poner fin a algo, mejor esperar que pasen estos días antes de dejarnos llevar. La libertad toma su curso pero no por ello hemos de perder nuestro libre albedrío. Elegir la libertad es una responsabilidad. Elegir que queremos soltar y cómo lo queremos soltar también.
En esta Luna converge el pasado con el futuro. Nuestro presente se asemeja al encuentro del rio con el mar, cuando el agua dulce desemboca en la salada. Nuestro cauce, nuestras pasadas decisiones y vivencias, nos han traído hasta aquí. Un límite o borde ha contenido nuestra fuerza creativa, la ha delimitado y ahora el sentimiento es que esta fuerza se abre y se expande en un territorio desconocido. Esta expansión nos entusiasma. Con más o menos conciencia, la hemos convocado, invocado. Está aquí y el abismo se abre ante nosotros. ¿hay marcha atrás? ¿es posible detener lo que hemos puesto en marcha?
Este sentimiento de expansión nos entusiasma y a la vez nos da miedo. Es probable que estas semanas hayan activado un cuerpo de miedos. Algunos familiares y conocidos, otros intangibles, extraños y misteriosos.
La verdad es que no tenemos control sobre el poder que convoca el temor. Cuando el miedo emerge solo tenemos la posibilidad de reconocerlo y responder. Esta Luna nos ofrece una bella oportunidad de relacionarnos con nuestros miedos de manera creativa. Resignificar la función del miedo potencia otra relación con esta fuerza. Decimos que donde hay miedo no hay amor. Entonces el miedo es la expresión de un desamor. Entonces nuestro miedo es un reclamo de amor.
Amar nuestro miedo es un buen comienzo. En vez de huir de él, démosle su tiempo y espacio para que exprese lo que necesita. Esta es una respuesta creativa. Tal vez el miedo nos pide que descansemos, que vayamos más lento, que nos cuidemos más, que nos exijamos menos. Tal vez el miedo no alerta de que estamos haciendo fugas hacia el futuro, saltando etapas, sin honrar las sutiles expresiones y necesidades del presente. Necesidades que interpretamos como limitaciones, frenos, obstáculos. Nos obstinamos y hacemos fuerza, empujamos. Nos herimos.
Si bajo esta lunación el miedo se presenta, digámosle : bienvenido miedo, te escucho, y preguntémosle, ¿qué parte de mi me habla a través tuyo?
Esta Luna nueva nos invita a relacionarnos con el miedo como un portal de transformación en el que potenciamos nuestros recursos creativos. El miedo es la composta del entusiasmo y la confianza. El miedo es el alimento que fertiliza la fuerza de un renacimiento. El miedo nos hace daño cuando nos resistimos, cuando nos acusamos de sentir miedo, cuando nos juzgamos. Estas son expresiones de la sombra de Saturno. No nos es útil. Lo que si nos es útil es reconocer a nuestro miedo como un aliado, como un potenciador de recursos creativos.
Bajo esta Luna la combinación de Marte y Júpiter en Escorpio nos dan un toque de magos y guerreros del inconsciente. Tal vez este es un momento en que traspasamos miedos antiguos y liberamos nuestro sueño de restricciones y condicionamientos obsoletos. Tal vez encontramos la confianza y la valentía para bracear tierras internas extrañas y conquistamos energía que antes no estaba a nuestra disposición. Tal vez ya estamos listos a abrirnos a una dimensión nueva de nuestro ser, de nuestra expresión.
Con esta Luna nueva cerramos el año 2017. Estamos en transición hacia un nuevo ciclo. Saturno está ahora en el último grado de Sagitario en tránsito hacia Capricornio. El término astrológico para esta posición es “fuera de curso”. Cuando un planeta está fuera de curso está suspendido entre tiempos. Estamos entre dos energías. Estamos entre tiempos. Estamos cerrando un ciclo que abrió en diciembre del 2014, cuando Saturno entró en Sagitario. Unido a este momento de Saturno, Mercurio retrógrado en Sagitario nos ha llevado a recapitular, a recorren tiempos pasados. De ahí la posible sensación de extrañeza, vacío, vértigo, agotamiento, inercia. Estas voces nos piden un tiempo para digerir e integrar, para caminar esta transición con delicadeza y cuidado. Si empujamos hacia delante sin abrir un espacio de escucha y reflexión, si no honramos este ecosistema transitorio, nuestras defensas más profundas se activan y nos paralizan.
Algunos nos hemos sumergido en un sentimiento de duelo, de pérdida. Para otros el miedo al futuro a cruzado nuestro camino. Estas pasadas semanas han tenido un sabor melancólico. No es para menos, estamos digiriendo el tránsito de Saturno en Sagitario, que no ha sido fácil, en la medida que la energía de Sagitario es expansiva y la de Saturno contrae. Parece contradictorio y sin embargo la inteligencia planetaria nos invita a unir esta aparente diferencia en una alquimia creativa. Así como la mano empuja la arcilla en el torno para abrirse espacio, así también necesita de la otra mano para detener esta expansión y dar forma a la vasija. Es un diálogo y una colaboración que nos invita a la maestría del movimiento de nuestra manos creadoras. Este diálogo es una metáfora que nos inspira a encontrar el equilibrio entre nuestro miedo y nuestra confianza, entre la austeridad y la abundancia, entre nuestra fe y nuestro escepticismo. ¿me lo creo? ¿soy realmente capaz? ¿estoy exagerando?
Otra metáfora para integrar las lecciones de Saturno es la de picar piedra . ¿cómo se construye un templo? La magia no se da en los deseos no manifestados, los sueños que solo se quedan en la mente y en la palabra. La magia está en sostener las largas horas de trabajo continuo, a veces ingrato -sobretodo invisible- que con constancia y dedicación va dando forma a nuestro sueño. Sin Saturno no hay magia. Esta Luna nos invita a convocar la magia de alquimizar nuestro deseo con nuestra capacidad de materializarlo. Nos invita a tejer un puente entre la visión y la práctica.
Tal vez la melancolía emerge cuando nos damos cuenta que nos cuesta sostener nuestra dedicación y nuestro tiempo en tareas que no nos traen satisfacción inmediata. Esa es la lección de Saturno, la madurez. Nuestros deseos infantiles se enfrentan a la gran lección del tiempo. Toma tiempo edificar nuestros proyectos. La era de la tecnología -o la nueva era espiritual- nos empuja a consumir experiencias que parecen satisfacer nuestra curiosidad, nuestra necesidad de juego y de conexión. Esa es la trampa de los estímulos mentales, las fantasías y los trances, activan nuestra bioquímica y nos ofrecen un sentimiento de satisfacción, realización e incluso pertenencia. Sin embargo, cuando salimos del trance nos reencontramos con la realidad de lo no realizado. Nos encontramos con el frio de Saturno. En este contexto Saturno actúa como un balde de agua fría. Saturno es denso, sí, porque nos habla desde la materia y sus leyes.
La construcción de una casa, de un proyecto, de una relación pide que nos relacionemos con el tiempo con respeto, humildad y entrega. Entonces, los miedos y las tristezas que emergen en estos momentos tal vez solo nos muestran la parte de nosotros que quiere crecer, que quiere madurar, que quiere construir algo sólido. Para honrar esta voz nos hemos de despedir con amor, gratitud y respeto de la parte de nosotros que no quiere crecer, que no se quiere comprometer con la lentitud del tiempo creativo, la parte de nosotros que quiere escapar de la responsabilidad. Esta Luna nueva nos convoca a que nos comprometamos con nuestro sueño y, sobre todo, con la práctica necesaria para llevarlo a cabo. Práctica que nos habla de la alquimia de la paciencia, constancia, confianza y entusiasmo. Esta Luna nueva nos invita a abrazar con entusiasmo la responsabilidad que implica materializar nuestro deseo.
La pasada Luna nueva fue en Escorpio. El tránsito de Escorpio a Sagitario nos habla de una luz rescatada de la sombra. Luz de un sueño renovado. Luz de un recurso resucitado. Luz de una energía rescatada. Esta luz la sentimos viva en Sagitario y será la que honraremos en el Solsticio de Diciembre. La cuidaremos y crecerá para brotar con fuerza en Marzo. Florecerá, dará frutos y volverá a entrar en el ciclo del desprendimiento para renovarse y brotar nuevamente multiplicando sus semillas y sus ramas.
Este Solsticio coincide con la entrada de Saturno en Capricornio. Algo nos dice que la luz de este año es especial. Algo nos habla de una semilla que puede dar largos frutos y acompañarnos por muchas vueltas en la espiral del tiempo. A veces ante grandes momentos llenos de potencial creativo se activan miedos mayores. Tal vez el miedo que emerge es proporcional al amor que quiere brotar. Esta Luna nos invita a cuidar de este momento, a no precipitarnos. Poco a poco en las próximas semanas que culminan en la Luna llena en Cáncer del 2 de enero lo extraño ser hará más familiar, lo ajeno más próximo y lo inabarcable, accesible.
Fuente: Paloma Todd
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