domingo, 15 de septiembre de 2013

LA “TRAMPA” DEL ÁRBOL GENEALÓGICO NOS CONDUCE A UN DESTINO…


Alejandro Jodorowsky:

Cuando conoces los problemas que te transmite tu árbol genealógico hay que desidentificarse, haciendo de ese árbol una entidad danzante, aliada y luminosa. Somos portadores de los conflictos no solucionados de nuestro árbol, el cual arrastra mucho sufrimiento aunque también trae consigo muchos dones.

Me gusta esa manera de enfocar el asunto: en el árbol hay sufrimiento, pero también dones. Me gustaría preguntar, ¿por qué nacer es algo tan complejo?…

AJ: Porque somos producto de proyecciones, nadie nos ve, todos proyectan imágenes sobre nosotros como en una pantalla de cine. Nos enamoramos de alguien por su forma física, profesión, apellido, nombre de pila, pero no por lo que verdaderamente es esa persona. ¡Nos hemos enamorado de una proyección! Después lucharemos para que esa persona cambie y se amolde a nuestras pretensiones en un feroz combate que acabará por destruirnos.

Pero muchas veces nuestros padres no nos ven debido a que están preocupados por todas las dificultades que la vida les plantea. No tienen tiempo, o tienen muy poco para nosotros…

AJ: Si tus padres no te han visto como eres, acabas teniendo sed de público acabas siendo actor. Es el síndrome del niño “invisible” que para compensar se transforma en un actor.

Supongo que el caso de un profesor viene a ser lo mismo ya que se expone a la mirada de los otros cada día…
Se cometen un montón de atrocidades. ¿Qué podemos hacer?

AJ: Hay que detener la culpabilidad, no sirve para nada. Cometer errores es humano, aprendemos de ello para no repetirlos, elevando nuestra conciencia y la de los que entran en contacto con nosotros. ¡Todos nuestros errores son divinizados porque se vuelven útiles a los otros!

¿Qué debemos buscar en el árbol? Lo digo por su increíble complejidad, hay tantas “ramas”… (Datos, nombres, fechas, cambios, mentiras, verdades, ocultaciones)

AJ: El árbol tiene un comportamiento oculto que nos posee. Podemos buscar la “trampa” del árbol. La que nos conduce a un destino más o menos reconocible según sea nuestro grado de conciencia. Si la elevamos, podemos mejorar nuestro destino




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