viernes, 27 de septiembre de 2013
Yo te libraré del miedo, de ese temor tuyo por lo que pueda venir. Yo no soy muy fuerte; pero el cariño que te tengo sí es fuerte y grande y no se acaba. Es como un árbol que ha enraizado mucho en esa tierra que eres tú y de la cual me será difícil desprenderme ya. Y porque eres así, como la tierra, noble y hermosa y llena de prodigios, por eso no podré olvidarte.
Juan Rulfo, Aire de las colinas.
Pasarán las peores cosas, los peores días y también los ratos en los que uno se siente muy infortunado, pero tú siempre estarás allí como la luna en la noche, acabando con las malas impresiones del día.
Tú siempre y en cada instante mujercita de los ojos llenos de ternura, estarás ahí, permanecerás siempre conmigo.
Juan Rulfo, Aire de las colinas.
Más de una vez me siento expulsado y con ganas
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ningún sitio, a nadie.
¿Será en indicio de que nunca más
podré no ser un exiliado?
¿Qué aquí o allá o en cualquier parte
siempre habrá alguien que vigile y piense,
éste a qué viene?
Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigo
desamparo y querencia
también a recibir mi cuota de rencores
mi reflexiva comisión de amor
en verdad a qué vengo
no lo sé con certeza
pero vengo.
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ningún sitio, a nadie.
¿Será en indicio de que nunca más
podré no ser un exiliado?
¿Qué aquí o allá o en cualquier parte
siempre habrá alguien que vigile y piense,
éste a qué viene?
Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigo
desamparo y querencia
también a recibir mi cuota de rencores
mi reflexiva comisión de amor
en verdad a qué vengo
no lo sé con certeza
pero vengo.
Los hombres construyen penosamente sus inexplicables fantasías porque están encarnados, porque ansían la eternidad y deben morir, porque desean la perfección y son imperfectos, porque anhelan la pureza y son corruptibles. Por eso escriben ficciones. Un dios no necesita escribirlas. La existencia es trágica por esa esencial dualidad. El hombre podría haber sido feliz como un animal sin conciencia de la muerte o como espíritu puro, no como hombre: desde el momento en que se levantó sobre sus dos pies, inauguró su infelicidad metafísica.
Así, Cervantes escribió El Quijote porque era un simple mortal. Tierno, desamparado, andariego, valiente, quijotesco Miguel de Cervantes Saavedra, el hombre que alguna vez dijo que por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida: ¡Qué emoción siento ahora, en el final de mi existencia, al ser protegido por su generosa e
innumerable sombra! Ernesto Sábato
Así, Cervantes escribió El Quijote porque era un simple mortal. Tierno, desamparado, andariego, valiente, quijotesco Miguel de Cervantes Saavedra, el hombre que alguna vez dijo que por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida: ¡Qué emoción siento ahora, en el final de mi existencia, al ser protegido por su generosa e
innumerable sombra! Ernesto Sábato
Lo explicaré a mi manera y les ruego que no me interrumpan si no soy lo suficientemente claro. El mayor terror que puede padecer un niño es no sentirse amado, y el rechazo constituye para él un verdadero infierno. Creo que todo el mundo, en mayor o menor grado, ha experimentado esta sensación. Y con ella viene la ira, y tras la ira el crimen, sea cual sea, como venganza por el abandono, y tras el crimen la culpa; ésta es la historia de la Humanidad. Yo creo que si esa sensación de abandono pudiese ser amputada, los hombres no serían lo que son. Puede que hubiera muchos menos locos, y seguro que no habría tantas cárceles. Eso es el comienzo de todo. Un niño, al sentirse rechazado por aquel que ama, da puntapiés al gato, y oculta su culpa secreta; y otro roba para que el dinero le devuelva el amor negado; y un tercero conquista el mundo..., pero siempre encontraremos la culpa, la venganza, y más culpa. El hombre es el único animal culpable. Al este del edén - John Steinbeck
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