sábado, 12 de octubre de 2013

Mario Benedetti

de todos modos para vos no es novedad
que el mundo
y yo
te queremos de veras
pero yo siempre un poquito más que el mundo.

Erótico

Tú la avispa y yo la rosa;
Tú el mar, yo la escollera;
En la creciente radiosa
Tú el Fénix, yo la hoguera.
Tú el Narciso y yo la fuente,
En mis ojos tú brillando;
Tú el río y yo el puente;
Yo la onda en mí nadando.
Y tú el sol y la sal
Y en los labios el caudal
Del rumor meciendo el juego.
Yo el pájaro y el cielo
Azul cruzando su vuelo,
Como el alma atiza el fuego.

Versión de Silvia Barón-Supervielle

El Tarot del amor: enterate qué carta identifica a tu pareja

El Tarot es un lenguaje simbólico. No sólo se utiliza en una lectura de cartas, sino que también simboliza distintos aprendizajes, uno de ellos es develarnos qué carta rige cada uno de nuestros vínculos.

Cada persona enfatiza o destaca en nosotros talentos desconocidos, o nos enfrenta con  distintos miedos y contradicciones.



¿Qué carta te identifica?

A cada uno de nosotros nos rige una carta de Tarot indicada según la sumatoria de la fecha de nuestro día, mes y año de nacimiento. El número final que surja de sumar estos valores, reducido a un solo dígito, se asocia a un arcano de Tarot determinado. El significado de esa carta  representará nuestro aprendizaje de vida.

En esta nota avanzaremos un poco más, descubrimos que simbolizan nuestros vínculos en el tarot. Para esto debemos sumar nuestra fecha de cumpleaños por un lado y por otro lado la fecha de cumpleaños de aquella otra persona con la que nos interesa conocer que aprendizaje tenemos.



Haciendo las cuentas

De la sumatoria de estas dos fechas surgirá un número que debemos también reducir a un solo dígito del 1 al 9. Por ejemplo:

-Si naciste el 25 de julio de 1961,  deberías sumar los números para el día  25/07/1961.

 25. 07. 1961 =  2 + 5 + 7 + 1 + 9 + 6 + 1 = 31  = 3 + 1= 4

El ejercicio, por ahora, significa reducir al menor número posible la sumatoria del nacimiento.

-Luego sumaremos la fecha de nacimiento de la otra persona, por ejemplo, si nació el 15/08/1962:

15. 08. 1962: 1 + 5 + 8 + 1 + 9 + 6 + 2 = 32 = 3 + 2 =   5

Entonces:

Persona I: 4 + Persona II: 5  = 4 + 5 = 9

Este vínculo tendrá un aprendizaje vincular número 9, que es la carta El Ermitaño.

Puede suceder que la suma de las dos fechas de un número de dos dígitos, en ese caso hay que reducir también el resultado final a un solo dígito.

Por ejemplo, si tu fecha de nacimiento suma 7 y la de la otra persona suma 8, tendríamos que sumar 7 + 8 = 15 y luego volver a sumar 1 +5 = 6. Este último, Los Enamorados, sería el arcano que rige el aprendizaje de esta relación.

Iniciemos este recorrido reflexionando sobre lo que verdaderamente representa cada arcano con sus talentos y dificultades, descubriendo los desafíos que cada persona trae a nuestra vida. Muchas veces los vínculos más complejos pueden simbolizar grandes retos e interesantes crecimientos para cada uno de nosotros.



-Si la suma de las dos fechas de nacimiento da un Número 1 , hacé click acá y seguí leyendo sobre la carta que rige la relación.



-Si la suma de las dos fechas de nacimiento da un Número 2, hacé click acá y seguí leyendo sobre la carta que rige la relación.



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-Si la suma de las dos fechas de nacimiento da un Número 9, hacé click acá y seguí leyendo sobre la carta que rige la relación.


http://www.entremujeres.com/vida-sana/astrologia/astrologia-tarot-carta-cartas-pareja-amor-beatriz-leveratto_0_873512706.html
Beatriz Leveratto es astróloga y tarotista. Da clases en su Escuela de Astrología y Tarot.

¿Cómo amar a cada signo?

La Astrología nos ayuda a desarrollar una serena aceptación de los otros, siempre distintos a lo que quisiéramos que fueran. Doce signos, doce cualidades diferentes, en tiempos de más permiso para tener la libertad de ser auténticos con lo que somos.

Es tiempo de permitirnos ser “nosotros mismos” más allá del temor al rechazo. Si amamos a alguien, es bueno que nuestro amor le permita desplegarse y no limitarlo. Amar es ayudar ser fiel a la propia esencia, amar su particularidad y respetar aquello que hace vibrar el corazón según cada signo zodiacal.

En este artículo hablaremos del signo solar, para conocer más de cada uno es necesario realizar la Carta Natal en donde aparecen más variables a tener en cuenta. Las personas que nos atraen funcionan como imanes de la propia energía, ellos tiene información para descubrir sobre nuestra propia alma. Para amar y confiar en otro, primero es necesario amarse y confiar en uno mismo. La Astrología propone descubrir al bailarín cósmico que somos, dejar de querer imponer nuestro propio ritmo y aceptar el baile que propone el cielo para esta vida.

Amar es aceptar al otro diferente, sin que esa diferencia sea vivida como amenaza, así cada signo puede desarrollar mejor su potencialidad. Para enriquecernos con lo nuevo que el otro tiene para darnos, es necesario ser receptivos sin juzgarlo ni asustarnos. Animémonos al coraje de amar al otro diferente sin querer adaptarlo a nuestros deseos o someterlo a nuestros temores.



ARIES: Si en verdad amás a Aries deberás aprender a amar a un activo guerrero.

Aries es extremadamente deseante. Para no sentir que su presencia te avasalla, será bueno que lo ayudes a desarrollar la valentía de no tenerse miedo a sí mismo. Aries necesita sumergirse en el propio deseo sin sentirse  juzgado de temerario o impaciente. Aries tiene una aspiración muy intensa y necesita expresarla, si no lo hace, vivirá fantaseándola y anhelándola. Imaginalo como un ser sediento en el desierto, sólo piensa en el agua, así Aries sólo pensara en su deseo frustrado. Si amás a Aries, nada mejor que dejarlo que explore y active sus ambiciones, que logre vivir aquellas experiencias que tanto anhela para consumarlas y superarlas o para dejarlo que se frustre y que él solo se obligue a re-orientar sus propósitos. Deberás ser hábil para no convertirte en su freno o en su juez. Es mejor que la vida misma sea su maestra, no pretendas domesticar, encarcelar o enseñar a Aries.



TAURO: Si en verdad amás a Tauro deberás amar a un degustador de la vida.

No lo apures ni lo atosigues con tus temas. Dale tiempo para que incorpore sus necesidades y para que registre cada momento. Tauro necesita detenerse y observar cada detalle sin ruidos ni apuros, precisa centrar su corazón en un ritmo pausado logrando percibir la bondad de cada momento, de cada hecho. Tauro incorpora la vida, aprecia la existencia como incondicionalmente bella. Le hace falta, simplemente, estar allí en espacios de no agresión. Solicita respetar sus ritmos para conectar en profundidad con el valor de sus vivencias más simples, aquellas que solemos ignorar por considerarlas triviales: una ducha aliviante, un cuerpo perfumado, un rico sabor, un vaso con algo refrescante, un aroma o una música revitalizante; con estos sencillos momentos logra re ciclarse. En lo simple, Tauro obtiene energía, adquiere una misteriosa forma de conexión vital, se vincula con la bondad fundamental y se re-genera en fracciones de segundos.



GEMINIS: Si en verdad amás a Géminis deberás amar a un inquieto vinculante.

Géminis te invita a vivir en libertad,  es tiempo de volver a empezar, de animarte a ser cuestionado en todo lo que creías ser y dejarte ser re-inventado. Géminis te incita a redescubrir tu mundo, a ver más allá de mirar, a escuchar más allá de oír, a sentir más allá de tocar. Necesita jugar, experimentar y siempre variar, sin sentirse juzgado como inmaduro o inestable. En este movimiento eterno, será difícil encasillarlo poniendo a prueba tus intentos de control y de domesticación. Amar a Géminis es dejarlo mutar en sus estados de ánimo sin sentirlos como amenaza o agresión hacia tu persona. Nada es personal, está en su propio viaje de mutación de identidad entre un gemelo sensible y el otro racional, siempre cuestionándose y  reorientándose. Si pretendés encerrarlo o encasillarlo, será el peor infierno para Géminis y para aquel que esté a su lado.



CÁNCER: Si en verdad amás a Cáncer deberás amar a un protector de lo seguro.

Cáncer te invita a ir hacia la profundidad de tu ser. Cáncer estimula al compromiso. Te influencia rápidamente a definir que te proponés con la relación. Necesita seguridad emocional, por tanto, precisa conocerte en profundidad empujándote a estar al tanto de tus emociones más recónditas. Si amás a Cáncer deberás ir hacia tu ser más esencial, a tu alma, a tu origen; inclusive a riesgo de conectar con tus olvidadas heridas y tus viejos dolores. Te liga con tu fragilidad para curarla,  ayudando a construir un amor sin lesiones ni rencores. Vale la pena este viaje hacia lo desconocido de uno mismo pues en Cáncer has encontrado un ser donde resguardarte de los fríos vientos del mundo, donde desarrollar una ternura inusitada que puede re ciclar hasta al corazón mas endurecido.



LEO: Si en verdad amás a Leo deberás amar a un expresivo irradiante.

Leo te invita a la valentía de vivir en contacto con el amor como cualidad y no como exclusivo de un vínculo. Leo necesita ser fuente de ternura disponible para los demás. Has encontrado a un ser que precisa expresarse desde lo más genuino para reconocerse. Se retroalimenta del amor y la aceptación de su entorno. Leo no teme a su sensibilidad, no se avergüenza de mostrar su corazón, convierte la vulnerabilidad en pasión y la sensibilidad en apertura hacia los otros. Si querés ser la fuente exclusiva de sus intereses, Leo se marchita y se convierte en un tirano; si, en cambio, lo animás a explorar su capacidad de resonar con otras almas, Leo florece y llena de alegría su entorno. Dejalo volar sin miedo a la traición ya que podés confiar en sus acciones y en sus palabras, has encontrado en Leo a un ser a quien le resulta cómodo habitar la bondad y la decencia.



VIRGO: Si en verdad amás a Virgo deberás amar a un observador laberíntico.

Acompañar a Virgo no será tarea fácil, estás ante un alto desafío. Virgo te invita a poner de lado todo anhelo egoico desproporcionado y tener disposición a ocupar un lugar menos protagónico. Son propias de su naturaleza las cualidades de servicio, entrega y humildad, cosas que quizás puedan irritarte y las malinterpretes como sumisión, debilidad de carácter o servilismo. También puede sublevarte su lado crítico, meticuloso y obsesivo: Virgo anhela un orden interno que nunca consigue e, instalado en la eterna insatisfacción, suele observarte desde en una crítica mirada perfeccionista y laberíntica. Lo logrado nunca alcanza, nunca es suficiente. Esta enmarañada actitud puede alejarte de Virgo. Si lo amás, debés trabajar la aceptación de su intrincada personalidad para disfrutar de sus exquisitos talentos: la serena observación, el receptivo estilo para captar dónde es necesario ayudar, el expectante y reflexivo carácter que descubre la lógica de funcionamiento de las cosas desde un lugar diferente y original. Desde esta receptiva mirada aporta siempre su contemplación inteligente. Descubrirás la genialidad de sus pensamientos y sugerencias. Su solidario corazón te ayuda a superar actitudes dañinas y miserables.



LIBRA: Si en verdad amás a Libra deberás amar a un ser que siempre desea de a dos.

Junto a Libra deberás entender cómo es vivir en un eterno doble vínculo entre las necesidades propias y las ajenas. Libra se balancea entre lo que piensa y lo que siente, entre lo que racionalmente corresponde y lo que capta intuitivamente. Necesita integrar siempre intelecto y sensibilidad como dos polos de sí mismo que se liberan y se potencian. Si amás a Libra, deberás transformar tu modo individualista de vivir en el mundo para abrirte a los otros y a sus necesidades. Aprender a sincronizar en igual medida la objetividad de tu mente junto a un corazón inclusivo. Claridad y amor en su máxima expresión con conciencia y compromiso en cada momento. Libra invita a moverse de a dos, a encontrar la rítmica unión de mente y alma. Aunque puede parecer excesiva la exigencia, vivirás la maravillosa calma de este encuentro exquisitamente complementario donde puede descansar tu alma fatigada. Agotado de oscilar buscando amor de un lado al otro, si amás a Libra sentirás una aceptación integral, como un encuentro de almas  que se reconocen en su larga marcha.




ESCORPIO: Si en verdad amás a Escorpio deberás amar a un detective emocional.

A Escorpio se lo va develando de a poco. El descubrimiento de su potente y compleja  profundidad te mantendrá atrapado e intrigado en sus misterios psicológicos. Profundo, sólido y oculto como las raíces que esconden toda la  fuerza vital de lo que crece. Junto a Escorpio debés acceder a lo invisible, a lo que está bajo tierra en su compleja personalidad. Escorpio no le teme a los desgarros de la vida, más bien le intrigan, encuentra las dos caras en cada situación, ante cada crisis o cada final se pregunta: ¿será muerte o será renacer? Escorpio no puede olvidar, tiene una mente tan potente donde no existe el pasado, todas las cosas son ahora. Sabe observar los hechos en su totalidad con plena conciencia y contacto ante los momentos más oscuros, que lejos de asustarlo lo excitan a convertirse en buscador de nuevas respuestas trascendente. Te has enamorado de un detective de la vida.



SAGITARIO: Si en verdad amás a Sagitario deberás amar a un buscador de la verdad.

Junto a Sagitario deberás lidiar con un mundo de oscuridad pues suele proyectar los males en quienes lo rodean por pretender ser pura luz. Quizás lo veas muy avocado en sostener con fuerza a su familia y a su profesión, ocupado en el mundo de lo concreto distrae su verdadero anhelo por lo místico. Confundiendo su pasión por lo espiritual en logros mundanos, deambula insatisfecho entre conquistas sociales siempre anhelando mayores logros. Cuando su mente valiente logre entregarse a su alma, se liberará de su anhelo de poder social y de su avidez económica para aventurarse a la grandiosa esfera de lo espiritual. Cada vez que se golpee con los duros enfrentamientos al que su espíritu caballeroso lo enfrentará en la vida cotidiana, deberás aprender a correrte de ser el blanco de sus enojos. Maldecirá en forma reiterada la avaricia y la codicia del hombre y, finalmente, si sigues a su lado, lo verás cansado de su necesidad de reconocimiento social para comenzar finalmente el maravilloso viaje de aventurarse a mirar hacia arriba para ver a Dios cara a cara.



CAPRICORNIO: Si en verdad amás a Capricornio deberás amar a un constructor de la excelencia.

Junto a Capricornio desarrollarás compasión y tolerancia ante su intento de imponer el poder de su verdad, pareciendo exigente, dogmático y duro. Vive en contacto con lo que percibe es el modo correcto “de hacer las cosas”, casi como lector de la justicia divina. Capricornio vive anhelando que el mundo esté en paz, ordenar cada situación y poner a cada persona en el lugar que le corresponde. Puede generar, con esta actitud, muchos rechazos por vivirlo como excesivamente moralista o autoritario. Si lográs estar a su lado sin sentirte continuamente sentenciado o juzgado atravesarás su muro defensivo para conocer su esencia a donde fluye sin problemas ante cada situación por más difícil que esta sea. Capricornio desarmado de su estilo sentenciante y autoritario es puro corazón, su ego se hace transparente y reluce con energía compasiva y amor resplandeciente para ponerse al servicio de tus necesidades. Comprometido y sincero has encontrado a un excelente socio de la vida.



ACUARIO: Si en verdad amás a Acuario deberás amar a un buscador de lo diferente.

A su lado vivirás un amor desapegado donde no hay extraños en el mundo, sólo amigos que aún falta abrazar. Su esencia es inquieta y vinculante, no puedes encasillarlo a una rutina o a un único interés. Amigos y actividades insólitas y variadas serán necesarios para que Acuario pueda sentirse bien. Su mente va y viene entre el presente y el futuro, cada tanto desconecta, se va un ratito y después vuelve, no lo tomes como un desinterés, aceptalo como es. Siempre interconectando con otros tiempos, con otros espacios, en misteriosa unión con el futuro, en extraños silencios donde fecunda originales mañanas. Ellos respiran la luz del futuro por lo que la conexión con el presente puede resultarles incómoda aunque intenten aceptarlo en rudimentario estado. Puede que se adapte a la formalidad y al compromiso que le pedís, pero siempre resolverá de maneras diferentes a lo pautado; si superás la tendencia a juzgarlo como rebelde o poco comprometido, sus propuestas resultarán siempre más creativas y liberadoras.



PISCIS: Si en verdad amás a Piscis deberás amar a un soñador resonante.

Muchas veces el pisciano puede mostrarse muy reactivo o agresivo a modo de defensa ante su híper sensibilidad. Junto a Piscis verás que tu razón se tambalea sin fundamentos frente a los hermosos sueños que este signo te invita a vivir. Perdido en actividades insustanciales e ilusiones enmarañadas, de pronto verás a tu ser comenzando a buscar lo divino por sospechar que tu vida no se ha realmente vivido. En estas mágicas búsquedas puede nacer lo inesperado y encontrar nuevas esperanzas. Piscis te invita a superar la supremacía de la mente racional para abrirte a los abismos de la sensibilidad y de la intuición. Si te animás a soltar la lógica intelectual, reconocerás el cansancio de vivir identificado con tu ego y florecerá el amor en cada esquina  de tu alma. Cansado de tus propias vanidades percibirás que para descubrir la magia del mundo hay que vencer la neurosis individual. Sospecharás que el alma tiene sus propias intenciones con lo que creemos que es nuestra vida. Con Piscis resignificarás lo que antes nombrabas “fracaso”, pues muchas veces una ganancia para el alma significa una pérdida para el yo. Te animarás a decir no a la rudeza y al descuido, a superar la timidez y la vergüenza de mostrar tu amorosa sensibilidad.  Lograrás sentir la bondad en los huesos, en la cabeza y en el corazón para reanimar la conexión con los demás de manera más auténtica y cariñosa.



Beatriz Leveratto es astróloga y tarotista. Da clases en su Escuela de Astrología y Tarot.

Más info: www.beatrizleveratto.com.ar



viernes, 11 de octubre de 2013

El fantasma Enrique Anderson Imbert


Se dio cuenta de que acababa de morirse cuando vio que su propio cuerpo, como si no fuera el suyo sino el de un doble, se desplomaba sobre la silla y la arrastraba en la caída. Cadáver y silla quedaron tendidos sobre la alfombra, en medio de la habitación.
¿Con que eso era la muerte?

¡Qué desengaño! Había querido averiguar cómo era el tránsito al otro mundo ¡y resultaba que no había ningún otro mundo! La misma opacidad de los muros, la misma distancia entre mueble y mueble, el mismo repicar de la lluvia sobre el techo... Y sobre todo ¡qué inmutables, qué indiferentes a su muerte los objetos que él siempre había creído amigos!: la lámpara encendida, el sombrero en la percha... Todo, todo estaba igual. Sólo la silla volteada y su propio cadáver, cara al cielo raso.

Se inclinó y se miró en su cadáver como antes solía mirarse en el espejo. ¡Qué avejentado! ¡Y esas envolturas de carne gastada! "Si yo pudiera alzarle los párpados quizá la luz azul de mis ojos ennobleciera otra vez el cuerpo", pensó.

Porque así, sin la mirada, esos mofletes y arrugas, las curvas velludas de la nariz y los dos dientes amarillos, mordiéndose el labio exangüe estaban revelándole su aborrecida condición de mamífero.

-Ahora que sé que del otro lado no hay ángeles ni abismos me vuelvo a mi humilde morada.

Y con buen humor se aproximó a su cadáver -jaula vacía- y fue a entrar para animarlo otra vez.

¡Tan fácil que hubiera sido! Pero no pudo. No pudo porque en ese mismo instante se abrió la puerta y se entrometió su mujer, alarmada por el ruido de silla y cuerpo caídos.

-¡No entres! -gritó él, pero sin voz.

Era tarde. La mujer se arrojó sobre su marido y al sentirlo exánime lloró y lloró.

-¡Cállate! ¡Lo has echado todo a perder! -gritaba él, pero sin voz.

¡Qué mala suerte! ¿Por qué no se le habría ocurrido encerrarse con llave durante la experiencia. Ahora, con testigo, ya no podía resucitar; estaba muerto, definitivamente muerto. ¡Qué mala suerte!

Acechó a su mujer, casi desvanecida sobre su cadáver; y su propio cadáver, con la nariz como una proa entre las ondas de pelo de su mujer. Sus tres niñas irrumpieron a la carrera como si se disputaran un dulce, frenaron de golpe, poco a poco se acercaron y al rato todas lloraban, unas sobre otras. También él lloraba viéndose allí en el suelo, porque comprendió que estar muerto es como estar vivo, pero solo, muy solo.

Salió de la habitación, triste.

¿Adónde iría?

Ya no tuvo esperanzas de una vida sobrenatural. No, no había ningún misterio.

Y empezó a descender, escalón por escalón, con gran pesadumbre.

Se paró en el rellano. Acababa de advertir que, muerto y todo, había seguido creyendo que se movía como si tuviera piernas y brazos. ¡Eligió como perspectiva la altura donde antes llevaba sus ojos físicos! Puro hábito. Quiso probar entonces las nuevas ventajas y se echó a volar por las curvas del aire. Lo único que no pudo hacer fue traspasar los cuerpos sólidos, tan opacos, las insobornables como siempre. Chocaba contra ellos. No es que le doliera; simplemente no podía atravesarlos. Puertas, ventanas, pasadizos, todos los canales que abre el hombre a su actividad, seguían imponiendo direcciones a sus revoloteos. Pudo colarse por el ojo de una cerradura, pero a duras penas. Él, muerto, no era una especie de virus filtrable para el que siempre hay pasos; sólo podía penetrar por las hendijas que los hombres descubren a simple vista. ¿Tendría ahora el tamaño de una pupila de ojo? Sin embargo, se sentía como cuando vivo, invisible, sí, pero no incorpóreo. No quiso volar más, y bajó a retomar sobre el suelo su estatura de hombre. Conservaba la memoria de su cuerpo ausente, de las posturas que antes había adoptado en cada caso, de las distancias precisas donde estarían su piel, su pelo, sus miembros. Evocaba así a su alrededor su propia figura; y se insertó donde antes había tenido las pupilas.

Esa noche veló al lado de su cadáver, junto a su mujer. Se acercó también a sus amigos y oyó sus conversaciones. Lo vio todo. Hasta el último instante, cuando los terrones del camposanto sonaron lúgubres sobre el cajón y lo cubrieron.

Él había sido toda su vida un hombre doméstico. De su oficina a su casa, de casa a su oficina. Y nada, fuera de su mujer y sus hijas. No tuvo, pues, tentaciones de viajar al estómago de la ballena o de recorrer el gran hormiguero. Prefirió hacer como que se sentaba en el viejo sillón y gozar de la paz de los suyos.

Pronto se resignó a no poder comunicarles ningún signo de su presencia. Le bastaba con que su mujer alzara los ojos y mirase su retrato en lo alto de la pared.

A veces se lamentó de no encontrarse en sus paseos con otro muerto siquiera para cambiar impresiones. Pero no se aburría. Acompañaba a su mujer a todas partes e iba al cine con las niñas. En el invierno su mujer cayó enferma, y él deseó que se muriera. Tenía la esperanza de que, al morir, el alma de ella vendría a hacerle compañía. Y se murió su mujer, pero su alma fue tan invisible para él como para las huérfanas.

Quedó otra vez solo, más solo aún, puesto que ya no pudo ver a su mujer. Se consoló con el presentimiento de que el alma de ella estaba a su lado, contemplando también a las hijas comunes. ¿Se daría cuenta su mujer de que él estaba allí? Sí... ¡claro!... qué duda había. ¡Era tan natural!

Hasta que un día tuvo, por primera vez desde que estaba muerto, esa sensación de más allá, de misterio, que tantas veces lo había sobrecogido cuando vivo; ¿y si toda la casa estuviera poblada de sombras de lejanos parientes, de amigos olvidados, de fisgones, que divertían su eternidad espiando las huérfanas?

Se estremeció de disgusto, como si hubiera metido la mano en una cueva de gusanos. ¡Almas, almas, centenares de almas extrañas deslizándose unas encimas de otras, ciegas entre sí pero con sus maliciosos ojos abiertos al aire que respiraban sus hijas!

Nunca pudo recobrarse de esa sospecha, aunque con el tiempo consiguió despreocuparse: ¡qué iba a hacer! Su cuñada había recogido a las huérfanas. Allí se sintió otra vez en su hogar. Y pasaron los años. Y vio morir, solteras, una tras otra, a sus tres hijas. Se apagó así, para siempre, ese fuego de la carne que en otras familias más abundantes va extendiéndose como un incendio en el campo.

Pero él sabía que en lo invisible de la muerte su familia seguía triunfando, que todos, por el gusto de adivinarse juntos, habitaban la misma casa, prendidos a su cuñada como náufragos al último leño.

También murió su cuñada.

Se acercó al ataúd donde la velaban, miró su rostro, que todavía se ofrecía como un espejo al misterio, y sollozó, solo, solo ¡qué solo! Ya no había nadie en el mundo de los vivos que los atrajera a todos con la fuerza del cariño. Ya no había posibilidades de citarse en un punto del universo. Ya no había esperanzas. Allí, entre los cirios en llama, debían de estar las almas de su mujer y de sus hijas. Les dijo "¡Adiós!" sabiendo que no podían oírlo, salió al patio y voló noche arriba.


jueves, 10 de octubre de 2013

XIIII La Templanza


La comunicación calma lo que la distancia tensa. 
La empatía humedece lo que la indiferencia seca. 






Te diste cuenta de que la escalera de Tu vida es muy bella 

a pesar de lo empinado de todo lo que tengas que pasar.



A veces, chachinita, se me va formando dentro de mí un sentimiento de derrota, al ver cuán lejos estoy de lo que quiero y de las fallas de mi voluntad. Pero me acuerdo de ti y eso me ayuda, y de un estado de ánimo de lo más negro paso a sentirme muy contento al ver que hay alguien mucho mejor que yo que lo merece todo y que tal vez piensa que yo estoy haciendo bien las cosas y, por eso nomás, vuelvo a ver en cualquier parte pura bondad y una sana esperanza.

Juan Rulfo, Aire de las colinas.
Cada que veo tu nombre en alguna parte, me sucede algo aquí, en el lugar por donde uno tiene la costumbre de pasar la comida, y al que algunos, casi todos, llaman gorgüello. El otro día lo vi, por la noche, en un edificio de apartamentos. Se prendía y se apagaba y era de una luz blanca muy fuerte. Clara -pum, se apagaba- Clara -pam, se prendía-. Seguramente el ”Santa” está descompuesto, pues el letrero completo debía decir ”Santa Clara”, pero sólo relumbraba el Clara… Clara… Cada vez igual a la respiración de uno. Estando allí, me llené de recuerdos tuyos y me senté un rato sobre un pradito para mirar a gusto aquel nombre tan querido de esa criatura tan aborrecida y fea.

Juan Rulfo, Aire de las colinas.



No me pregunten quién soy ni me pidan que siga siendo el mismo. Foucault



"Tengo fe en que soy, y en que he sido menos" César Vallejo


Mario Benedetti

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.



Nuestra vida se desperdicia en detalles... Simplifique, simplifique..." Henry David Thoreau

Ese final de la frase "Simplifique... simplifique...", me ha acompañado a lo largo de muchos años... 
Y cada vez que la necesito viene en mi auxilio. 
Thoreau se fue a vivir a los bosques para vivir una vida de SENCILLEZ VOLUNTARIA, y eso es lo que quiero para mí, en la medida de mis posibilidades. 
Cuando me veo complicándome, me pregunto cómo des-complicarme (debiera existir ese verbo!). 

Las ciudades están hechas para simplificar nuestra vida... pero es un engaño: todo es complicado, engorroso, nos quita tiempo, nos consume...

La sabiduría pasa por muchos caminos, pero descansa cuando llega a la simplicidad. 
"La naturaleza es parte de nuestra vida. Crecemos de un germen, de la tierra, somos parte de todo esto. Sin embargo, rápidamente perdemos el sentido de que somos animales como los demás. ¿Podemos sentir un árbol, mirarlo, ver su belleza, escuchar el ruido que hace; ser sensibles a una pequeña planta, a una hierba pequeña, a esa enredadera que crece en la pared, a la luz sobre las hojas y a las muchas sombras? Uno debe observar todo esto y sentir esa comunión con la naturaleza que le rodea. Puede que viva en una ciudad pero también tiene árboles por aquí o por allí. Esa flor mal cuidada en el jardín del vecino que crece entre hierbas, sólo mirarla, sentir que somos parte de todo eso, parte de las cosas vivientes. Si dañan a la naturaleza se dañan a sí mismos." Jiddu Krishnamurti








-Cuando despertemos ,
salgamos suavemente de la cama,
salgamos de puntillas y en silencio de la oscura habitación
y sumerjámonos en la luz de la mañana.
Vamos a jugar aquí.
No zarandeemos a los demás en sus lechos,
pues están durmiendo porque todavía necesitan descansar.
Cuando despierten y oigan nuestros juegos,
sin duda vendrán y se unirán a nosotros .....

El Proceso de la Presencia

miércoles, 9 de octubre de 2013


Maldita sea la duda y la costumbre de pensar
que no se puede amar de esta manera.
Yo vivo en la distancia pero puedo regresar
y amarte cada noche en cada estrella.
Maldita sea la duda y la costumbre de pensar
que no se puede amar de esta manera.
Yo vivo en la distancia pero puedo regresar
y amarte cada noche en cada estrella.

Desde las alturas




"...Yo creo que nos comunicamos sencillamente demasiado bien, en nuestro silencio, en lo que no se dice, y que lo que sucede es una continua evasión, desesperados intentos de retaguardia para resguardarnos dentro de nosotros mismos. La comunicación es algo demasiado alarmante. Entrar en la vida de otro es demasiado aterrador. Desenmascarar ante los otros la pobreza que nos habita por dentro es una posibilidad demasiado temible." Harold Pinter

Wislawa Szymborska

Bajo una pequeña estrella

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras. 



martes, 8 de octubre de 2013











lunes, 7 de octubre de 2013

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.
Oliverio Girondo

Mario Benedetti

Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.


Respetarse a uno mismo implica tomar decisiones. 
Cuando nos quedamos en una situación, en un vínculo, en un trabajo, en donde somos atacados, en donde predomina lo negativo, la toxicidad, no hay expansión, no crecemos y somos infelices, 
estamos atentando contra nuestro propio respeto. 
Por qué me quedo en un vínculo tóxico. Por qué no me respeto. 
Porqué voy a un trabajo que me daña. Por qué no me respeto. 
Siempre podemos elegir, las quejas o las excusas, 
son sólo una manera de eternizarnos en una situación que nuestro niño interior dañado piensa que nos merecemos. 
Cuando crece el auto-merecimiento  las cosas cambian. 
Siempre podemos salir de lo que nos hace mal. 
Creer lo contrario es atentar contra nuestro respeto. 







Cuando te falte energía, abraza a un Abuelo Árbol. Toma su sabiduría ancestral, hacete uno con él, toma su solidez, su fuerza, su sostén. Cuando te falten fuerzas, abrázalo, agradécele y respira su instinto vegetal, natural, y todo estará bien. 

UNA INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO DE NUDO (O MIEDO CRISTALIZADO)

Marianne Costa define los nudos como miedos cristalizados que pueden desembocar en neurosis. Un nudo es un espacio donde hay miedo. Para tratarlo hay que abrirlo como si se tratara de una puerta cerrada. Dice que cuando apareció un nudo en la fase de nuestro desarrollo es que había un peligro real, aunque en la actualidad ya no esté. Es conveniente deshacerlos actuando con suavidad, sin forzarlos. Intentar manejarlos y que no sean ellos los que dirijan nuestra vida. Los nudos hay que vivirlos metafóricamente para poder superarlos.

Para Alejandro Jodorowsky la clave cosiste en investigar los nudos de nuestros árboles genealógicos y de ese modo evitar repetir los errores de nuestros antepasados. Las neurosis que  padecemos debemos tratarlas con la potente medicina psicomágica.

¿Cuáles son los patrones más repetidos dentro de un árbol genealógico?

Según Alejandro Jodorowsky esos patrones se llaman “núcleos”, cuando se prohíben y no se realizan se llaman “nudos”. El primer nudo es el incestuoso; el segundo es el narcisista; el tercero, el homosexual; el cuarto, el sadomasoquista, y el quinto es el de neurosis social. Digamos que los núcleos son semillas destinadas a florecer, en una fusión total con el universo, sólo que este desarrollo natural, se ve bloqueado e un momento dado por prohibición o por abuso, a la sombra del miedo. De esta manera aparece un nudo, como freno neurótico a la evolución.

El ser humano va transitando por esos nudos, o los va deshaciendo. Las amarras al pasado se evaporan. Freud llamó a eso la novela familiar, porque es como una novela, con muchos problemas distintos.

La ley del árbol, según Alejandro Jodorowsky, es la ley de la repetición. Añade que en caso de que no nos liberemos de la cadena mediante el acto psicomágico, estaremos condenados a repetir los errores de nuestros ancestros.

Dice que no existen las familias perfectas; por el contrario, toda familia es una trampa, incluso las de los hombres iluminados. Al salir del vientre materno el feto busca al padre, y si no hay padre habrá patología. Nuestro destino se va conformando así desde nuestros primeros pasos. Si a la hija le pusieron igual nombre que a la madre, estará en incesto (figurado) con su padre; si le pusieron el nombre de su abuela paterna, su padre esperará que su hija sea tan “grande” como lo fue su propia madre; si te llamaron María o José, esperan de ti castidad y pureza.

Un nudo se puede estar viviendo de diferentes formas, las más significativas son las que siguen:

-Un nudo superado existe, pero ha sido elevado a un nivel de consciencia superior, lo convertimos en algo artístico y útil.

-Un nudo neutralizado es aquel que tenemos controlado, aunque se muestre de vez en cuando.

-Los nudos paralizantes: son los que nos crean una enfermedad. Para identificarlos debemos buscar entre nuestros obstáculos…

-Nudos padecidos: son los que nos causan sufrimiento, nos abusan y repetimos el abuso a la siguiente generación.

-Nudos inventados: fantaseamos con un nudo con la finalidad de compensar algo peor.

ESQUEMA GENERAL SOBRE LOS NUDOS

Nudo INCESTUOSO (Frase: Dentro de la familia, con alguien de la familia, nada fuera de la familia)

1.-Como nudo nos impide salir al mundo. Nos encierra, rechazando las influencias exteriores.  Quedamos amarrados a la familia sin posibilidad de expandirnos.

2.-La finalidad sana es conocer la totalidad del mundo.

3.-Como núcleo o semilla es el amor a los padres

4.-Para identificarlo en el árbol, se identifica en algunos de los problemas con la pareja.

Nudo NARCISISTA (Frase: El otro no existe)

1.-Como nudo nos impide ver al otro. “Todo queda igual”. No nos dan una existencia real, se repiten los destinos como fotocopias. No hay “mutación”, todo se estanca.

2.-La finalidad sana es descubrir todo lo que nos es ajeno, descubrir al otro.

3.-Como núcleo o semilla consiste en asegurarnos de nuestra propia existencia. Querernos.

4.-Para identificarlo en el árbol, se detecta en la repetición de los nombres, lo que genera una “catástrofe genealógica”.

Nudo BISEXUAL (Frase: Rechazo a los géneros y a la colaboración entre ellos)

Produce el odio a lo masculino o a lo femenino.

1.-Como nudo se presenta como una ceguera que nos impide ver al mundo tal y como es. Se rechaza la pareja mamá-papá, se rechaza el “andrógino”…el Tao.

2.-La finalidad sana es vivir un mundo andrógino. Vivir con felicidad la alternancia Luna Sol

3.-Como núcleo o semilla consiste en identificar a la niña con la madre y al niño con el padre.

4.-Para identificarlo en el árbol Se detecta cuando dos hermanos están casados con dos hermanas. Cuando una chica le roba el novio a su mejor amiga y en todas las situaciones triangulares.

El nudo homosexual está presente entre los niños que estudian en los monasterios Zen, en los futbolistas, las monjas, los samuráis y lamas.

Nudo SADO MASOQUISTA (Frase: Voy a tener que causar dolor en mi vida)

Este nudo nos quita la felicidad.

1.-Como nudo nos hace vivir en el dolor o huir del dolor permanentemente. Cuando el sufrimiento define la forma de relacionarse con el mundo.

2.-La finalidad sana es sentir la alegría. No depender del dolor o del placer.

3.-Como núcleo o semilla consiste en aceptar el dolor, aprender a decir que no

4.-Para identificarlo en el árbol, la finalidad que se desea es: “ser feliz” o bien, “quiero alegría en mi vida”

Nudo NEUROSIS SOCIAL (Frase: ¿Cuál es mi sitio en este mundo con tanta gente diferente?)

1.-Como nudo provoca todo tipo de nacionalismos y de racismos, desprecio a una determinada clase social…

2.-La finalidad sana consiste en que cada cual encuentra su sitio en el mundo, cada uno tenemos nuestra propia y exclusiva misión en el mundo. Cada ser es una cara de Dios. Estamos en la abundancia. (Dejamos de ir en manada como los animales)

3.-Como núcleo o semilla significa que no hay igualdad en la vida. No hay justicia estoy en peligro. Hay dominantes y dominados.

4.-Para identificarlo en el árbol, cuando uno de los padres es más rico que el otro. O bien es de una clase social diferente, o de una raza distinta, o de religiones rivales.

A veces sentimos que entre el horizonte de nuestros deseos y nosotros sentimos que se levanta un enorme muro de contención y éste no está hecho más que de la materia de nuestros nudos. Conocer cuales son y actuar, para poco a poco ir deshaciéndolos y superándolos, dejará el terreno libre para acercarnos a nuestros sueños.
Tengo miedo que te canses de mí y te alejes como todas las personas. No tienes idea de como me destrozaría. Llegaste y en tan poco tiempo te convertiste en alguien tan importante y en cierta forma, indispensable en mi vida, que eso es lo que más me da miedo, perderte, es mi mayor miedo. Sólo pido que luchemos juntos, no quiero cansarte, aunque sé que es lo que suelo hacer.

Decídete de buena gana a cambiar tus palabras y pensamientos y observa cómo cambia tu vida. La forma de controlar nuestra propia vida es controlar nuestra elección de palabras y pensamientos. Nadie piensa en tu mente sino tú. Louise L. Hay


Cuando la princesa habla, vos la oís en tu mente, 
y el fauno se despierta y brilla una danza, 
una danza roja, desconocida pero eterna.