lunes, 30 de mayo de 2011

Menta y Sal...


En la llovizna que acaricia tu piel de madrugada,
quiero saborear el color menta de tus labios.
Por tu miedo a la luz, soy tu sombra alquilada.
Del amor odio y la melancolía alcohólica y suicida,
solo pretendo buscar latidos que duren años.
Me mimetizo en colores y respiro tu nombre,
golfa virgen de las estaciones primaverales del sol,
por qué tuviste que nacer ayer y no hoy. 
¿Qué aroma tendrían tus ojos esta noche?
Me inyecto dosis de palabras de luz, 
para acunarte en tu siesta temprana.



Solo escucho, en silencio, 
las propagandas de la imaginación,
quizás encuentre una linea en el llano.
Lamento decirte que siento algún tipo de culpabilidad.
Dos testigos quedaron locos por esperar, 
 lo que nunca llego,
ahora duermen y babean sobre las alfombras de los valientes,
devoran y escupen, 
critican y gritan a los estanques vacíos.
Perdón, pero no soy ateo, 
es que utilizo la misma religión que tienen los perros,
por eso el cielo es mi techo y la tierra es mi cama.
Ruedo por la música de tu voz.