Puedo ver tu silueta, desnudarse, en el humo toxico de las letras,
que desean mentirme una vez más.
Haciendo costuras para que el viento sea una brisa leve en tus ensueños,
acobijando tus miedos con un manto de estrellas y mares,
hiriéndote en miel y salando tu corazón de arcilla militante.
En la distancia hay silencios y amor,
incertidumbre y amor.
Te espero,
amplificando la gracia portuaria de un próximo encuentro.
En mis ojos existen países de colores,
con un sol
que te alumbra la sonrisa y miles de noches
con un solo fuego que arde debajo de tu suave estar.
Quiero no ser, es complicado
no me vas a poder entender, pero si comprender.
Me alimento de estos momentos
donde las melodías se derriten como la anilina de tu fe o
como el carbón de tu domingo.
Así y todo humedezco tu pared recién pintada
con mi voz de fantasma miserable.
Puedo beber la savia de tu piel
y emborracharme por ultima vez de tu belleza etilica,
durante algunas décadas.
El fin no es la búsqueda, sino el encuentro inesperado,
mañana sera mañana y hoy será ayer.
Y mientras las anilinas, el carbón, las paredes pintadas, la savia y las gotas etilicas de décadas
descansarán.
Las arcillas que modelan un sensible corazón
añorarán y anhelarán
que mañana sea mañana y que hoy sea ayer
para no olvidar que el humo toxico de las letras
siempre contaminarán el papel...