viernes, 9 de enero de 2015

Cuando bebas tè, estáte presente en el acto de beber, si te pierdes entre miedos, angustias, recelos y pensamientos lo único que beberás será tus preocupaciones.

Thich Naht Hand

Sucede hasta en las mejores familias

“Examinar la dificultades de una persona era entrar en la atmósfera psicológica de su medio familiar. Comprendí que estábamos marcados por el universo psicomental de los nuestros. Por sus cualidades pero también por sus ideas locas, sus sentimientos negativos, sus deseos inhibidos, sus actos destructivos. El padre y la madre proyectaban sobre el bebé esperado todos sus fantasmas. Querían verlo realizar lo que ellos no pudieron vivir o lograr. Así asumímos una personalidad que no era la nuestra, sino que provenía de uno o varios miembros de nuestro entorno afectivo. Nacer en una familia era, por decirlo así, estar poseído.
La gestación de un ser humano casi nunca se realiza en forma sana. Influyen en el feto las enfermedades y neurosis parentales. Al cabo de cierto tiempo, con sólo mirar moverse y oír unas cuantas frases de mi consultante podía deducir en que forma había sido dado a luz. (Si se sentía obligado a hacer todo rápido, había sido parido en escasos minutos, como con urgencia. Si frente a un problema esperaba hasta el último momento para resolverlo mediante una ayuda exterior, había nacido por fórceps. Si le costaba tomar decisiones, había nacido por cesárea, etc.) Comprendí que la manera en que nos paren, muchas veces no la correcta, nos desvía de nosotros mismos una vida entera. Y estos malos partos dependen de los líos emocionales de nuestros padres con nuestros abuelos. El daño se transmite de generación en generación: el embrujado se convierte en embrujador, proyectando sobre sus hijos lo que fue proyectado sobre él, a no ser que una toma de consciencia logre romper el círculo vicioso.”
Alejandro Jodorowsky, en “La danza de la realidad”
Fuente Plano Sin Fin





“No reniego de mi
naturaleza, no reniego de
mis elecciones, de todos
modos he sido una
afortunada. Muchas veces
en el dolor se encuentran
los placeres más profundos,
las verdades más complejas,
la felicidad mas certera. Tan
absurdo y fugaz es nuestro
paso por el mundo, que solo
me deja tranquila el saber
que he sido auténtica, que
he logrado ser lo mas
parecido a mi misma que he
podido.”

Frida Khalo


No pierdas la ternura...





“Nunca te doblegues al primer fracaso, ni al primer comentario malo que te hagan, 
porque no son ellos los que te derrumban un sueño, sino tú mismo.” 
Elvis Presley

martes, 6 de enero de 2015

Letras

Sóplame suavemente, quítame el polvo de la infelicidad. Hojéame antes de poseerme. Huele mi perfume a desventuras y a amores desencontrados. No me maltrates y cuídame, pero consume mi vida, mis fantasías, mis ilusiones. No me olvides, que la indiferencia es el peor de los castigos. Recórreme con tu aliento, sujétame entre tus manos, presióname con tus brazos, háblame en voz alta y con el silencio de tu mente. Sonríeme y enfádate, que tu insomnio sea el mío y el despertar en tu cama.
Sí, trátame como a la página de un libro, dijo ella. Subráyame con sorpresa y desencanto, dóblame en el vértice, señálame ante una pausa. Anota tus pesares, esos que no están escritos, hojéame nuevamente y sin buscar nada en concreto, resalta aquello que te asombra y levanta la vista frente al desacuerdo. Agótame con tu mirada y ciérrame cuando ya te hartes.


Juan Marin 
Hoy el Día de Reyes con la Luna menguante en el monárquico signo de la realeza, Leo. Y tal vez, porque no, la historia no escrita, pueda contar que las Reinas Magas eran Mujeres Sabias, intuitivas y Lectoras del Cosmos. Las tres Reinas, son La Triple Diosa, o los tres aspectos de la mujer: Doncella, Madre y Anciana Sabia. Hoy, que cada aspecto de nuestra Majestuosidad femenina, sea exaltado.


♫...♪...♫


Nunca antes

El sol se escondía en ese marzo como suelen esconderse los rostros acongojados. Volví a mi piso con la certera ambigüedad de lo que no ha podido resolverse. Era mediodía y esa resolana lograba cegarme de las consecuencias de lo que había sucedido. Tomé la carta que me había dejado para que la leyera cuando ella se hubiese marchado. No sé por qué pero cuando uno lee una carta de despedida, cuando posa sus dedos en las letras del papel escrito, cuando huele la textura de la nostalgia, se puede sentir la presencia de la ausencia con descarnada realidad, cosa que no sucede al recibir un correo electrónico, plagado de fría impersonalidad y exenta de los titubeos de la letra. Ese mediodía descubriría que de nada valdrían mis lágrimas.
Han pasado casi dos años y ya lo dijo alguien, las despedidas son esos dolores dulces, esas afirmaciones inauditas que se tornan en sentencia. Hace mucho calor en esta noche de enero, me tiembla la mano con solo sostenerla, cargar con ese peso que se hace insoportable, la huidiza impotencia de no saber qué hacer conmigo mismo.
Escucho réquiem para un sueño, la batalla final espera su orden majestuosa, retengo las letras, el manuscrito dejado, aquella carta guardada y jamás vuelta a ser leída. Doy un sorbo a esta pócima que los demonios han congelado, me muevo entre las sombras y descubro que la noche me ofrece su revancha, recuerdo de memoria su última frase escrita, me siento en el mosaico del balcón y enciendo un cigarrillo.
Nunca antes nadie me había hecho sentir así, tan mujer.

 Juan Marin