viernes, 22 de octubre de 2010

El proceso de Ascensión es el sendero que toda alma debe seguir para llegar, por un lado, a la consecución de su parte dentro del Plan Divino, y por otro, a su propia evolución. Esta evolución consiste en llegar a reconocer la verdadera esencia de su Ser, y para esto, cada ser humano debe de liberarse, a través de su aceptación, de todo lo adquirido a nivel racional y cultural.

Toda identificación con su entorno, socialmente hablando, y que se ha hecho suya por transmisión en su educación a lo largo de su vida, queda impregnada como una limitación en su caminar que debe ser liberada para que pueda ser uno mismo según su verdadera naturaleza. Somos seres espirituales viviendo una experiencia terrenal. Esto, a veces, nos confunde.

El proceso de la Ascensión consiste en ser uno mismo cada vez más. Llegar a mostrar nuestra integridad y dejar que nuestro potencial espiritual pueda ser manifestado para ofrecer nuestra vida a un propósito de servicio a la Voluntad Divina. A mayor conciencia espiritual, a mayor despertar, mayor es la satisfacción y plenitud en el individuo que permite que su alma pueda llegar a la conexión y manifestación unísona con Dios.

Uno de los pilares de la fortaleza de este ser humano, es la liberación del ego y la manifestación de la humildad. Humildad no significa debilidad o poca personalidad. Muchas veces el ser humano confunde la discreción y el ser amoroso, con alguien sin principios, sin criterio, o sin discernimiento.

La humildad es uno de los más fuertes valores que un ser evolucionado puede llegar a mostrar. Humildad es dejar que cada uno siga su ritmo, pero estar ahí para cuando se te necesite. Humildad es reconocer los principios espirituales en cada corazón. Humildad es no querer convencer a nadie conforme tu actitud y visión de la vida es la mejor.

Humildad es dejar que cada uno se exprese y tú veas en ellos el camino que están siguiendo sabiendo qué necesitan para cuando puedan llegar a venir ante ti. Es sentir la compasión y el respeto por cada uno de los que te rodean, sabiendo que su camino coincide con el tuyo y que en algún momento os encontraréis sabedores que lo que ha hecho uno en esta encarnación le ha ayudado al otro a seguir adelante.

Por eso, sin ruido ni vanidad, cada uno ha hecho en silencio lo mejor para sí mismo, sabiendo que también era lo mejor para uno mismo. Humildad significa darte cuenta que nada te pertenece y que a la vez, todo te es dado Aquí y Ahora. Entonces, ¿por qué preocuparnos?
Humildad es una actitud ante la vida que refleja que nosotros somos parte de la Creación amorosa y que a nada debemos temer porque todo está en el lugar adecuado y se está produciendo en el momento perfecto. Sabiendo esto, ¿por qué preocuparnos?

Humildad es reconocer tu poder interior y aceptar la vida tal como se te presenta sabiendo que cualquier supuesta adversidad que en ésta pueda presentarse, es temporal y aleccionadora. Abrir el corazón y ver la vida con sus ojos, nos permitirá darnos cuenta de que nuestra existencia no es como nos han dicho que era, sino que se encuentra en un Plan Superior, inmensamente amoroso donde cada uno puede elevar su alma al despertar su conciencia, sintiendo a Dios en sí mismo, porque cada uno de nosotros lleva semillas de esta energía de alta vibración que nos hace omnipotentes.






Somos seres espirituales despertando de un letargo espiritual. Todo reluce ahora, y las inquietudes espirituales se manifiestan para ser llenadas y poder encontrar las respuestas que, desde hace tiempo, necesitábamos conocer. Nuestro ser necesitaba ser sabedor de los “por qués” de nuestra vida y los “misterios ocultos del universo”. Tú y el universo sois uno. Conociéndote a ti, conocerás el universo y a toda vida que en él habita.

Humildad es la predisposición adecuada para llegar a las respuestas que tanto anhelamos. Dejando el ego a un lado nos adentraremos más rápidamente en el sendero de la sabiduría, y cuanto más nos adentremos, más nos daremos cuenta de la importancia y el poder que tiene la presencia de la humildad.

Reconocer es el primer paso para la sanación. Sanando, nos elevaremos y equilibraremos, no solo nosotros, sino todos aquellos que nos rodean, porque todos estamos unidos a través de nuestras almas. Somos parte de un puzzle donde cada uno necesita al otro para que la grandeza de la creación sea completa.

Humildad representa reconocer tu aportación a la humanidad y al planeta, sabiendo que los demás te ayudarán, a la vez, a seguir con tu camino. Humildad es reconocer tu divinidad y aceptar a cada uno tal como es, sin imponer. Esta es la grandeza de un ser evolucionado.
Humildad es poder, no debilidad.

Humildad es reconocimiento, unidad, no separación.

Humildad es integridad, mostrándote tal como eres según tu naturaleza, tu verdadera naturaleza.

La humildad es un don apreciado hoy en día por los seres humanos. Valoramos cuando lo vemos, porque inconscientemente nos recuerda que ésta es nuestra naturaleza, y que tal vez yo no la estoy mostrando como quisiera. Humildad es una puerta de esperanza para el nuevo ser que deslumbra en la discreción haciéndonos ver la grandeza de nuestro Ser y el reconocimiento de nuestra divinidad, de nuestra naturaleza espiritual.

Con la humildad uno fluye mejor por la vida y aporta un grado mayor de felicidad y deleite ante las cosas pequeñas de nuestro día a día.

Humildad es la fuerza de tu sabiduría y tu Ser.

La humildad te llevará a tu consagración debido que, teniéndolo todo, a nada te aferras, porque, aunque no sea así y vivas en la austeridad, sabes que todo lo tienes. Entonces, ¿Por qué querer hacernos notar y preocuparnos?

Fluye y acepta. Todo va bien.

Sé humilde.

Daniel Heber.

miércoles, 20 de octubre de 2010

El dulce sabor de una Mujer Exquisita

Si aún no ha pasado el bisturí por tu piel,
si no tienes implantes de silicona en alguna parte de tu cuerpo,
si nunca has sufrido de anorexia,
si tu estatura no afecta tu desarrollo personal,
si cuando vas a la playa prefieres divertirte en el mar
y no estar sobre una toalla durante horas,
si crees que la fidelidad sí es posible y la practicas,
si sabes cómo se prepara un arroz,
si puedes preparar un almuerzo completo,
si tu prioridad no es ser rubia a como de lugar,
si no te levantas a las 7:00 a.m. para llegar primera al gimnasio,
si puedes salir con ropa de gimnasia tranquila a la calle un domingo
sin una gota de maquillaje en el rostro...

ESTÁS EN VÍA DE EXTINCIÓN....

Una mujer exquisita no es aquella que más hombres tiene a sus pies,
si no aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.
Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca,
ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo,
es aquella que con tan sólo una franca y abierta sonrisa
y un buen consejo puede alegrarte la vida.
Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos,
ni más cargos académicos,
es aquella que sacrifica su sueño temporalmente por hacer felices a los demás.
Una mujer exquisita no es la más ardiente
sino la que vibra al hacer el amor con el hombre que ama.
Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada
al ser admirada por su belleza
y elegancia, es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.

Y un hombre ... UN HOMBRE EXQUISITO

es aquel que valora a una mujer así...

Que se siente orgulloso de tenerla como compañera....
Que sabe tocarla como un músico virtuosísimo toca su amado instrumento...
Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles,
desde lavar platos y atender tripones,
hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes....
La verdad, compañeros hombres,
es que las mujeres en eso de ser 'Muy machas' nos llevan gran recorrido...
¡Qué tontos hemos sido -y somos-
cuando valoramos el regalo solamente por la vistosidad de su empaque...!
Tonto y mil veces tonto el hombre que come mierda en la calle,
teniendo un exquisitísimo manjar en casa.



Gabriel García Márquez



  

No dejes de soñar...

Jamás  permitas que las esperanzas agonicen
Por más que a veces sientas que ya nada cambiara;
Que venís de una peor  y cada vez  más peor, 
Aglomerando grietas que desarticulan   pisadas:
Que  los días son tenebrosos 
Y el miedo parece arraigarse  a tu sombra
 Sin  llegar a  abandonarte.
Sin embargo,
Cuando ya sentís que el naufragio lleva días por vivir.
Lentamente una soga inimaginable aparece.
Quién sabe que esquina, cualquiera de las cuatro que te rodean.
Acaso no llegas a darte cuenta,
Que estas en el centro: Ahí
Justo en el lugar clave y que sos el único héroe en esta historia.
Por mas que allá muchas, que abunden vidas y vidas, caminos y caminos busca el tuyo, entre la niebla  que nos envuelve diariamente
Y no permitas caer a un vacío incoloro y sobrio.
Vence el miedo de temer, arriésgate a vivir y con los puños cerrados,
Lucha en esta batalla social,  para que la alegría  nunca  sea  derrotada.

Fulce, 21/08/98





lunes, 18 de octubre de 2010

Fragmentos de Siddhartha - Hermann Hesse

"¿Por dónde me llevará aún mi camino? Es un camino absurdo, que avanza dibujando curvas, tal vez en círculo. Que avance como quiera. Yo lo seguiré..." 

"No, un auténtico buscador, alguien que realmente deseara encontrar, no podía aceptar doctrina alguna. Pero, el que ha encontrado sí puede adoptar cualquier doctrina, todas, todos los caminos y objetivos..." 

"En ese momento dejó Siddhartha de luchar contra el destino, en ese momento dejó de sufrir..." 

"Cuando alguien busca, suele ocurrir que sus ojos sólo ven aquello que anda buscando, y ya no logra encontrar nada ni se vuelve receptivo a nada porque sólo piensa en lo que busca, porque tiene un objetivo y se halla poseído por él. Buscar significa tener un objetivo, pero encontrar significa ser libre, estar abierto, carecer de objetivos..." 

"Pero no me hagas seguir hablando de esto. Las palabras son nocivas para el sentido secreto de las cosas; todo cambia ligeramente cuando lo expresamos, nos parece un poco deformado, un poco necio...; sí, y esto también es muy bueno y me agrada mucho: también estoy de acuerdo en que lo que constituye el tesoro y la sabiduría de un ser humano ha de sonar siempre un poco necio a oídos de otros..." 

"Sí, puedo amar una piedra, Govinda, así como un árbol y hasta un pedazo de corteza. Son cosas, y las cosas pueden ser amadas. En cambio soy incapaz de amar las palabras. Por eso las doctrinas nada significan para mí; no tienen dureza, ni blandura, ni colores, ni cantos, ni aroma, ni sabor: no tienen más que palabras. Tal vez sea esto mismo lo que te impide encontrar la paz; tal vez sea todo este exceso de palabras. Pues también liberación y virtud, también samsara y nirvana son simples palabras, Govinda. No hay objeto alguno que sea el nirvana; sólo existe la palabra nirvana... Y hablando francamente, las ideas tampoco me importan demasiado. Más me interesan las cosas..." 





Lao Tsé



En el año 23 del reinado de Zhao, Lao Tsé entendió que la guerra terminaría por destruir el lugar donde vivía. Como había pasado años meditando sobre la esencia de la vida, era plenamente consciente de que, en determinados momentos, ante todo hay que ser práctico. Así que tomó la decisión más sencilla: mudarse. 

Tomó sus escasas pertenencias y se marchó en dirección a Han Keou. 

A las puertas de la ciudad se encontró con un centinela. 

–¿ Adónde se dirige tan importante sabio? – preguntó el centinela. 

–Lejos de la guerra 

–No podéis partir así. Quiero saber qué aprendisteis en tantos años de meditación. 

Sólo os dejaré marchar si compartís conmigo lo que sabéis. 

Con el único fin de librarse del centinela, allí mismo escribió Lao Tsé un pequeño libro, cuya única copia le entregó. Después continuó su viaje, y nunca más volvió a oírse hablar de él. 

El texto de Lao Tsé fue copiado y vuelto a copiar, atravesó siglos, atravesó milenios, hasta llegar a nuestros días. Se llama Tao Te Ching, está publicado en español por varias editoriales, y es una lectura imprescindible. 

He aquí algunos fragmentos: 

Sabio es el que conoce a los demás. 

Iluminado, el que se conoce a sí mismo. 

Fuerte es el que vence a los otros, 

Poderoso, el que se vence a sí mismo. 

Rico es el que conoce la alegría, 

Hombre de voluntad, el que se mantiene en su camino. 

Sé humilde, y permanecerás íntegro. 

Inclínate, y permanecerás recto. 

Vacíate, y permanecerás lleno. 

Gástate, y permanecerás nuevo. 

El sabio no se exhibe, y por eso brilla. 

No quiere destacar, y por eso destaca. 

No se aprecia, y por eso es apreciado. 

Y porque no compite, 

Nadie en el mundo puede competir con él.