jueves, 18 de diciembre de 2014

Ganesh aparece hoy, en este Jueves Jupiteriano, para decirte que este es el momento para cortar los contratos con la carencia y para conectarte con la fuente inagotable de Abundancia que yace dentro tuyo. Tu perspectiva de vida es la de no tener nunca lo suficiente y tus necesidades económicas, emocionales y personales no cubiertas? Si la pobreza y escasez dominan tu pensamiento nada podrá hacer Ganesh para abrirte caminos. Hacéle lugar en tu corazón!
Para leer en voz alta:
Yo soy la efusión inagotable de la Abundancia, inextinguible, interminable, desde la plenitud de mi ser. Doy de forma cuantiosa y abundante, generosa y copiosamente, lujuriosa y pródigamente. No tengo límites, pues no se me puede contener. Estoy en todas partes y nunca dejaré de existir. 



Tiempo muerto.


Estoy sola. 
Sentada en una bar.
Una pareja discute a los gritos.
No se escuchan. 
(Es tan claro)
No se están escuchando
No van a ponerse de acuerdo.
Y ya no se aman.
Ella va a llorar, en breve.
Él, por eso, se endurece más.
Pienso en mi ex.
Y en la cantidad de veces que en esta situación fui protagonista y no espectadora.
2 años de soledad.
Antes de volver a ese lugar
o de esa manera, 
que sean 100.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Angra


Esa tarde estaba fresco. Te acordás. Vos no querías. Yo sí. Y de tanto insistir, te animaste. Hoy es el futuro de aquel momento. Te imaginabas qué iba ser de nosotros. Es raro el presente. Pasa tan rápido. Será por eso que nos quedamos tanto en el pasado. Viviendo ese instante en el que fuiste hasta la orilla y dejaste que el mar cubriera tus pies. Recuerdo mucho lo que me dijiste ese día. Vos… ¿te acordás? Bueno, yo si. Y, como sabés, no soy lo que se dice una persona memoriosa. Pero pasa. Pasa que de pronto olvidamos lo importante y por razones inexplicables, lo superfluo late constante y vívido en nosotros. Cuando te veo, te huelo. Siempre nace en mí esa fragancia a durazno. Esa que vive en tu cuello cuando me acerco. Ayer sos tan bonita…


W.R.



Grietas


Había pensado, me había puesto a escribir. Lo nuestro, después de aquel episodio, era como el cenicero caído al piso. Me acuerdo que no había saltado ni un mínimo pedazo de cerámica, sólo se había partido por la mitad.
Juntaba sus mitades y encastraban perfecto, ni era visible la resquebrajadura. Las uní con pegamento y volvió a cumplir con hidalguía su cometido. Era aquel cenicero reconstruido como éste era nuestro amor deconstruído.
Eso si, que nadie se atreviera a darle un golpe certero o no se cayera de nuevo al piso, porque sin dudas ahora si saltaría en pedazos, haciendo añicos su naturaleza y desvaneciendo nuestras tibias ilusiones amorosas.
Por eso, esa tarde cuando volvió a mi apartamento y yo caminaba en busca de mis restos, ella sólo encontró las huellas del desencuentro.

De Juan Marin 



Miércoles 17 de diciembre

La luna en Libra trígono a Neptuno en Piscis y Sextiles al Sol y Mercurio en Sagitario. Aire, agua y fuego. Estamos muy sensibles, tendemos a idealizar situaciones o personas.
Resonamos con el universo, es ideal para sentir esta resonancia y percibir nuestra capacidad intuitiva.
Es buen momento para todo proceso de auto-conocimiento, estamos con la oreja lista para escuchar a los demás, ideal para intercambios personales y confidenciales con amigos.
Despreocupémonos de los problemas, es un buen día para ser nosotros mismos y conocernos mejor.

My Love


lunes, 15 de diciembre de 2014

Sigur Rós








Esta pareja así, feliz en su simpleza, podrían ser mis padres. Podrían, pero no lo son. A ellos, los de la foto, se los ve tan relajados... Disfrutan del verano y el verano disfruta de ellos. Casi se puede sentir al Sol, sonriendo, amable con sus rayos acariciando su piel joven. Casi podemos imaginar a las arañas y mosquitos andando en puntillas sobre esos cuerpos, evitando su tentación picadora. El, que no es mi padre, sonríe mirando a cámara. Ella, que no es mi madre, con la cara levemente ladeada, también sonríe suave en brazos de él. A través del tiempo, la foto es portadora de un poder. En blanco y negro nos llega esta historia llena de color. Yo, que no soy su hijo, escribo estas palabras. Palabras que hablan de ellos, los amantes suspendidos en el tiempo. Palabras que también hablan de los otros, mi padres a quienes nunca vi en un abrazo, en un beso. Tal vez por ellos, estos otros ahora son mi relato.



Cuando te beso, no te beso. No te enojes. Espera. Dejá que te explique. Es que a veces, cuando te beso sólo quiero meterme dentro tuyo. Si, así como te lo digo. Dentro. Que cómo es eso. Simple, busco deslizarme por la alfombra rosa de tu lengua y quedarme, dentro, protegido de todo lo que nos rodea. Vas a creer que no quiero que nos vean. Que no quiero crecer y que te veo como un punto y coma el que no se escondió se embroma. Puede ser. No te lo niego. Otras, es distinto, brindamos, reímos y cuando veo tu sonrisa no puedo resistirme. Entonces, brinco directo al centro de tus labios y te tomo por sorpresa. Vos, con tus ojos aún abiertos (sé que siguen abiertos, ya que alguna vez abrí los míos y me encontré con los tuyos, claro, tan cerca, tus ojos son casi un solo y grande ojo, pero eso ya lo dijo Cortazar, y, mejor que yo, por lo que sigo con lo que te decía al escribir: entonces) te dejas besar, besando. Porque si hay algo que siempre me llama la atención de vos, es tu capacidad besadora. Mira que besé otras bocas, pero ninguna como la tuya. Vos, desde la primera vez fuiste y seguís siendo una mujer anhelante. Alguien siempre dispuesto al encuentro labial. Al principio te vi como perdida en un desierto, bebiendo de mi boca como de un manantial. Luego me di cuenta de que, tu sed, es intrínseca a tu persona. Y por ella andás por la vida deseosa de besos. Al principio, no lo voy a negar, me sentí un simple surtidor. Pero luego, la constancia de nuestro encuentro aletargó mis celos y caí en la felicidad plena de quien se sabe deseado. Ya sé que aún no dije lo que tengo para decir, es que doy vueltas. Vos los sabes. Así me conociste, girando alrededor del Parque Centenario, cuando paseabas a tu perro y yo simplemente paseaba al perro en mí.


"Jamás en toda la vida, olvidaré tu presencia. 
Me acogiste destrozada y me devolviste íntegra, entera."
- Frida Kahlo.

Fotografía del Archivo Diego Rivera y Frida Kahlo.





El Mareo