sábado, 31 de agosto de 2013

Ella que pasa - Poemas de Mario Benedetti

Paso que pasa
rostro que pasabas
qué más quieres
te miro
después me olvidaré
después y solo
solo y después
seguro que me olvido

Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
te quiero
te quiero sólo dos
o tres minutos
para conocerte más
no tengo tiempo.

Paso que pasas
rostro que pasabas
qué más quieres
ay no
ay no me tientes
que si nos tentamos
no nos podremos olvidar
adiós.







"Noches hubo en que me creí tan seguro de poder olvidarla que voluntariamente la recordaba."

— Fragmento de El Aleph, Jorge Luis



"Hay peores cosas
que estar solo
pero lleva décadas
entenderlo
y a menudo
cuando lo haces
ya es demasiado tarde
y no hay nada peor
que demasiado tarde"

— Oh, yes, Charles Bukowski



Jaime Sabines

No quiero convencer a nadie de nada. Tratar de convencer a otra persona es indecoroso, es atentar contra su libertad de pensar o creer o de hacer lo que le dé la gana. Yo quiero sólo enseñar, dar a conocer, mostrar, no demostrar. Que cada uno llegue a la verdad por sus propios pasos, y que nadie le llame equivocado o limitado. (¿Quién es quién para decir “esto es así”, si la historia de la humanidad no es más que una historia de contradicciones y de tanteos y de búsquedas?). 

Si a alguien he de convencer algún día, ese alguien ha de ser yo mismo. Convencerme de que no vale la pena llorar, ni afligirse, ni pensar en la muerte. “La vejez, la enfermedad y la muerte”, de Buda, no son más que la muerte, y la muerte es inevitable. Tan inevitable como el nacimiento. 

Lo bueno es vivir del mejor modo posible. Peleando, lastimando, acariciando, soñando. (¡Pero siempre se vive del mejor modo posible!) 

Mientras yo no pueda respirar bajo el agua, o volar (pero de verdad volar, yo solo, con mis brazos), tendrá que gustarme caminar sobre la tierra, y ser hombre, no pez ni ave. 

No tengo ningún deseo que me digan que la luna es diferente a mis sueños.


Cambié el aire de mis pulmones por tu perfume.
Antes, después...

Como los juegos al llanto
como la sombra a la columna
el perfume dibuja el jazmín
el amante precede al amor
como la caricia a la mano
el amor sobrevive al amante
pero inevitablemente
aunque no haya huella ni presagio

aunque no haya huella ni presagio
como la caricia a la mano
el perfume dibuja el jazmín
el amante precede el amor
pero inevitablemente
el amor sobrevive al amante
como los juegos al llanto
como la sombra a la columna

como la caricia a la mano
aunque no haya huella ni presagio
el amante precede al amor
el perfume dibuja el jazmín
como los juegos al llanto
como la sombra a la columna
el amor sobrevive al amante
pero inevitablemente...

Happy new year de Julio Cortázar

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.





Salvo el crepúsculo de Julio Cortázar

Ayer he recibido una carta sobremanera.
Dice que «lo peor es la intolerable, la continua». Y es para
llorar, porque nos queremos, pero ahora se ve que el amor
iba adelante, con las manos gentilmente
para ocultar la hueca suma de nuestros
pronombres.
En un papel demasiado.
En fin, en fin.
Tendré que contestarte, dulcísima penumbra, y decirte:Buenos
Aires, cuatro de noviembre de mil novecientos cincuenta.
Así es el tiempo, la muesca de la luna presa en los
almanaques, cuatro de.
y se necesitaba tan poco para organizar el día en su justo
paso, la flor en su exacto linde, el encuentro en la precisa.
Ahora bien, lo que se necesitaba.
Sigue a la vuelta, como una moneda, una
alfombra, un irse.
(No se culpe a nadie de mi vida).




"Fuimos a las personas adecuadas en el momento equivocado."

— Charles Bukowski

ATRAVESAR EL INFIERNO – No estoy hablando de creencias (pues, además, al temor que históricamente nos han inculcado respecto de un infierno post-mortem lo veo como nefasto para generar un psiquismo sano; en todo caso la razón por la que no debemos hacer lo que daña no está en un “más allá”: está BIEN ACÁ!). En lo que quiero centrarme es en los distintos “infiernos” que nos toca atravesar en ESTA vida. Quizás alguno de Ustedes esté pasando por allí, con la totalidad de sí o en una parte de quienes son por dentro.

También yo, -como, seguramente, cada un@ de Ustedes-, conozco el mapa del infierno: lo he visitado, me quemé en él la piel interna y me quedaron cicatrices... Sé que la piel luego se regenera, y que esas cicatrices son... a mucha honra! Y otra cosa que aprendí es que el infierno tiene una sola dirección de salida, que es SEGUIR ADELANTE, como en un laberinto. Aunque nos sintamos doloridos, confusos, perdidos...

Elaborar, resolver, apoyarse en quienes sepan acompañarnos para que nos ayuden a sobrellevarlo. Confiar en nuestra fuerza interna. Y nunca, nunca, sentarse en una silla de amianto para arder en sus llamas como si ESO fuera “nuestro destino”. Porque los infiernos personales son sólo UN LUGAR DE TRÁNSITO en el complejo laberinto del vivir. Y salir de ellos nos vuelve más fuertes, emocionalmente más hábiles para degustar y generar los EDENES POSIBLES: instantes, gestos, vínculos, logros, disfrutes, creaciones... que hacen de esta vida algo que vale la pena. Ser experto en infiernos puede implicar volverse un excelente artesano de endenes. De nosotros depende.

"Los carpinteros dan forma a la madera; los flecheros dan forma a las flechas; los sabios se dan forma a sí mismos." Buda

Darse forma a sí mismo implica saberse como una rueda que en vez de ser redonda tiene una parte que la hace medio ovoidal... Y esa parte RASPA CONTRA LA VIDA, nos trae siempre el mismo tipo de problemas... y esos problemas dolor... y ese dolor LA NECESIDAD DE TRABAJAR SOBRE ESO QUE RASPA. 


jueves, 29 de agosto de 2013

*EL RETORNO DE SATURNO*

Entre los 27 y los 30 años Saturno cumple su primer ciclo alrededor del Sol en nuestra Carta Natal. Es decir, que vuelve a su punto de partida, movilizando nuestras vidas y haciendo un replanteo existencial.

Saturno nos impone, desde su sabiduría, que comencemos a desprendernos de todo aquello que ya no es importante, para comenzar a hacer nuestro viaje desde la madurez y la individualidad. 

Las decisiones que tomemos en este período, serán de muchísima importancia para el transcurso del paso por este mundo.
Saturno nos orienta a tomar mas responsabilidades, a hacernos cargo de nuestros problemas, y, también, a comenzar a encontrar soluciones con madurez. Tomando conciencia de nuestros errores, de nuestros actos, de nuestra vida.

Esta crisis que nos plantea el Universo, tiene que ver con un crecimiento mental y espiritual, con dejar ir el pasado, para comenzar una nueva etapa.

Replanteos profesionales, de pareja, laborales o familiares se vivenciarán durante esta etapa, todo depende de la ubicación de Saturno en nuestra Carta Natal.

Este retorno saturnino no debe ser vivido con miedo, sino que debe ser tomado como un regalo del Universo, que nos brinda la mágica misión de Aceptarnos, Respetarnos y Vivir Nuestra Propia Vida.

“Abre tus ojos, que el mundo está aquí, para dar...” 
Luis Alberto Spinetta








Fundamentos milenarios:
Uno se agota. Pero su energía no se agota. Circula. Desde el instante de la concepción hasta la muerte. Recorre su trayecto natural a través del laberinto hermético del cuerpo hasta que encuentra un obstáculo. Entonces tropieza. No continua su camino, sino que se desvía y se disipa. Uno dice entonces que se siente agotado, que no tiene energía. Pues si que se tiene energía, ahí esta. Solo que le impedimos servirnos de la manera mas apropiada a nuestro bienestar.

Es, pues, la energía la que proporciona al cuerpo su unidad animando cada órgano, todos ellos asimismo en movimiento. Hemos visto ya como la toma de conciencia del cuerpo como una totalidad en la que cada elemento depende del otro resulta necesaria para el equilibrio y la salud del individuo.

Es momento de acordarnos de una realidad que las preocupaciones de nuestra civilización nos impide recordar con frecuencia. Es momento de tomar conciencia de la relación entre el Todo que es el cuerpo y el Todo que es el universo, entre el movimiento continuo de los órganos del cuerpo y el movimiento de la tierra y el sol.

Observemos que el ritmo cósmico que regula los ciclos del sol y la luna, el día y la noche, las estaciones, es el mismo al que obedece la energía vital. Observemos que nuestro cuerpo, sin esperar el consentimiento de la “inteligencia” reconoce las leyes cósmicas y se somete a ellas. Y cuando hayamos comprendido como nuestro cuerpo vive su vida, nos mostraremos quizá dispuestos a ayudarle a funcionar lo mejor posible, cuidándolo y asistiendolo por métodos que toman en cuenta su relación con la naturaleza.

El cuerpo tiene sus razones

Theresse Bertherat.







Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:

- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles.
Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre.
Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total…
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre.
La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por lo tanto, lo trataba como si fuera de la familia.
El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó.
Y éste le dijo:

-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje.
Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio.
Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje; – el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey -.
Pero no lo leas – le dijo – mantenlo escondido en el anillo.
Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación -

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino.
Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida, y sus enemigos lo perseguían.
Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino.
Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia adelante y no había ningún otro camino…

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso:
Simplemente decía: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.

Mientras leía “ESTO TAMBIÉN PASARÁ” sintió que se cernía sobre él un gran silencio.

Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.

El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido.
Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes…, y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.

El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:

- Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

- ¿ Qué quieres decir? – preguntó el rey -. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

- Escucha, – dijo el anciano – este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, habían desaparecido.
El rey pudo terminar de comprender el mensaje.
Se había iluminado.

Entonces el anciano le dijo:

- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes.

Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza.

Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas

.
La luz que nos hiere es un filo cada vez más sutil.

Ungaretti-


Te miro, mientras cierro mis ojos.

"El Regalo"


Tal parece que uno viene al mundo a jugar a volverse inolvidable. Aquella mañana, Alberto removía su café, tan cargado como su amor por ella. Una suave opresión le habitaba el pecho y  su respiración iba volviéndose cada segundo más espaciada. Cerró los ojos y la vio de nuevo con su sonrisa de cielo, tan cercana y tan inalcanzable al mismo tiempo. El número de meses que llevaba sobreviviendo de aquella manera se volvía ya inconcebible. Las reservas de nostalgia se le estaban agotando. Afuera, el mundo estaba esperándolo. Simplemente sabía que no podía seguir así, estando sin estar. Aquél era el día en que  tenía que dar el salto y continuar su camino. Las cosas se habían tornado complicadas, hacía un tiempo que ya no la veía. Sin embargo sintió que no podía irse así sin más, dejándola desamparada y quedarse tan tranquilo. De pronto, lo invadió una imperiosa necesidad de dejarle un regalo, a manera de despedida.

Si tan solo pudiera regalarle una estrella que velara sus pasos y la hiciera sonreír . Aunque quizá una sola estrella no alumbraría lo suficiente ¿Porqué no regalarle entonces una constelación entera que iluminara su desesperanza y ahuyentara a todos sus demonios? Pero las estrellas no sabían echar raíces ni encarnar flores, ni podrían encajar perfectamente en el contorno de sus manos.

-¿Qué tal un libro? – se dijo así mismo en voz alta.Volvió a negar con la cabeza.- ¡Bah, demasiado predecible!

-Debe ser algo que pueda susurrarle de vez en cuando al oído y convertir las noches dentro de sus sábanas en un paraíso.Tal vez un viaje al otro lado del océano.- Reflexionó unos momentos.

-Pero también debe saber escucharla aún cuando no diga nada, algo lo suficientemente sublime como para habitarle el alma.

Y sin darse cuenta, su día transcurrió callado hasta que el atardecer lo sorprendió todavía con el rechazo constante de sus propias ideas. Se sentó en su cuarto y abrió la ventana: hasta que su mirada terminó posándose en una fotografía empolvada. Y ahí estaba de nuevo ella, con la cabeza recargada en su hombro y su mirada llena de vida. Alberto sonrió recordando aquellas días felices en los que todos los días eran de ellos. ¡Cómo deseaba más noches, más desayunos, más paseos por el parque, más besos profundos…! De pronto todo parecía tan simple. Y entonces lo supo.

-Le daré lo mejor que puedo darle, el regalo más noble y hermoso.- Tomó su pluma y escribió en un papel su propio nombre.-Así que tómame, que quiero ser siempre tuyo.




miércoles, 28 de agosto de 2013


Sus sollozos se hicieron mucho más fuertes,
más amargos, hasta que por último
me agaché y besé su cuello y sus
mejillas suaves.
Ciruelas invernales.
Ciruelas de un bosque encantado
donde la fruta jamás cae de las ramas.
Donde las flores jamás se marchitan y mueren.
Anne Rice- Entrevista con el vampiro




Cambiaría mi insomnio por tu amor.
Y todos los miércoles la damisela me da un billete de cien coronas para que la deje sola con el detenido. Y el jueves las cien coronas se han ido ya en cerveza. Y cuando ha terminado la hora de visita la damisela sale con el tufo de la prisión en su traje elegante; y el detenido vuelve a la celda con el perfume de la damisela en sus ropas de presidiario. Y yo me quedo con el olor a cerveza. La vida no es más que un intercambio de olores.

Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero.
Esta noche tengo triste la tristeza.


“No te preocupes, confía en mí, tenemos que hacer esto. Todo va a estar bien. Tengo una fuerte sensación de que todo saldrá bien.”


“Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas, de que no haya muerto del todo en tu memoria…”

—   (Julio Cortázar)
"Cada vez que te encuentro me acuerdo de los versos que olvidé."

— Fragmento, Fernando Pessoa



"Porque tenemos prisa inventamos finales.
Porque nos falta el tiempo inventamos más tiempo."

— Irene Sánchez Carrón
"Ayúdame a no pedir ayuda."

— Alejandra Pizarnik.




"Ambos tenían los ojos cerrados y parecían perfectamente satisfechos. Si encuentras a una persona así, alguien a quien puedas abrazar y con la que puedas cerrar los ojos a todo lo demás puedes considerarte muy afortunado. Aunque solo dure un minuto, o un día."

— El nombre del viento (Patrick Rothfuss)




“Lo más difícil de morir por amor es tener que vivir para asumirlo"




"Te dije más de una vez que te quiero, que te quiero mucho. No te
olvides de eso. Yo jamás digo algo en lo que no creo."

— Sobre héroes y tumbas, Ernesto Sabato





"Escribo para matarnos"

Porque un tiro en la frente

me devanará los sesos, más no las memorias.

 Escribo para matarnos

porque no basta con arrasar cada lugar

que atestiguó nuestro amor y quedarme sin ciudad,

si una parte tuya decidió hacer de mi interior,

su hogar.

Escribo para matarnos

Porque por más labios que me besen

Tu lugar en mi boca ha quedado intacto.

Porque ya he sido fuego en otros brazos

y los vestigios de tu amor sobre mi piel.

no se han reducido a cenizas.



Y es que escribo para matarnos,

Porque no puedo mandar triturar cada libro, cada verso, ni cada palabra que hicimos nuestra.

Ni puedo ser Van Gogh para dejar de escuchar tu nombre ni los vaivenes de tu profesión

Ni detener mi marcha para dejar de tropezar

con pedacitos de nuestros sueños que quedaron regados por aquí y por allá.

Escribo para matarnos

porque ir a arrancar de tus manos la parte de mi con la que te quedaste

implicaría tener que volver a buscarte.

Y la sequía no está como para andar desperdiciando lágrimas.

La escritura viene siendo entonces mi única salida

que se derramen pues los ríos de tinta

Y que tras el combate encarnizado

entre sentimientos, demonios y recuerdos 

es mi único deseo                                                                  

que mi alma venga a encontrar

esa anhelada paz. 




                                                                                





"Este vacío, este horrible
vacío que siente mi alma
Muchas veces me digo:
Si pudiera un momento
uno solo estrecharla
contra mi corazón."
Del libro Werther

Johann Wolfgang von Goethe
"He desperdiciado mi vida entera,
no se a dónde ir,
no hablo con nadie,
no tengo nada que decir,
no tengo la menor idea de lo que busco ni lo que quiero encontrar,
pero te quiero."

— Charles Bukowski



Julio Cortázar


"Creo que sospecharás esto que ocurre,
como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,
volviendo del paseo donde quizá juntases
la misma florecita, un poco por botánica,
un poco porque aquí,
porque es preciso
que no estemos tan solos, 
que nos demos un pétalo, 
aunque sea un pasito, una pelusa."

(Fragmento de "Hablen, tienen 3 minutos...")





“Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte. Como el guante izquierdo enamorado de la mano derecha.”
― Julio Cortázar