sábado, 14 de junio de 2014

Hasta lo más Profundo...

Deja que la vida te rompa el corazón 
hasta que tu corazón se vuelva inquebrantable. 

Intenta. Falla. Arriésgate. 
Sumérgete hasta lo más profundo. 

Para el amor no hay condiciones. 
Y sus profundidades no tienen fin. 

- Jeff Foster



Esto

Al final, como al principio, no hay nada más espiritual que beber una taza de té. 

Podemos hablar de la absoluta presencia del testigo, de la subjetiva objetividad de la subjetiva presencia consciente, del éxtasis de los estados trascendentales, del camino sin-camino hacia gloriosos futuros iluminados, de los reinos espirituales con todas sus atractivas promesas de perfección. 

Pero pronto nos cansamos de las palabras, sin importar su belleza, y anhelamos la simplicidad, el carácter de lo real, una verdad que no pueda romperse. Anhelamos el momento, por muy paradójico que suene. Anhelamos nuestro suelo, nuestro hogar. La conexión. Salirnos de nuestras cabezas para entrar en el Corazón. 

Y así, sentado con un amigo en un café, en una mañana de verano, niños gritando en todas direcciones, el reflejo de la luz del sol sobre la cuchara manchada de té, y ESTO... ESTO es la vida. No la vida abstraída por el pensamiento, no la vida descrita por filósofos o gurús bien intencionados, sino la vida vivida de primera mano, la vida como nada más que la inmediatez y la presencia y el asombro, la vida como una bolsita de té, la vida como un perro dormido, la vida como vidrios rompiéndose, como niños salvajes jugando, ajena a la seriedad que se aproxima con el tiempo. 

Alguna vez tuve un concepto acerca de lo 'espiritual'. Alguna vez busqué estados iluminados. Alguna vez tuve la idea de que yo, o cualquier otro, era una autoridad. Alguna vez me sentí superior a los perros dormidos y a los vidrios rotos. 

En este momento soy una bolsita de té. 

- Jeff Foster






Mario Benedetti

No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas sola,
porque yo te quiero.


jueves, 12 de junio de 2014





Nota al pie


Linda tarde para pescar un saquito







Yo no lo sé de cierto, pero supongo 
que una mujer y un hombre 
algún día se quieren, 
se van quedando solos poco a poco, 
algo en su corazón les dice que están solos, 
solos sobre la tierra se penetran, 
se van matando el uno al otro. 

Todo se hace en silencio. Como 
se hace la luz dentro del ojo. 
El amor une cuerpos. 
En silencio se van llenando el uno al otro. 

Cualquier día despiertan, sobre brazos; 
piensan entonces que lo saben todo. 
Se ven desnudos y lo saben todo. 

(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo).

Jaime Sabines - Horal.


miércoles, 11 de junio de 2014

Los amorosos, Cartas a Chepita

Chepita de mi alma, Chepita linda, locura ternura, vida mía: ¡Como me haces falta, como te quiero, como me estoy muriendo por ti, como me estás matando, amor, dulce mía!. Jamás nadie se ha muerto tantas veces así. Te quiero con todas las partes de mi cuerpo, te quiero espantosamente, desoladamente, insoportablemente. Ya no puedo más. ¡Como es posible vivir sin ti! ¡De que modo eres necesaria, ineludible! Cadena de mi corazón, filtro mío, vida mía, te quiero, te quiero, oye que no puedo estar sin ti, te lo voy a decir por primera vez, que la vida me quite todo pero que me quedes tú, que pierda yo un brazo, las piernas, que yo quede ciego pero contigo, que yo me haga un miserable, un imbécil, un triste, pero contigo, amor, contigo. No puedo respirar, tu eres el aire, el agua, el pan, todo lo que vive; perdóname porque te quiero así, perdóname porque éste amor me mata, porque éste amor te matará diariamente a mi lado, perdóname porque estarás conmigo todos los días de mi vida, porque no te dejaré nunca, seré tu castigo y tu culpa, porque nos vamos a morir juntos. Chepita de mi alma, mi Chepita linda, mira como me espanto de éste amor, de éste hierro al rojo sobre mi carne, porque tu eres mi marca y yo soy tu marca, ya te lo dije, clausuraste mi corazón, lo encadenaste, es tuyo.

¡Con que locura te amo! ¡Que atrocidad de los días lejos! Enciérrate, amor, cuídate, cuídame tu cuerpo, guardame tu boca, tu corazón, no salgas, que no te mire nadie,entrégame al regreso lo que dejé, intacto, sin sol siquiera, encerrado, de mis manos a mis manos. Yo ya no puedo más. (...)
Pero escríbeme a todas horas. A todas horas me haces falta, me dueles. Mi Chepita linda, que ganas tengo de tenerte a mi lado, de acariciarte de hablarte, de saber que existes, porque ya no sé como eres, como besas, como es tu voz; sólo sé un montón de cosas acerca de los dos, pero todo se parece a un cuento, no sé en donde estás, quiero saberlo, quiero tocarte; vamos a empezar a querernos, nos vamos a conocer ahora, antes no existíamos, todo ésto es un lío tremendo, sólo sé que me faltas, que me estás matando.

                                          Chula, linda, ya voy...
                                                                                                Jaime.

No lo quieras

No imagines, no conjetures, no anticipes,
no lo hieras con tu indiferencia de ahora.
No lo obligues a matarte con su olvido pendiente,
no lo trates como si fuera un extraño.
No borres de sus labios palabras que han sido santas,
no lo confundas, no asegures que lo conoces.
No degrades su alma ni hipoteques su vida,
no destruyas lo sagrado ni busques en su escondite.
No lo denigres ni abuses de su confianza,
no lo uses, no lo gastes, no lo humilles, no lo quieras.
Atrévete a comenzar de nuevo odiándolo como él llegará a odiarte.
Porque en su odio estará siempre ese amor que perdura.

Juan Marin.




El inicio tan temido

Decí que existe el amor y existe Mozart, le dije. Sino no te dejaba volver.
Hemos vencido el tiempo y esta distancia que tanto pesaba en nuestro pecho, me dijo ella.
Se lo dije mirándola escribir mientras escuchábamos la Júpiter. Ella lo dejó por escrito, en una carta, como si fuera un testamento que se firma al nacer.

El inicio no era el principio, era algo que acontecía y por ello debíamos nominarlo; nos urgía darle un orden para otorgarle sentido al paso del tiempo implacable. Sabíamos que la espera había sido por momentos desesperante, sabíamos que lloraríamos al encontrarnos, sabíamos eso y mucho más. Por eso contamos los besos, las veces que dijimos te quiero, las horas que vivimos fuera del mundo, encontrando belleza en el defecto, risas francas en las torpezas, abrazos rotos y otros recién inaugurados, silencios muertos en los errores, sexos repentinos y alocados, miradas de palabras mudas, suspiros de plenitud consagrada, asombros por confesiones dichas en voz alta.
El inicio era despedida, agujetas que se clavaban en el medio del pecho, esa espera desesperante que aún no había comenzado, esa foto que había quedado mirándome sonriente mientras yo escribía, un reloj que se detuvo a la hora señalada, la alegría entristecida por la ausencia, un piano que sonaba al llegar la noche para dejar caer alcohol sobre la herida en carne viva, su camiseta blanca apoyada sobre mi remera negra, un cigarrillo tras otro y la emoción de mis amigos hermanos, las lágrimas que ardían por dentro, un vacío tan colmado de gratitud recíproca, una felicidad que no sé si existía pero que si sabía duraba unos instantes, aquellos que parecerían tan efímeros como eternos.

Sonó el timbre. Mi amigo pasó a buscarla para llevarla al aeropuerto. Atrás quedaba un sueño dentro de otro sueño dentro de otro sueño próximo a hacerse realidad. 
Te amo, le dije.
Nunca, ni por un instante, volteés tus ojos a lo que hemos construido con tanto amor porque en ese preciso instante, nadie habrá valido la pena, me dijo ella.
Cargamos la maleta, nos dimos un fuerte abrazo, un largo beso y se marchó.



Ángel



Ángel de mi gravedad, mira, mira, estás aquí y yo allá, flotándote en el viento, templo milenario de lo prohibido, vuelco y me detienes, mira, siente, te lamo, me lames, en esta batalla de pasiones, en esta capitulación de cuerpos en pugna, miradas articuladas por el discurso, labios que se arriman al abismo del deseo. Ángel de mi pasión, mira, mira, estás allá y yo aquí, cayéndonos para volver caer, caminos que conducen a un punto del infinito, miedo y desconfianza, ternura y vulnerabilidad,
fe y redención, mira, siente, te amo, me amas, en esta batalla de miradas articuladas por disparos sin destinos, por sangre eterna que jamás será derramada, por ilusiones que inevitablemente se arrimarán al abismo del deseo.

Juan Marin




Demonios

Los murciélagos comenzaron a rondar por mi mente. La soledad puso cara de espanto, el silencio dejó paso a la música, pensé en ella y en su acento especial, mezcla de dulce muerte pequeña. La noche invadió con su manto de ilusiones que, tratándose de la vida, no se han perdido, sumé alegría a mi tonta desgracia aparecida, me decidí por estar esta noche conmigo mismo, a dejar que la madrugada viniera a rescatarme de tanto olvido, de tanto hastío. Porque gracias a ella disfruté de estar aún vivo.

Juan Marin.



Antes del amanecer, parece que es la noche más oscura. Son días un poco densos, tal vez hasta tristes, lluviosos, en donde podemos sentirnos más cansados o incluso viendo el vaso medio vacio. Con la oposición Venus- Saturno , la sensación es de limitación, de lo que no puedo hacer, de todos esos viajes que no puedo hacer (eso es lo que me pasa a mí! ) , de lo que no puedo adquirir, del poco disfrute que tengo, de todo lo que debo hacer y de las obligaciones y el poco tiempo para hacer cosas recreativas. Venus es los placeres y Saturno el Señor de las Obligaciones, el que viene a prender la luz luego de la fiesta y nos recuerda que ahora, hay que limpiar el desastre que quedó y encima levantarnos temprano el día siguiente. También puedo sentirme más viejo, siendo Saturno Cronos, el dios del Tiempo, el que nos recuerda que somos seres limitados y nuestra existencia tiene un ocaso. También con el Sol en cuadratura con Quirón la sensación de heridas de la personalidad que se abren, de baja valoración, y ayer anduvimos con la Luna y Saturno juntos, también haciendo que la espalda duela y que la rutina diaria sea un chicle. Y también sigue la cuadratura en T entre Marte, Urano y Plutón con su punto focal en Plutón y en nuestro propio submundo y nuestro propio infierno personal. Para sumar encima, la presencia de Mercurio retrógrado en Cáncer hace a la mente más emocional, fluctuante, y lunar, y metida para adentro en las nostalgias de lo que ya no volverá. Y en este instante, transitamos los últimos 2 grados de Luna en Escorpio, los grados 28 y 29 son los más fuertes. Con lo cual, puede haber muchos miedos. 
Ánimo, la luna Llena Sagitariana traerá alivio y la entrada de Júpiter en Leo en Julio nos sacará un poco de las emociones densas. A veces el momento más oscuro precede al momento de luz, y después de todo, en la vida, existen los altibajos, la Rueda de la Fortuna nunca para de girar hacia arriba e inexorablemente luego baja. Pero mantener el foco es lo que nos pide el Arquero ahora, y también saber que todo es para aprender, no hay nada personal en lo que nos pasa, no somos víctimas, sino aprendices.

Fuente: Consultas Integrales. 


martes, 10 de junio de 2014

El mismo amor, la misma lluvia



El mejor amigo del libro


Las hojas son del viento. Y de las calles







lunes, 9 de junio de 2014

Con una pinky por día, alejamos al pac-man



Happy New Year Julio Cortázar

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de fìn de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.






Los Justos de J.L.Borges

Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.