Mañana sábado celebramos la Luna llena en Tauro. El Sol en Escorpio refleja su luz sobre la Luna en Tauro. Tauro es un signo de tierra, femenino y fijo. En esta danza planetaria, Neptuno en Piscis intercambia energías benévolas con la Luna y el Sol. Urano en Aries, Venus en Libra y Júpiter en Escorpio también nos hablan. La alquimia de este momento potencia la expresión de un sentimiento de afirmación vital. Un sentir muy profundo se libera, sale a la luz y fertiliza nuestro proceso creativo. Este es un tiempo de renovación.
Este sentimiento viene de lejos, es antiguo. Ha llegado hasta aquí. De lo sutil a lo tangible, de adentro hacia fuera, emerge como la hoja que brota de un árbol en medio de la tormenta. Este sentimiento es el poder de nuestro amor capaz de sostener la inmensidad de nuestras pérdidas, de nuestro dolor. Nuestras pérdidas están entretejidas con la celebración. Nuestra la ira e impotencia se abrazan con nuestra entrega. Estamos en una centrífuga transformadora y todos nuestros sentimientos son bienvenidos. Nuestros sentimientos, todos, son fértiles.
Vida y Muerte danzan en nuestro interior, en nuestro exterior. Necesitamos escucharnos desde lo íntimo y tierno para afirmarnos en la vida, rearmar lo fragmentado, unificar lo roto, recuperar lo robado. Esta Luna nos invita a honrar- desde lo hondo- la pérdida, sin miedo a sentir, y desde ahí fertilizar nuestro proceso creativo con el agua de nuestro dolor. Este es un camino de amor.
Nos invita a honrar la magnificencia de la vida cuando es abrazada en su totalidad. Esta totalidad pasa por SENTIR, sin miedo, sin intentar controlar, dominar, dirigir. Esta Luna llena nos convoca a una entrega radical a la transformación de nuestras aguas. Esta agua es la dadora de vida de nuestra tierra. Es nuestro sentir el que alimenta y potencia la renovación de nuestras creaciones.
Lo vital es creativo, busca soluciones, da un paso hacia lo desconocido y se afirma en un sí a la vida. Un sí a la vida que no niega el horror o el desasosiego de lo que nos acontece. No es un sí escapista, adormecido, fantasioso. Es un sí vital, activo. Un sí que participa, un sí valiente. Esta Luna en Tauro activa un sentimiento de afirmación y participación en crear condiciones y soluciones vitales para nuestra vida, nuestras relaciones. Bajo esta Luna íntima y fértil el cultivo de este deseo vital es nuestra contribución al tejido colectivo.
La fértil quietud de esta Luna nos convoca a una reflexión profunda sobre nuestra manera de Estar en nuestra vida. Estar vivos, estar en la Tierra, estar en nuestras relaciones, estar en nuestro cuerpo, estar presentes. La fértil quietud de esta Luna también nos invita a una reflexión sobre nuestra manera de Crear.
Nuestro proceso creativo de realización es un camino de nutrición, de entrega y de ofrenda. En Tauro tomamos contacto con nuestros dones y recursos y alimentamos el proceso que nos lleva a ofrendarnos en autenticidad, integridad y gozo en nuestros vínculos, al mundo. Esta autenticidad e integridad es el eje de la dinámica de Escorpio y Tauro. Sin muerte no hay vida. Sin renuncia no hay ofrenda. Sin disolución no hay creación.
Tauro es un signo de apetitos. Tauro abraza y honra la Vida queriéndolo todo de Ella. Esta relación en su estado más puro es el éxtasis, el gozo supremo.
Dentro de un orden natural y equilibrado, este abrazar la vida se da en equilibrio, en respeto y reciprocidad. Tomamos de la vida, de la Tierra, lo que nos basta, lo que nos inspira, lo que nos nutre. Tomamos su belleza, su aire, su agua, sus alimentos y cultivamos una relación recíproca. Damos a cambio de lo que tomamos. Damos en diálogo. Damos en creación. Damos en servicio. Damos en belleza. Damos en integridad.
Para respetar la Vida y su orden, nos acercamos a conocerla. Nos mueve la voluntad de saber cómo es la Vida y de estar en relación. Este deseo de saber nos lleva a la voluntad de conocer sus tiempos, sus ciclos, sus leyes y a respetarlas. Esta relación nos pide cuidado. Sin cuido tomamos sin escucha. Tomamos sin respeto.
En el orden natural, nuestra relación con la Tierra – y todas sus voces y expresiones- está basada en cultivar. Cultivar la Tierra. Cultivar la relación con la vida. Cultivarnos como una expresión de la vida, como expresión de la Tierra que somos. Cultivar nuestras relaciones como expresión de intercambio y reciprocidad.
En Tauro esta relación de cultivo como forma de vida se llama integridad. En Tauro cultivamos nuestros valores. En Tauro valoramos. La Luna en Tauro nos invita a cultivar valores que estén armonizados y en coherencia con esta relación y todas nuestras relaciones.
En este presente la pérdida que nos toca abrazar como humanidad nos convoca a despertar. Nos convoca a darnos cuenta que nuestra relación con la Tierra no está ordenada. No estamos en armonía con esta raíz profunda de conexión. Conexión que nos iguala a todos y todas. Estamos fuera de orden y profanamos la leyes naturales, los ciclos de la Tierra, la Vida. Nos profanamos a nosotros mismos. Nos profanamos los unos a los otros.
Vamos a contratiempo y estamos fuera de tiempo. Estamos desconectados y esta desconexión nos habla de un vacío. Estamos desconectados de nuestra memoria de pertenencia al reino de la Tierra. Todas y todos, a mayor o menor grado, tenemos hambre de conexión, de pertenencia. Es un sentimiento. Es un derecho. Es lo que somos.
Tauro es el signo que habla de nuestro enamoramiento con la vida. Relación sensual, libidinal, creativa, erótica. Ese sentimiento de pertenencia a nuestro cuerpo, a nuestra vida, a nuestro lugar. Ese lugar que celebramos y agradecemos. Ese avatar de vida que somos, desde el cual creemos y creamos. Este es un lugar de gozo y placer. Este es nuestro lugar. Nuestra pertenencia.
Tauro en desarmonía, nos habla de una separación, de un lugar exiliado, perdido. Esta es nuestra herida. Una herida que nos mueve a buscar satisfacción, que nos lleva a querer llenar el vacío. Queremos volver a este sentimiento original de pertenencia. Y tenemos hambre. Estamos desnutridos. Desnutridos de Tierra. Hambre que nos lleva al consumo de satisfacciones. Nos lleva a la adicción y al apego. Tauro nos habla de nuestros apegos, lo que nos ata y no nos permite soltar. Apegos que nos impiden abrazar un proceso orgánico de desprendimiento. El apego de Tauro niega la muerte de Escorpio.
Tauro nos habla de crear en armonía con la Tierra, de dar en reciprocidad de lo que recibimos. De agradecer la riqueza de la vida. De devolver. De no tomar de más. De no tomar lo que no nos pertenece. De no robar.
La astrología de estos meses -y del próximo año- pone la atención en cómo nuestra herida de desconexión y el olvido de la formas en las que nos relacionamos con la Tierra afectan nuestros intercambios. La astrología de estos meses -y del próximo año- pone el foco en el costo del abuso de nuestros recursos. Nos alerta sobre lo grave y urgente que es que equilibremos nuestra manera de participar en la sinergia del intercambio. ¿cuánto tomamos? ¿cuánto damos?
Un buen lugar para comenzar a responder a esta pregunta es en nuestras relaciones. Venus en Libra gobierna esta Luna y nos indica que es en el cultivo de nuestros vínculos que nos daremos cuenta de cómo participamos de los desequilibrios energéticos y materiales del resto del ecosistema al cual pertenecemos. Nuestras relaciones son un reflejo de nuestra relación con la Vida y con la Tierra. Nuestros vínculos son la tierra fértil que podemos cultivar juntos para armonizarnos con la Tierra y la Vida. Esta tierra compartida nos habla de honrar juntos nuestros sentimientos, sin vergüenza, sin juicio, sin culpa, con responsabilidad.
Tauro está vinculado a la gula, la avaricia y la voracidad. Nuestra hambre nos ha hecho depredadores. Somos consumistas. Necesitamos llenar el vacío de la herida. Esta Luna nos invita a observar la dinámica de voracidad, robo y depredación en nuestros intercambios. Llamémoslos colaboración, negocio, relación, está en nuestras manos poder nombrar los lugares de desequilibrio en los que hemos participado tomando de más, dando sin cuidar.
Tauro nos pide que hablemos de la energía del dinero, de la energía sexual, de los bienes compartidos, de dones y recursos en intercambio. Escorpio nos pide que liberemos los secretos silenciados del pasado que nos apegan a dinámicas que claman por una renovación. Esta es una conversación sagrada que nos recuerda que la sombra es fértil y que si la cultivamos juntos, creamos y honramos la vida juntos.
El Sol en Escorpio nos convoca a que profundicemos en los caminos de la sombra del intercambio. Nos invita a que observemos y acojamos sin miedo lo que emerge cuando aceptamos nuestra voracidad y depredación, nuestra gula y avaricia, nuestros apegos. Esta mirada nos permite acoger cómo nos aprovechamos de las riquezas de la Tierra y de las riquezas ajenas. Cómo abusamos de nuestros propios recursos. Incluso nos habla de cómo nos prostituimos energéticamente en intercambios ambiguos, poco claros.
Podemos darnos cuenta de cómo consciente o inconscientemente hemos abusado, desde nuestra hambre y carencia, del terreno fértil del otro, sus dones y recursos, sin dar a cambio, sin reciprocar. Este es un buen tiempo para honrar lo recibido. Agradecer la energía del intercambio y devolver lo recibido, si hace falta.
La presencia de Neptuno en esta Lunación nos habla de la fuerza de la compasión a la hora de mirar y acoger las expresiones de los desequilibrios en los que hemos incurrido. El camino de lo vital y creativo no está en la venganza, ni en la culpa, ni en la acusación sino en la corrección. Corregirnos hace parte de un proceso creativo. Es un camino de sanación y aceptación.
Aceptamos que una parte de nosotros necesita morir, la honramos, la entregamos y creamos nuevas formas a partir de lo que hemos integrado. Puede que bajo esta Luna nos demos cuenta del tiempo perdido, de la inconciencia e ignorancia con la que hemos tomado de la vida, del tiempo, de otros. Los eventos colectivos nos pueden hacer de espejo de lo que necesita ser reevaluado, descartado, transformado y regenerado. Esta Luna nos invita a abrazar esta rendición, hacer los duelos pertinentes y renovar nuestra afirmación vital y creativa. No es un tiempo de quejas, reproches y lamentos sino de integración de lo que no queremos repetir y de un reordenamiento de valores que abracen nuestra voluntad de integridad. El futuro nos lo pide.
Este es un tiempo en que podemos sentir envidia. La envidia es la voz de un deseo no realizado, de un deseo que no sabemos cómo materializar. La envidia nos enfrenta a una encrucijada. Aquí reconocemos un aspecto no realizado de nuestro ser. Sentimos el deseo de realización creativa pero carecemos de la valentía o humildad para abrir la puerta a un proceso de transformación personal que implicará la muerte de la parte de nosotros que se resiste al cambio que nuestro deseo despierta. Aquí nuestra elección es vital ya que un camino es fértil y nos lleva hacia la vida y la abundancia creativa, y el otro es letal y nos lleva al resentimiento, la comparación y frustración.
Esta frustración creativa no es nuestra culpa, sino el resultado de un sistema que nos ha cortado las alas. Nos han faltado herramientas, educación, recursos. Nos han faltado mentores. Nos ha faltado conciencia y no hemos sabido elegir. La clave es entender que cuando no tenemos los recursos creativos necesarios para realizarnos creativamente, lo que solemos hacer, más o menos conscientemente, es imitar, mimetizar, copiar, robar.
Nuestra voracidad de poder, de energía, de satisfacción no es otra que la voz de nuestra hambre de realización. Hambre que nos lleva a desear el poder fuera de nosotros. Consumimos, o robamos, que es lo mismo. Cuando consumimos, sin orden, medida o intención, cuando gastamos energía sin conciencia, robamos. Robamos a la Tierra, robamos tiempo y atención de otros, robamos energía.
Esta Luna llena en Tauro nos pide que antes de celebrar y honrar la vida, hagamos primero una reflexión profunda sobre nuestra voracidad. Voracidad energética. Voracidad de poder. Voracidad de experiencias. Voracidad de estímulos.
Nuestra hambre ancestral es activada por un mercado que explota esta debilidad, esta carencia primaria, y manipula nuestros deseos. El mercado abusa de nuestra herida y nos roba nuestra capacidad de crear y de compartir nuestros recursos. Caemos en esta trampa y nos perdemos. Aquí nuestros valores están orientados a satisfacer lo que creemos son nuestros deseos, cuando en realidad consumimos voraces experiencias que sustituyen la raíz de nuestra necesidad primaria, que es la pertenencia.
¿qué pasa si paramos y renunciamos? ¿qué pasa si nos detenemos y dejamos de consumir? Consumir exceso de alimentos. Consumir excesos de viajes. Consumir exceso de ceremonias. Consumir entretenimientos. Consumir terapias. Consumir cursos. Consumir modas. ¿qué pasa si paramos y profundizamos en el vacío, adentro, profundo? ¿qué pasa si renunciamos a nuestros deseos antiguos, un tiempo, para ver qué emerge?
¿qué pasa si renunciamos a lo que creemos desear? ¿qué tal si abrazamos otro rumbo, otra manera de estar, de crear?
Tauro es un signo vinculado a los lujos, a los apegos y al confort. Estas son expresiones de Tauro que nacen de una distorsión, que nacen de la herida de la desconexión.
La luz de esta Luna llena nos invita a revisar nuestros lujos. El lujo de la tecnología. El lujo de subir y bajar de aviones. El lujo de las propiedades. El lujo de tener el tiempo de estar entretenidos. El lujo de creer que elegimos. El lujo de comprar. El lujo de elegir lo que consumimos. Si interrogamos nuestros lujos, o más aún, si interrogamos cómo nuestras elecciones contribuyen al mercado del lujo global, abrimos la puerta a un lugar mucho más profundo en nosotros que nos inicia al territorio de la pérdida y la renuncia. Entramos en el vacío. Soltamos.
Este vacío y este sentimiento de pérdida es vital, necesario, para sanar, para reparar nuestra herida de desconexión. Esta Luna llena en Tauro nos convoca a la integridad de abrazar con voluntad un camino de renuncia y entrega de lo vano, superfluo en nuestra vida, en nuestros intercambios y relaciones.
Venus regente de esta Luna se encuentra en Libra y hace una oposición exacta con Urano en Aries. Esta configuración nos habla que tenemos la oportunidad de liberarnos de una trampa, de un engaño.
Si todavía pensamos que un camino de abundancia y riqueza es un merecimiento personal, estamos alimentando un paradigma capitalista y patriarcal. La abundancia es colectiva o no es. Esta Luna en Tauro nos pide que dejemos de engañarnos a nosotros mismos y aceptemos nuestra responsabilidad y participación en el desequilibrio global. Este es un llamado al cambio en el que nos tenemos que ubicar, situar en la narrativa actual, y elegir si nos seguimos engañando o si damos un paso y renunciamos a un estilo de vida, a determinados lujos y apegos.
Hay un sentimiento de muerte y pérdida que acompaña este desprendimiento. Hay un sentimiento de profundo dolor que emerge cuando somos capaces de aceptar que somos parte de la trampa y que contribuimos al desequilibrio por el simple hecho de no querer mirar el vacío en nuestro interior, cuando no queremos ver las maneras creativas en que nos engañamos, o nos dejamos engañar.
Tauro es un signo rígido y testarudo. Se resiste al cambio. Por lo cual la dinámica bajo esta Luna es a aferrarnos a nuestra historia, a nuestra versión de bienestar, a nuestras creencias y valores para resistir el cambio. El cambio es inevitable. El cambio nos pide que soltemos la pretensiones y nos abramos a reconocer nuestro apego a la realidad como la tenemos construida, a nuestra zona de confort.
Cada zona de confort es diferente. La fuerza del cambio nos dice a cada uno y una de los que estamos en el mundo libre que -sin excepción- estamos en nuestra zona de confort.
El cambio nos pide que soltemos las pretensiones y renunciemos a creer que no somos parte del problema. Es el único camino. Aceptar que estamos en la trampa. Es de la única manera que podemos salir y participar del cambio. Porque en esta aceptación y renuncia permitimos que nuestra resistencias se desmonten, aceptamos que algo en nosotros tiene que morir, hacemos el duelo de nuestro consumo desmedido e inconsciente de tiempo sagrado, aceptamos nuestra derrota, lo entregamos, nos entregamos.
El 15 de Mayo del 2018 tendremos la Luna nueva en Tauro. Ese día Urano, el planeta de los cambios súbitos, hará su entrada en Tauro. El 7 de agosto hará su marcha retrógrada, volverá a entrar en Aries, y el 8 de Noviembre del 2018 hará su entrada definitiva en Tauro. A partir de esta fecha Urano transitará por Tauro hasta el 7 de julio del 2025.
Urano siempre apunta hacia lo nuevo. Hacia el futuro. Es un planeta que mueve la rueda del cambio. Urano en Tauro augura una revolución en nuestro paradigma de intercambio, en nuestra relación con la Tierra. Augura una renovación de nuestro sistema financiero, personal y colectivo. Esta renovación nos invita a la creatividad, la libertad y diversificación del uso de nuestros recursos creativos. El impacto de este proceso de cambio está estrechamente vinculado a nuestra capacidad de soltar, de entregarnos a procesos de cambios radicales vinculados a nuestra relación con la energía que llamamos dinero, el poder de adquisición y la diversificación de nuestras formas de sustentar ganancias. Esta Luna llena abre la puerta a esta conciencia, a este proceso.
Cuando reclamamos nuestra pertenencia y cultivamos el cuido de nuestra tierra oscura y oculta, amamos la raíz profunda, manos en la masa en la composta de nuestra sombra, reconocemos lo que nos pertenece y lo que no. Así entregamos lo que ya ha vivido su tiempo, reciclamos la energía y nos renovamos.
La creatividad no es un mundo de ideas, no es un camino de visiones. La creatividad necesita la tierra. Esta Luna nos pide que nos liberemos de las idealizaciones y abracemos el proceso de realizar, de hacer tierra.
Esta Luna nos convoca a fertilizar nuestra la tierra de nuestra creatividad para ir creando soluciones íntegras y sustentables de Estar aquí en este tiempo. Nos invita a acoger un nuevo paradigma de intercambio. Esta Luna nos convoca a soltar y renunciar a nuestra zona cómoda y a abrir un proceso que nos permita posicionarnos desde la ofrenda, la gratitud y la entrega de nuestro dones en completa generosidad recíproca con la Tierra. No hay tiempo para menos.
Paloma Todd
* * *