Las emociones giran por miles de motivos. Uno de ellos, nuestra condición humana.
sábado, 6 de abril de 2019
Si aprendimos con dolor de todo lo vivido, no deberíamos destrozarnos, así con bronca, como si se desgarrará las pieles, con los dientes. Y a los gritos. Doliendo la herida que sangra a borbotones. No, no. De nada sirve. Nunca sirvió vivir sin amor.
Los invito a que publiquen y me ayuden a difundir este mensaje.
“Ya estamos en estación de muchos frutales”...
Como duraznos, ciruelas, uvas, papayas, sandías, melones, etc...
Mi petición es la de NO tirar las semillas sino la de lavarlos, secarlas al Sol, meterlas en un sobre de papel y dejarlas en tu coche.
Cada vez que vayas al campo, o mientras vayas de viaje y el campo esté vacío, lanza estas semillas.
Si con este simple acto podemos contribuir asi sea con un solo árbol, nuestra misión de convertir este mundo en un lugar verde habrá tenido éxito.
El gobierno tailandés lo ha promovido entre sus ciudadanos durante los últimos años.
Han conducido esta campaña de forma que ha tenido mucho éxito.
El número de árboles de fruto en la naturaleza se ha multiplicado sobre todo en la parte septentrional de Tailandia.
Los malasios se han unido a los tailandeses en esta brillante iniciativa para difundir la abundancia en la naturaleza y de esta manera, simple pero eficaz, dar un contributivo a nuestras futuras generaciones y agradecer a la tierra reiniciando el ciclo de alimento que nos regala.
Nada más gratificante que sentirse bien con uno mismo. A partir de ahí, las energías se reaniman y todo lo que se crea y produce nace con amor. Así me encuentro, visualizando ese momento, ese futuro cercano que ya comenzó a respirar. Sí. Con intención, con deseo de procesar las emociones actuales, quebrar viejos paradigmas, fortalecer el potencial y salir en busca de un vuelo más alto. Gracias a la vida por mostrarnos que el infinito sigue latente. Esperándonos. Esperándome.
Carol.
Usemos Abril de una manera novedosa, en vez de aprender, desaprendamos.
Mi deseo este mes que comienza es que des-aprendas mucho, porque muchas cosas aprendidas, forman estructuras viejas y obsoletas, hemos aprendido a conformarnos, a conectarnos con la carencia, hemos aprendido a no tenernos confianza y a no querernos, hemos aprendido a callarnos y a no respetar nuestros deseos, hemos aprendido a obedecer sin cuestionar, a copiar un modelo impuesto por la sociedad, a ser uno más , a trabajar con "el sudor de nuestra frente" y no disfrutar lo que hacemos, a sobrevalorar lo material, hemos aprendido que llorar es para cobardes y que hay que esconder las emociones. Hemos aprendido a ser fotocopias, no originales. Hemos aprendido a proyectar nuestras frustraciones y expectativas sobre los demás y así mismo hemos aprendido a quejarnos cuando esos deseos dependientes en otros no se cumplen. Mi deseo es que des-aprendamos todo eso y aprendamos cosas nuevas con una mente más flexible y abierta y siendo más auténticos
El recurso más importante que tenemos es la energía, y ésta misma se disipa enormemente cuando miramos demasiado afuera, y poco adentro. Dejemos de mirar lo que hace el otro y compararnos. Sólo trae dolor. Sólo seleccionamos lo que queremos ver en base a nuestras carencias. Y siempre salimos perdiendo en una batalla contra algo ilusorio ya que las redes no siempre muestran la realidad de lo que yace detrás de las imágenes. Referenciemonos más en nosotros mismos y busquemos influencias de admiración por otros, influencias positivas. Y fundamentalmente, salgamos del mapa y entremos en el terreno directamente. Porque el mapa se ve bien, pero lo escribieron otros, y una vez que comenzás a caminar, como decía Antonio Machado: "Se hace camino al andar..." y armás tu propia historia, sin mirar lo que otros hacen. Busquemos la originalidad el camino propio, de la medicina y talento que hemos venido cada uno a brindar, de manera única. Hay mucha energía Piscis y también Aries. Avanzar con la emoción, sin tanta mente, sin tanto nudo, sin tanta carga de aire lleno de suposiciones y entramados que ya cansan. Julieta Suarez Valente
