jueves, 1 de agosto de 2013

Antoine B. Daniel- El oro de Cuzco

Lo añora todo de ella: su voz,
su boca, su nuca, su perfume
de hierba seca y de flor pimentada.
Quisiera besar sus hombros y su vientre,
pero su boca sólo respira el frío de la montaña.
Por la noche, despierta como si esperase sus caricias,
sus susurros, el azul inmenso de su mirada cuando hacen el amor. 
Sueña con su cuerpo, que ella tiene el arte
de ocultarle y entregarle al mismo tiempo;
con su dulzura salvaje; con ese modo
tan suyo de inclinar la cabeza,
entornando los párpados,
cuando le susurra que le ama.



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