Hay una pregunta inicial, ¿soy mi cuerpo?
Si quiero no ser yo, me disfrazo, me tapo, es decir, tapo mi cuerpo. En realidad, el hombre tiende a identificarse con su cuerpo, el cual nos da pistas sobre un sexo, una edad aproximada, emite una voz particular y se expresa con el lenguaje no verbal. A nivel atómico, somos hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, carbono y minerales. Pero en realidad lo que somos es una dimensión espiritual y una dimensión psíquica que incluye lo corporal, con sus energías libidinal, emocional e intelectual. Por tanto, soy algo más que mi cuerpo, aunque éste sea el instrumento o vehículo que me permite vivir en estas coordenadas espacio-temporales.
¿El psicochamanismo trabaja sobre el cuerpo?
Nuestro cuerpo tiene un lenguaje, una memoria, un inconsciente corporal. En él hay cosas “comprimidas” en forma de dolores, conflictos, etc. Todo aquello que reprimimos a los distintos egos acaba manifestándose en el cuerpo.
Cristóbal Jodorowsky dice que en realidad somos seres imaginarios con una concepción “fantasma” de nosotros mismos. Ese cuerpo imaginario que todos portamos nos resulta muy útil en el psicochamanismo, ya que es un espejo del cuerpo que consideramos real. Cuando queremos cambiar algo sobre nuestro cuerpo real debemos empezar por trabajar sobre el imaginario. Ese espejo reflejará después el contenido trabajado sobre nuestro cuerpo real.
¿Qué peso tienen las influencias externas?
El ambiente exterior es una proyección que nosotros hacemos, por lo tanto, el ambiente nunca es estresante, nosotros proyectamos nuestro estrés en un ambiente. Si vamos hacia adentro, al campo del espíritu, que es completamente silencioso y experimentamos una mente completamente silenciosa, despertamos la inteligencia del cuerpo de manera totalmente espontánea.
Preguntamos a Alejandro Jodorowsky: ¿Seguimos órdenes psicogenealógicas que pueden afectar nuestro cuerpo?
A veces, cuando la madre está encinta, para satisfacer el narcisismo del padre, desea parir a un niño. Forma al feto con esa intención. Si la que nace es una niña, esta vivirá toda su vida negando su cuerpo y sus pulsiones femeninas, porque en su memoria celular guarda la prohibición de sus padres de ser una mujer. Si te han prohibido ser mujer entonces huyes de tu cuerpo y te refugias en tu cabeza.
¿Hasta qué punto podemos reconocer a nuestro árbol genealógico por la huella que este ha dejado en nuestro cuerpo?
Decía Gustavo Menyrink que: “el cuerpo del hombre es la casa donde habitan sus antepasados” Cualquier síntoma físico es una oportunidad para hacernos conscientes de que hay un área en nuestra vida que necesita atención. Podemos decir que la parte derecha del cuerpo corresponde a la rama paterna y la parte izquierda a la materna.
No hay que eliminar a ningún familiar del árbol, pues sería como eliminar un miembro o un órgano de nuestro cuerpo. Hay que integrar el pasado en el presente y asimilar que todo lo que pasó fue útil, todo tuvo una razón de ser.
¿Cómo debemos enfrentar los problemas?
Cambiemos, hagamos un trabajo de introspección, evolucionemos. No se resuelve un problema cambiando un síntoma, sino trabajando en uno mismo. Cualquier enfermedad es una invitación a enfrentar un problema psicológico que estaba oculto. Ante una situación de “conflicto”, si el ego intelectual, o el emocional, o el libidinal no logran encarar la verdad, el cerebro creará un mal tratando de buscar en el cuerpo una solución al problema.
Un ejemplo que permita comprenderlo
Tenemos una nariz que usamos para oler. Nuestro resfriado está para impedirnos oler algo. En el momento en que encontramos lo que debíamos oler, el resfriado desaparece.
¿Puede suceder que no tenga derecho a ocupar mi cuerpo?
Si no querían que nacieras no tienes derecho al espacio. Si esperaban a una persona de sexo diferente tampoco tendrás derecho a ocupar tu cuerpo… Cada vez que nuestra vida se encuentra inmovilizada, cuando pasamos la vida luchando en contra de algo, es muy probable que estemos actuando dirigidos por el miedo a desobedecer a alguna ley de nuestro árbol genealógico
Si no nos dieron un espacio en nuestra familia, de adultos no nos consideramos dignos de ocupar ningún lugar. Deberíamos empezar a sentirnos cómodos en nuestro propio cuerpo. Sin importar dónde estemos, ni tampoco la gente que nos rodea, nuestro cuerpo es el lugar perfecto…
¿Todo el secreto del universo está en mi cuerpo?
El cuerpo humano renueva prácticamente todos los átomos que lo forman en un plazo de unos 5 años. Si tengo un cerebro y una conciencia, debo desarrollarlos al máximo para ver hasta dónde puedo llegar. Y lo podemos conseguir saliendo de nuestros límites, liberándonos de la raza, la nacionalidad, el lenguaje, la edad, el sexo, etc.
¿Mi cuerpo y mi casa tienen alguna relación?
Podríamos tener en nuestra casa un pequeño lugar sagrado, o trono, para hacernos conscientes que en nosotros también lo hay.
La enfermedad…
Dice Louise Hay que algunas personas no saben decir que no. El único modo que tienen de hacerlo es ponerse enfermas. El árbol genealógico puede programarnos para siempre decir que sí, ya que negarnos implica deslealtad y nos da terror que no nos amen. Lo que no se dice con palabras o con actos, el cuerpo lo expresa con la enfermedad.
Es el cuerpo muy obediente
Es cierto, cumple las órdenes transmitidas por los padres, “no crezcas”, “no seas hombre”, etc., el destino insaludable del ancestro al que sustituye, enferma en aniversarios, incluso se programa para morir. Pero también obedece en positivo, por ejemplo con la psicomagia, en la que el cuerpo acepta la metáfora por la fe y la intención de un acto concreto. Y es muy conocido el poder de los psicoplacebos, donde incluso una píldora de azúcar puede curarnos.
Un buen consejo
“Hoy mismo deja de criticar tu cuerpo. Acéptalo tal cual es sin preocuparte de la mirada ajena. No te aman porque eres bello. Eres bello porque te aman.”
Si quiero no ser yo, me disfrazo, me tapo, es decir, tapo mi cuerpo. En realidad, el hombre tiende a identificarse con su cuerpo, el cual nos da pistas sobre un sexo, una edad aproximada, emite una voz particular y se expresa con el lenguaje no verbal. A nivel atómico, somos hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, carbono y minerales. Pero en realidad lo que somos es una dimensión espiritual y una dimensión psíquica que incluye lo corporal, con sus energías libidinal, emocional e intelectual. Por tanto, soy algo más que mi cuerpo, aunque éste sea el instrumento o vehículo que me permite vivir en estas coordenadas espacio-temporales.
¿El psicochamanismo trabaja sobre el cuerpo?
Nuestro cuerpo tiene un lenguaje, una memoria, un inconsciente corporal. En él hay cosas “comprimidas” en forma de dolores, conflictos, etc. Todo aquello que reprimimos a los distintos egos acaba manifestándose en el cuerpo.
Cristóbal Jodorowsky dice que en realidad somos seres imaginarios con una concepción “fantasma” de nosotros mismos. Ese cuerpo imaginario que todos portamos nos resulta muy útil en el psicochamanismo, ya que es un espejo del cuerpo que consideramos real. Cuando queremos cambiar algo sobre nuestro cuerpo real debemos empezar por trabajar sobre el imaginario. Ese espejo reflejará después el contenido trabajado sobre nuestro cuerpo real.
¿Qué peso tienen las influencias externas?
El ambiente exterior es una proyección que nosotros hacemos, por lo tanto, el ambiente nunca es estresante, nosotros proyectamos nuestro estrés en un ambiente. Si vamos hacia adentro, al campo del espíritu, que es completamente silencioso y experimentamos una mente completamente silenciosa, despertamos la inteligencia del cuerpo de manera totalmente espontánea.
Preguntamos a Alejandro Jodorowsky: ¿Seguimos órdenes psicogenealógicas que pueden afectar nuestro cuerpo?
A veces, cuando la madre está encinta, para satisfacer el narcisismo del padre, desea parir a un niño. Forma al feto con esa intención. Si la que nace es una niña, esta vivirá toda su vida negando su cuerpo y sus pulsiones femeninas, porque en su memoria celular guarda la prohibición de sus padres de ser una mujer. Si te han prohibido ser mujer entonces huyes de tu cuerpo y te refugias en tu cabeza.
¿Hasta qué punto podemos reconocer a nuestro árbol genealógico por la huella que este ha dejado en nuestro cuerpo?
Decía Gustavo Menyrink que: “el cuerpo del hombre es la casa donde habitan sus antepasados” Cualquier síntoma físico es una oportunidad para hacernos conscientes de que hay un área en nuestra vida que necesita atención. Podemos decir que la parte derecha del cuerpo corresponde a la rama paterna y la parte izquierda a la materna.
No hay que eliminar a ningún familiar del árbol, pues sería como eliminar un miembro o un órgano de nuestro cuerpo. Hay que integrar el pasado en el presente y asimilar que todo lo que pasó fue útil, todo tuvo una razón de ser.
¿Cómo debemos enfrentar los problemas?
Cambiemos, hagamos un trabajo de introspección, evolucionemos. No se resuelve un problema cambiando un síntoma, sino trabajando en uno mismo. Cualquier enfermedad es una invitación a enfrentar un problema psicológico que estaba oculto. Ante una situación de “conflicto”, si el ego intelectual, o el emocional, o el libidinal no logran encarar la verdad, el cerebro creará un mal tratando de buscar en el cuerpo una solución al problema.
Un ejemplo que permita comprenderlo
Tenemos una nariz que usamos para oler. Nuestro resfriado está para impedirnos oler algo. En el momento en que encontramos lo que debíamos oler, el resfriado desaparece.
¿Puede suceder que no tenga derecho a ocupar mi cuerpo?
Si no querían que nacieras no tienes derecho al espacio. Si esperaban a una persona de sexo diferente tampoco tendrás derecho a ocupar tu cuerpo… Cada vez que nuestra vida se encuentra inmovilizada, cuando pasamos la vida luchando en contra de algo, es muy probable que estemos actuando dirigidos por el miedo a desobedecer a alguna ley de nuestro árbol genealógico
Si no nos dieron un espacio en nuestra familia, de adultos no nos consideramos dignos de ocupar ningún lugar. Deberíamos empezar a sentirnos cómodos en nuestro propio cuerpo. Sin importar dónde estemos, ni tampoco la gente que nos rodea, nuestro cuerpo es el lugar perfecto…
¿Todo el secreto del universo está en mi cuerpo?
El cuerpo humano renueva prácticamente todos los átomos que lo forman en un plazo de unos 5 años. Si tengo un cerebro y una conciencia, debo desarrollarlos al máximo para ver hasta dónde puedo llegar. Y lo podemos conseguir saliendo de nuestros límites, liberándonos de la raza, la nacionalidad, el lenguaje, la edad, el sexo, etc.
¿Mi cuerpo y mi casa tienen alguna relación?
Podríamos tener en nuestra casa un pequeño lugar sagrado, o trono, para hacernos conscientes que en nosotros también lo hay.
La enfermedad…
Dice Louise Hay que algunas personas no saben decir que no. El único modo que tienen de hacerlo es ponerse enfermas. El árbol genealógico puede programarnos para siempre decir que sí, ya que negarnos implica deslealtad y nos da terror que no nos amen. Lo que no se dice con palabras o con actos, el cuerpo lo expresa con la enfermedad.
Es el cuerpo muy obediente
Es cierto, cumple las órdenes transmitidas por los padres, “no crezcas”, “no seas hombre”, etc., el destino insaludable del ancestro al que sustituye, enferma en aniversarios, incluso se programa para morir. Pero también obedece en positivo, por ejemplo con la psicomagia, en la que el cuerpo acepta la metáfora por la fe y la intención de un acto concreto. Y es muy conocido el poder de los psicoplacebos, donde incluso una píldora de azúcar puede curarnos.
Un buen consejo
“Hoy mismo deja de criticar tu cuerpo. Acéptalo tal cual es sin preocuparte de la mirada ajena. No te aman porque eres bello. Eres bello porque te aman.”
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