sábado, 22 de febrero de 2014

Mario Benedetti

"Y la volvió a abrazar. Esta vez sin otra intención de saberla cerca, y sentir de paso la lealtad de aquel vientre.

Se durmieron de a poco, despertándose o semidespertándose sólo para sentirse confortados con la piel del otro, como si el simple tacto los pusiera a salvo de toda desgracia.

Él se despejó por completo diez minutos antes de que sonara el despertador. Durante la noche M. se había apartado y ahora dormía boca abajo, sin sábana: realmente una gloria. No la tocó siquiera. Se levantó en silencio, fue al baño, se vistió de apuro. La miró una vez más. En un papel garabateó una frase: "Gracias, vientre leal", y lo dejó sobre la cama en desorden."

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