Tomó sus escasas pertenencias y se marchó en dirección a Han Keou.
A las puertas de la ciudad se encontró con un centinela.
–¿ Adónde se dirige tan importante sabio? – preguntó el centinela.
–Lejos de la guerra
–No podéis partir así. Quiero saber qué aprendisteis en tantos años de meditación.
Sólo os dejaré marchar si compartís conmigo lo que sabéis.
Con el único fin de librarse del centinela, allí mismo escribió Lao Tsé un pequeño libro, cuya única copia le entregó. Después continuó su viaje, y nunca más volvió a oírse hablar de él.
El texto de Lao Tsé fue copiado y vuelto a copiar, atravesó siglos, atravesó milenios, hasta llegar a nuestros días. Se llama Tao Te Ching, está publicado en español por varias editoriales, y es una lectura imprescindible.
He aquí algunos fragmentos:
Sabio es el que conoce a los demás.
Iluminado, el que se conoce a sí mismo.
Fuerte es el que vence a los otros,
Poderoso, el que se vence a sí mismo.
Rico es el que conoce la alegría,
Hombre de voluntad, el que se mantiene en su camino.
Sé humilde, y permanecerás íntegro.
Inclínate, y permanecerás recto.
Vacíate, y permanecerás lleno.
Gástate, y permanecerás nuevo.
El sabio no se exhibe, y por eso brilla.
No quiere destacar, y por eso destaca.
No se aprecia, y por eso es apreciado.
Y porque no compite,
Nadie en el mundo puede competir con él.
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