miércoles, 9 de febrero de 2011

Quizás estas palabras diáfanas sean el viento y la llovizna en tus madrugadas desveladas.



Tal vez, sea uno de tus esclavos de tu belleza codicia,



o simplemente una mentira adjetiva sin calificativos.



Delante de un espejo manchado con mis vanidades y miedos, me rio a carcajadas



de un situación puramente ridícula.



No me hace falta vestirme ni de pobre, intelectual o revolucionario; para que tantas complicaciones existenciales.



Solo basta con un yo

¿ Por qué digo esto?


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