Niño mio de la gran Ocultadora, son las seis de la mañana y los guajolotes cantan. Calor de humana ternura. Soledad acompañada. Jamás, en toda la vida, olvidaré tu presencia. Me acogiste destrozada y me devolviste entera, íntegra.
En esta pequeña tierra, ¿ Dónde pondré la mirada? ¡ Tan inmensa, tan profunda! Ya no hay tiempo , ya no hay nada. Distancia. Hay ya soló realidad. Lo que fue, ¡ fue para siempre! Lo que es, son las raíces que se asoman transparentes, transformadas en árbol frutal eterno. Tus frutos ya dan sus aromas, tus flores dan su color creciendo con la alegría de los vientos y la flor.
Nombre de Diego, nombre de amor. No dejes que le dé sed al árbol que tanto te ama, que atesoró tu semilla, que cristalizó tu vida a las seis de la mañana.
No dejes que le dé sed al árbol del que eres sol, que atesoró tu semilla. es Diego nombre de amor
Tu Frida.
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