Consejo de los Ángeles:
En la tragedia yace la semilla de nuestro destino. ¿Hemos pensado alguna vez que el destino y la tragedia van de la mano? Puede que sea nuestro destino experimentar la pérdida. No sabemos por qué; forma parte del paquete sorpresa que Dios nos ha enviado. La tragedia nos ayuda a descubrir nuestro destino, nuestra meta real. En palabras del maestro tibetano Sogyal Rimpoche: “El duelo nos obliga a contemplar directamente nuestra vida, a encontrar una meta donde antes no había nada”. La tragedia nos conecta con los valores más profundos; cuando sufrimos una pérdida grave, los pequeños sinsabores de la vida se hacen insignificantes y las cosas que antes parecían importantes pierden su capacidad de impresionarnos. Es imprescindible que aprendamos a comprender el valor que tiene el día de hoy y que comencemos a aprovecharlo en vez de esperar a mañana. La tragedia, cuando llega, nos ayuda a recordar que ni las atrocidades más espantosas han podido extinguir la llama del espíritu humano, pero cuando permitimos que esa llama se apague – si nosotros mismos la extinguimos – los ángeles lloran por el dolor que somos incapaces de transformar en otra cosa, por la luz que no podemos ver, por el destino que se nos ha escapado.
¿Ha ocurrido en tu vida alguna tragedia que haya abierto las puertas de tu destino? Las personas capaces de sobreponerse a una tragedia son aquellas que ven en los problemas una oportunidad de probar su valor, su voluntad y su compromiso vital. Cuando te enfrentes a la tragedia comprenderás que el valor para afrontarla te lo proporciona tu compromiso con la vida.
Meditación de los Ángeles: La tragedia puede ser el mayor agente transformador de la vida.
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