Se complementan en todos los sentidos... ¡casi piensan lo mismo! Se aceptan, se respetan, hacen planes para el futuro, se quieren como son. Si se pelean parecen marchitarse y buscarán rápidamente aclarar sus malentendidos, con humildad y generosidad el uno por el otro. Y su amor crecerá cada día más y más. Se dan cuenta que aunque separadas han estado buscándose siempre, ahora comprenden el por qué de la espera, por qué la alegría de vivir y por qué los corazones no se cerraron a la llegada del amor, nunca. Sus experiencias pasadas fueron la preparación para el reencuentro.
Las almas gemelas se atraen más fácilmente cuando los dos tienen buen humor, son activos, vivaces, conversan largamente, la música los transporta a su lugar original. Buscan el éxtasis y lo disfrutan. Hacer el amor es una experiencia que cobra un inusitado significado y en un indescriptible instante de esa unión, logran reconocer a través de sus ojos, el alma que estaban buscando y entonces... ¡sabrás que esa es tu otra mitad!
Si estás esperando el amor verdadero debes activar ese reencuentro, manteniendo la fe en su llegada, tomando cada experiencia como un paso adelante, orando, llamándolo y bendiciendo a ese ser que aún no conoces pero esperas, él también estará esperando por ti. Cuando la soledad duele más, aparece al fin. Pueden pasar años, pero en el fondo de tu corazón, sabrás siempre que existe y cuando llega, el Planeta entero se confabula a favor de ese encuentro y comienzan a desencadenarse toda suerte de acontecimientos para que finalmente estén juntos.
Si aún no has encontrado tu alma gemela, no te afanes, aún no es hora, aguarda con fe. Y esperar con fe, es tener la absoluta certeza de que sucederá y que esta vez será para siempre... ¡será un amor eterno!
Por Patricia Maradei.
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