jueves, 15 de agosto de 2013

DESHOLLINARSE A SÍ MISMO:

Los antiguos hablaban de un CONOCIMIENTO NO-APRENDIDO que anidaba en la hondura del ser humano. Le llamaban “Ciencia Infusa”: si quien lee estas líneas está animado por una porción del Todo, esa porción es parte de un Saber que no es del intelecto, sino de nuestra identidad más profunda (nuestra Esencia, nuestro Ser). Algunas Tradiciones de Oriente consideran que ese “Saber” es patrimonio del Inconsciente. Sí: la noción del Inconsciente tiene más de 2000 años! Pero no es el Inconsciente del Edipo, no. Es una zona mucho más profunda, no-condicionada por la vida, intocada, a la que sólo tenemos acceso SI NOS FAMILIARIZAMOS EN BUCEAR EN ELLA.

Pero para HACER CONTACTO con esa hondura necesitamos primero ser algo así como DESHOLLINADORES: el camino hacia nuestra Esencia está OBSTRUIDO por creencias, mandatos, construcciones imaginarias, pensamiento mágico… LO CONDICIONADO. Y también por dolores, enojos y carencias que NECESITAMOS CONOCER, ASUMIR, DUELAR, ELABORAR y luego SOLTAR. Despejar ese camino hacia el Saber del Corazón (como le llamaba Shakespeare) es una tarea ineludible. Buscar la espiritualidad sin resolver LO PSICOLÓGICO es como pretender que arda la llama del hogar sin deshollinar la chimenea: GENERAREMOS UN CONFUSO HUMO! Un lúcido pensador, Ken Wilber, le llamó a esto “by pass espiritual”: querer “tomar un atajo” EVITANDO RESOLVER NUESTROS ASPECTOS MÁS HUMANOS, sin darnos cuenta de que esa “espiritualidad” NO reemplaza la tarea de trabajar con lo más básico.

La resultante es algo bastante peligroso: la persona minimiza esa parte de sí, como si pudiera subir desde la planta baja al tercer piso sin pasar por el segundo. NEGAMOS. Y la “fuga hacia la luz” (también así se le llama) es una manera de autoengaño: ningún ángel que venga a domicilio, ningún haz de luz que abra el tercer ojo gracias a una “técnica milenaria”, ningún Guía Invisible que nos indique incuestionablemente el sentido de nuestro destino nos eximirá, nunca, de mirar lo que el corazón sabe. Y el corazón sabe de nuestra historia, de lo que nos falta y nos duele, de lo humanito que no hemos resuelto… Y junto con eso sabe mucho más.

Hoy hay libros sobre “canalizaciones”, gente que así nomás hace un curso y “canaliza” Maestros Ascendidos, Ángeles y Arcángeles. En lo personal, aspiro con todo mi espíritu, modestamente, a CANALIZARME A MÍ MISMA, más que a cualquier “mensaje del Cosmos”. Canalizar hacia el mundo mi identidad esencial, “deshollinándome” de todo lo que la obstruya. Poner en orden lo psicológico para que la espiritualidad tenga un cimiento sólido. Creo en eso. Perdón si alguien no: cada cual va encontrando sus rutas. Convido estos sentires para quienes tengan una brújula que indica un similar camino: con la mirada hacia el misterio… y los pies bien en tierra.

© Virginia Gawel

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