Sus sollozos se hicieron mucho más fuertes,
más amargos, hasta que por último
me agaché y besé su cuello y sus
mejillas suaves.
Ciruelas invernales.
Ciruelas de un bosque encantado
donde la fruta jamás cae de las ramas.
Donde las flores jamás se marchitan y mueren.
Anne Rice- Entrevista con el vampiro
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