Y todos los miércoles la damisela me da un billete de cien coronas para que la deje sola con el detenido. Y el jueves las cien coronas se han ido ya en cerveza. Y cuando ha terminado la hora de visita la damisela sale con el tufo de la prisión en su traje elegante; y el detenido vuelve a la celda con el perfume de la damisela en sus ropas de presidiario. Y yo me quedo con el olor a cerveza. La vida no es más que un intercambio de olores.
Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero.
Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero.
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