Son tiempos de dejar el corazón al descubierto, ir al hueso, ir a la raíz, y determinar qué REALMENTE queremos para nosotros mismos. Dejar morir lo viejo, aunque duela, matar lo que nos pesa, para dar vida a lo nuevo que debe renovarse. Es mi corazón que pugna por latir fuerte, por abrirse y por decirle sí al cambio y a la renovación. Un cambio de piel, una mutación, una apertura y un enraizamiento de ese corazón que pide a gritos ser escuchado, a intencionar para que el corazón FLOREZCA.
Namasté.
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