jueves, 5 de diciembre de 2013

Cuando empieces a verter belleza en tu río, encontrarás que las aguas se están volviendo más claras cada día. La gente que solía provocarte desaparecerá; cuando halles a alguna persona que te habría irritado en el pasado, no sentirás ningún deseo de ponerte a pelear con él. Las situaciones que una vez encontraste abrumadoramente depresivas o indignantes simplemente se convertirán en situaciones. No las juzgarás como buenas o malas, o como alentadoras o agobiantes, porque sabrás que los hechos están siempre en un estado de flujo, incluso cuando parece que fuesen estáticos. Recordarás que tu vida se alinea para reflejar tu estado saludable e incontaminado.
Para practicar la belleza debes dejar las feas historias en las que alguien es una víctima y alguien más es perpetrador. Has de dejar de ver el mundo mediante gafas gris ahumado, declarando que todos y todo se queda corto según tus expectativas.
Tienes que liberarte del cinismo y de la apatía, y encontrar la esperanza y la posibilidad en todas las personas y situaciones.
El momento en que escoges ver la belleza es el momento en el que te potencias para elevarte por encima de la fealdad y te liberas de las historias que están atascando tu río.
Soñar con Valentía
Por Alberto Villoldo


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