La forma en la que mira,
esa forma tan extraña
que inspira enigmas,
y a la vez suscita dudas,
pareciera que al alma
hurga y la desnuda,
a través de sus negras
y profundas pupilas.
La forma en la que mira,
en juego con su pose
y sonrisa de Monalisa,
sea natural o fingida,
a la cordura va llevando
de manera paulatina,
hacia una cornisa,
para que contemple al vacío,
como una enamorada suicida.
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