Son tiempos para re-significar la palabra "felicidad". Todos tenemos un concepto irreal e inflado de esa palabra y esa noción, y vivimos desilusionándonos. El ego pide ciertas cosas y ante la negación del Universo, empiezan las competencias, envidias y comparaciones ya que el cliché de la felicidad parecería ser lo que nos muestran los medios, tener ciertas cosas, verse de cierta manera, lo cual anula nuestro potencial individual y único al querer "pertenecer". Re-valorar esta noción es nuestra tarea este año. Darle un nuevo significado acorde a nosotros mismos, sin mirar tanto afuera. Y defender esa noción con valentía, animándonos a admitir que NO queremos lo mismo que todos, que no nos interesa lo que debería interesarnos porque la sociedad lo dice. Es valiente animarse a hacer un camino propio, ya que claramente es más fácil transitar una ruta ya trazada. Pero el costo es alto, el peaje es desorbitante a nuestra propia, única y válida noción de "felicidad". ¿Qué me hace bien? Es aquello simple que hace vibrar el día a día, lo cotidiano:un libro, un viaje en colectivo con música, un mate, acariciar a mi gato, un beso, un regalito sorpresa, el olorcito de la ropa recién lavada, un caramelo fizz, una paloma, risas cómplices. La vida se mide por estos momentos.
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