El Sol hace su entrada al paciente signo de Tauro: enraizando las luchas pasadas y dando comienzo al tiempo del trabajo y del goce, de la exigencia y la recompensa.
Tauro, regido por Venus, nos conecta con el deseo de ser, de sentir, de tener.
Nuestros sentidos están de fiesta bajo su mirada afectuosa, sus pausas sin tiempo y su amorosa manera de crear placer, allí donde se plante.
La misión de Tauro es perdurar, hacer productivo todo aquello que crea, y enseñarle al mundo que detrás de la espera y la paciencia infinita, el Cosmos anida grandes futuros, que se nos abren a los ojos.
Así como la flor que va creciendo en nuestro jardín, Tauro comprende que el tiempo es tan valioso como la vida, y que la vida no es mas que eso...
Y que perdurar también tiene su magia, sin necesidad de ser eterno, sino dejando huellas, sólidas e imborrables, en la memoria Universal que nos pertenece.
Tauro, regido por Venus, nos conecta con el deseo de ser, de sentir, de tener.
Nuestros sentidos están de fiesta bajo su mirada afectuosa, sus pausas sin tiempo y su amorosa manera de crear placer, allí donde se plante.
La misión de Tauro es perdurar, hacer productivo todo aquello que crea, y enseñarle al mundo que detrás de la espera y la paciencia infinita, el Cosmos anida grandes futuros, que se nos abren a los ojos.
Así como la flor que va creciendo en nuestro jardín, Tauro comprende que el tiempo es tan valioso como la vida, y que la vida no es mas que eso...
Y que perdurar también tiene su magia, sin necesidad de ser eterno, sino dejando huellas, sólidas e imborrables, en la memoria Universal que nos pertenece.
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