viernes, 4 de julio de 2014

Para leer tiempo después

Ella es feliz (sufre), estoy seguro, a pesar de su ternura (frialdad), de sus cálidos (helados) ojos transparentes, de su pose de guerrera. Me lo dice así, como alguien que se resigna a un diagnóstico implacable y trascendente (indiferente). Sin embargo, dice las cosas sin decirlas, acentuando la levedad (gravedad) de lo no dicho en una mueca espléndida (dolorosa) por lo amorosa (diabólica), en una aceptación a pesar de ella, en un dulce (amargo) convencimiento que se ha impuesto ante la certeza (duda).
Pero ella es feliz (sufre), mucho más que yo. Yo seré feliz (sufriré) después, estoy seguro.

(“Casablanca”, de Michael Curtiz)



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