viernes, 29 de agosto de 2014




En estos tiempos en donde hacemos Círculos de Mujeres, y recuperamos conexión con nuestra parte femenina intuitiva, podemos cometer la equivocación de querer ser quienes no somos. Muchas mujeres tenemos muy marcado nuestro Animus o parte masculina, y es esa parte que nos motiva para accionar, desenvolvernos independientemente y ser completas en nosotras mismas. Para ser más femeninas, no debemos resignar esa parte masculina, sino integrar nuevas energías sutiles. No se trata de ser desvalidas, indefensas y pasivas para ser femeninas, se trata de aprender a dar y recibir, a escuchar y a hablar, a proponer y a recibir propuestas, a recibir regalos y a darlos, a nutrir al otro pero también a ser nutridas. En otras palabras, se trata de encontrar el maravilloso equilibrio entre nuestro yin y yang. Somos seres duales, con Anima y Animus, con energía masculina y femenina y tratar de tapar uno para trabajar el otro nos deja siempre necesitando ser completados desde afuera por otras personas. Recuperar la voz interior, la intuición, la conexión con la Pachamama, con la energía Venusina, no equivale a dejar de amar nuestra parte guerrera, accionadora y emprendedora. 
La Diosa Artemisa, diosa Lunar, portadora del arco y de la flecha, le pidió a su padre Júpiter que le diera una túnica corta para poder correr por las montañas y los ríos y la Naturaleza, libre, le pidió un séquito de ninfas amigas para estar hermandadas, y eligió a sus parejas como iguales, como compañeros, no superiores. Esto sucedió porque tuvo como referencia masculina a su hermano Apolo, Dios del Sol, hermano gemelo, quien era su parte yang. Artemisa y Apolo, el Sol y la Luna, el Tata Inti y la Madre Killa, el día y la noche. Todo es dual. Somos duales. No apaguemos el fuego interior para ser quien no somos
Honremos y disfrutemos también nuestra parte masculina, mujeres. En el Dia de Venus, también integremos a Marte.

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