miércoles, 20 de agosto de 2014

Los dientes: representan las decisiones




En el mundo actual la educación social que recibimos nos exige obediencia y adaptación por lo que no nos queda más remedio que reprimir nuestra agresividad. Una mala dentadura es en algunas ocasiones señal de una agresividad contenida que no dejamos aflorar por miedo a las dificultades.

La imagen de una dentadura perfecta, antaño era considerada como índice de salud, mientras que hoy le añadimos un importante valor estético. Los vergonzosos defectos de dentadura reprimen la risa y la expresividad, e incluso son causa a veces de una timidez extrema.

Cada uno de nuestros dientes está firmemente anclado en la mandíbula. El diente es la parte más dura del cuerpo humano, su parte visible está recubierta de esmalte. Por debajo está la dentina que es más blanda y sirve de parachoques, de lo contrario cada mordisco provocaría un efecto insoportable en nuestra cabeza.

Los dientes sirven para moler los alimentos, “trituran las ideas o las circunstancias que deben ser asimiladas posteriormente”. También sirven para morder, por tanto los problemas dentales pueden mostrar a una persona que han “castrado” simbólicamente. El mensaje implícito en todo problema dental es principalmente que actuemos, que tratemos de realizar nuestros deseos.

Los dientes del lado derecho nos muestran los problemas pendientes por resolver con nuestro padre y los del lado izquierdo quedan relacionados con la madre. Michele Caffin, cirujana dentista realizó un estudio durante muchos años, llegando a las siguientes conclusiones:

-Los ocho dientes del lado superior derecho manifiestan lo que la persona quiere hacia fuera. Los problemas significan que no encontramos nuestro lugar en el mundo.

-Los ocho dientes del lado superior izquierdo manifiestan nuestros dones, lo que llevamos en nosotros mismos. Los problemas simbolizan que no nos dejan ser lo que somos.

-Los ocho dientes del lado inferior derecho manifiestan nuestra capacidad para concretar nuestra vida en aspectos como el trabajo…

-Los ocho dientes del lado inferior izquierdo manifiestan nuestra sensibilidad y los problemas informan sobre una falta de reconocimiento afectivo en el entorno familiar

Las caries indican que algo externo nos impide mostrar nuestra agresividad y vitalidad. Nuestros deseos quedan bloqueados, no nos dejan crecer ni expandirnos. También las caries son una huella que ha dejado la falta de amor infantil que los adultos compensan con el exceso de golosinas dulces.

El rechinar de los dientes señala que durante el día estamos reprimiendo nuestra ira y aprovechamos la noche para liberar tensiones, pero el resultado es que quedan romos, inservibles incluso para alimentarnos, lo que prueba que la represión siempre va en perjuicio de la evolución del ser humano. Debemos sentirnos con permiso para defendernos.

Cuando el problema es de desgaste en los dientes y el esmalte está desapareciendo gradualmente, es muy posible que nos estemos dejando utilizar por quienes nos rodean.

Las encías son la base de los dientes, su lecho. Las encías representan también la base de la vitalidad y agresividad, confianza y seguridad en sí mismo. La persona que carece de esta confianza y seguridad nunca conseguirá afrontar sus problemas de forma activa y vital. La confianza es lo que proporciona el necesario soporte a esta facultad, del mismo modo que la encía soporta los dientes. Pero las encías sensibles que sangran con facilidad no sirven para ello. La sangre es símbolo de vida, y la encía sangrante nos indica cómo, a la menor contrariedad, se le va la vida a la confianza y a la seguridad en sí mismo.

Dientes no alineados: los dientes también representan nuestros ancestros. Cuando se “pelean” por el espacio disponible de nuestra encía, indica que cargamos con los conflictos de territorio que hubo entre aquellos.

La «tercera dentadura», la prótesis, permite simular una vitalidad y una energía de las que el individuo carece. Es una mentira sagrada, un «mordiente» comprado. Colgamos el cartel “Cuidado con el perro”, cuando en realidad somos un cachorrito que no se defiende ni a él mismo.

Sanar creativamente la dentadura, desde la prevención, es aprender a expresar lo que sentimos, canalizar la agresividad y aprender a defendernos de manera eficaz. Desde la reparación de lo dañado, podemos ver nuestras piezas dentales como si fueran las ruinas de un poderoso fuerte de defensa. Convencidos de que nuestro mundo es mucho más que ese lugar geográfico en donde se libró en el pasado tan dura batalla, repararemos con paciencia, y un buen dentista, esas torres derrumbadas en la contienda y embelleceremos con esmero el marco paisajístico que las rodea.

Fuente Plano Sin Fin

No hay comentarios: