Dice un proverbio del Budismo Tibetano "La disciplina es la base de la Felicidad". "Disciplina" se traduce como "ser discípulo de lo mejor de sí mismo". Cuando vivimos así, creamos vidas significativas, y cada día es un experimento.
Nos entrenamos en ser más humanos. Y aprendemos que nada es individual: estamos, -como en estas imágenes-, tejidos en una red donde el movimiento de uno, la quietud de uno, afecta a todos y a la figura general que la Humanidad toda va diagramando a cada instante.
¿Qué movimientos hago? ¿Cómo afecta a los demás? ¿Qué tomo del otro y qué le doy para tejer redes de reciprocidad?
Apertura de las Olimpíadas Juveniles en China. Año: 2014
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