Encendió la vela. Observó la llama y pensó en el oxígeno del aire que tenía que ver con esa combustión. “-Esto es ciencia”, reflexionó. Pensó en la química. “-Química que tiene que ver con lo que pensamos”– se dijo. “-Si bebo un licor… mis pensamientos cambiarán.” La vela tenía una guarda roja que se le antojaba descendente, aunque bien podía ser vista como ascendente. “-Eso es arte…” pensó. Contemplaba la combustión en la vela. ¿Podría aquello suceder en su pensamiento, también?, se preguntó… Se concentró en esa llama: mientras la vela estuvo encendida, sintió su mente arder.
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