sábado, 29 de noviembre de 2014


Las relaciones que formamos, hablan de nosotros más que de los otros. Si nos aceptamos, buscaremos relaciones que nos acepten, si nos rechazamos buscaremos relaciones que nos rechacen. Muchas veces ponemos energía en ocultar las propias debilidades en vez de mostrarnos auténticos. Una relación no puede prosperar cuando estamos dedicando mucha energía en disfrazar aquello que ocultamos. Y curiosamente es lo que más enriquece un vinculo. Si no puedo abrir mis puertas al cuarto desordenado el otro solo verá la perfección y el orden irreal que se sostendrá por corto tiempo.  
Cuando decidimos no relacionarnos, nos enajenamos de nosotros  y evitamos al otro por miedo, en realidad, tenemos miedo de saber quiénes somos. 





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