Un lago de agua tentadora, su costa y el bosque adyacente como lugares de encuentro entre hombres, solamente hombres: sexo, conversación, compañía, sol, nudismo, observación, descanso.
Un lugar único para una película singular. Alain Guiraudie (que tuvo una retrospectiva en el Bafici en 2010) ofrece su película más depurada, más austera, más concentrada en términos de puesta en escena: una locación, pocos personajes, nada de música, planos límpidos y una narrativa de una claridad asombrosa para esta historia de amor, amistad, sexo y crimen.
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