Entre tus ojos se forma un rectángulo perfecto, el resultado exacto de una ecuación determinada por las dudas y las sospechas y que sólo tú puedes develar al mirarme.
Entre tus labios se cierran los secretos, perduran las palabras inolvidables y las promesas de besos mojados, los temblores y las muecas inevitables cuando la zozobra del amor logra su destino.
Entre tus pezones de areolas generosas turba la vida y la muerte, indican los caminos perdidos y los senderos extraviados, proclaman sabiduría de fantasías reales, añoran erizarse al no escuchar esta voz mía.
Entre tus piernas se agrieta esa flor de tu silencio, bailando sobre ese mar enloquecido, guardando las horas desfasadas, la elocuencia de la certeza, terca falta que no se completa, el error perpetuo que sin embargo te dejará a salvo, al menos, por no saber a quién has amado.
Juan Marin
Entre tus labios se cierran los secretos, perduran las palabras inolvidables y las promesas de besos mojados, los temblores y las muecas inevitables cuando la zozobra del amor logra su destino.
Entre tus pezones de areolas generosas turba la vida y la muerte, indican los caminos perdidos y los senderos extraviados, proclaman sabiduría de fantasías reales, añoran erizarse al no escuchar esta voz mía.
Entre tus piernas se agrieta esa flor de tu silencio, bailando sobre ese mar enloquecido, guardando las horas desfasadas, la elocuencia de la certeza, terca falta que no se completa, el error perpetuo que sin embargo te dejará a salvo, al menos, por no saber a quién has amado.
Juan Marin
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