Sé bien que ese día vendrá a buscarnos. Brincando en esa cabalgata de esperanzas tristes, de ayeres adormecidos, de ese amor que fue destino mientras la vida nos ocupó en otros sitios.
Sé muy bien que todo eso es cierto, sólo enturbiado por una amenaza de cobardes, una conjura de necios, un avatar de confusiones, una colección de miedos, un terror de pensar que lo peor que pudiera suceder es que saliera todo bien.
De Juan Marin
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