miércoles, 20 de mayo de 2015





Cuando la mente prepondera, prepondera la división, cuando reina el corazón reina la unidad, como esa imagen de integración milenaria que es el Yin Yang. Nuestra mente discierne todo como negro o blanco, bueno o malo, perder o ganar, éxito o fracaso. Entonces hay sufrimiento, porque encasillar las experiencias de vida bajo estos términos tan rotundos, tan encasillados, tan inflexibles, hacen de nosotros pobres víctimas del léxico. Para el corazón, siempre se gana, nunca se pierde. Nada muere y todo se transforma. Lo que para otros es fracaso, para el corazón es aprendizaje, lección, camino andado, experiencia enriquecedora de vida. Para el que piensa en términos de perder o ganar, la vida es dividida, pero cuando vivimos desde otro lugar más espiritual, siempre ganamos en todo. ¿Es bueno o malo que nos pasen cosas que no están dentro de lo que sería buenas? Depende de quién lo mire. ¿Es un fracaso un despido, una separación? ¿Es mala una crisis o una pérdida? Eso depende de tu mirada. Todo es un gran éxito, porque en cada experiencia está la semilla del aprendizaje, y la vida y el Universo nos muestran en su tiempo justo, porque fue evolutiva esa experiencia. Nunca se pierde, nada se pierde, todo se transforma. Ver las presencias en las ausencias, ver la lección en la adversidad, ver la belleza de la montaña que urge a subirla, superándonos, desafiándonos. Todo, la vida misma, se ve distinta para cada cual, dependiendo de las gafas que decidamos ponernos. Dejemos de usar los términos error, malo, bueno, fracaso, perder, eso nos hace competitivos, nos hace duros, críticos. Aprendamos a ver en todo, lo bueno. Si sucede, conviene, si pasa, lo abrazo, si me toca, lo vivo, es justo. Y necesario. ¿Me gusta?, tal vez no tanto. ¿La paso bien? , tal vez en ese momento, no, ¿pero aprendo? Sí. ¿La sigo peleando? sí, claro, más que peleandola, ya ni siquiera eso. Ya no peleo. Ya integro, sin guerras, sin tironeos, sin fricción, como el mecer de los juncos que se acomodan al viento, sin caer, colaborando con él, sin resistirlo. Todo absolutamente todo es BUENO. Dejemos de darle tanto poder a la mente dual, que nos confunde y nos estructura en lo que la sociedad quiere pretender mostrar o vender. Hoy elijo ver éxito en todo lo que me acontece. Veo sabiduría en cada experiencia, veo aprendizaje y expansión. La fórmula Júpiter (fé y optimismo) y Saturno (trabajo, aprendizaje, montañas escaladas con esfuerzo personal).

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