miércoles, 13 de mayo de 2015

Hemos visto muchas veces el símbolo Yin Yang, algunas personas lo tienen adornando un espacio, lo nombran, ¿pero realmente lo entendemos y aplicamos a nuestra vida diaria? 
El concepto bajo este símbolo guarda una sabiduría milenaria y una información que está disponible en la Naturaleza, en la Ley hermética de Polaridad, el día y la noche, el blanco y el negro. No es posible vivir en la luz, en la alegría y en la felicidad permanentemente, son emociones que nos gustan, pero no son las únicas. También están la tristeza, los derrumbes, los miedos, las angustias, que lejos de ser algo tan negativo como esta sociedad "exitista" clama, son Grandes Maestros de vida e instigadores de profundos y renovadores cambios. Las emociones no son ni malas ni buenas, vienen a traernos una experiencia por vivir y una lección evolutiva por aprender.
 En el símbolo Yin Yang vemos a la oscuridad entramada con la luz y que la luz guarda dentro de sí su origen en la oscuridad, ya que son esas grandes crisis las que nos hacen ver esa fuerza, esa irradiación, ese poder personal, esa fortaleza, y la oscuridad guarda dentro de sí la semilla de la Luz, ya que siempre una pequeña llama ilumina lo oculto para ser visto, sanado, aceptado, liberado amorosamente, contemplado y dignificado.
Para nuestra sociedad occidental, la oscuridad es algo innombrable, aquel que se sienta mal debe ocultarse a sufrir en silencio o tomar un antidepresivo, y rápidamente estar mejor. Somos impacientes crónicos, debemos mejorar para rápidamente sumarnos a la producción , a ir a trabajar, a estar operativos nuevamente. ¿Y nosotros?,  ¿y el cuerpo? 
Nuestra sociedad de comida rápida, amores rápidos, dietas rápidas, alivios rápidos. Vemos los anuncios de los remedios que prometen curas y alivios instantáneos, y así es esta sociedad, la sociedad de lo rápido, de lo que tapa, de lo que promueve la foto sonriente y oculta la realidad. Le guste al ego o no, aprendemos de todas las facetas y colores de la vida, y de todas las emociones y enseñanzas. No somos seres de luz, como a algunos "gurúes" les gusta repetir, sino que somos seres duales, tan duales como este Universo, y dignificar la oscuridad es quererla, abrazarla, y hacerla parte de nuestro entramado, como el símbolo nos muestra. Abrazar, y devolverle la dignidad. Encontremos el equilibrio, manejemos las energías sin identificarnos o preferir a ninguna, sólo vivamos lo que quiera mostrarnos. Nada es bueno o malo, todo es perfecto. No te encierres a sufrir solo, no muestres una careta de fortaleza si no es verdad, no digas está todo bien si es mentira, promovamos la autenticidad. Mostrate feliz si lo estás y triste si lo estás. ¡Aceptá tu dualidad! 



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