¡Despierta, despierta, oh durmiente del país de las sombras! ¡Despierta!
¡Expándete! Yo estoy en ti y tú en mí, en mutuo amor divino…
(…) No soy un Dios lejano, soy un hermano y un amigo.
Dentro de vuestros senos resido, y vosotros residís en mí.
¡ Mirad ! Somos Uno…
(…) He aquí que la Gran Humanidad Eterna
a quien la Gloria y el Dominio sean por siempre Amén,
camina entre toda su imponente Familia, presente en cada rostro.
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