miércoles, 14 de octubre de 2015

TODOS HACEMOS DAÑO ALGUNA VEZ

Aquella mañana en que la defraudé. Aquella tarde en que me decepcionó. Aquel amor que creí, aquellas palabras que alguna vez tuvieron el peso de la ley. Esas sonrisas, esos silencios, esas lágrimas que volvieron irresistible la noche, la imaginaria costumbre de creernos unidos. Aquello que omitimos bajo la sombra impune de nuestra pretendida felicidad. Aquello que ascendimos tan alto y lamentamos tan bajo, esto que callamos como si no hubiera pasado nada, tan sólo miedo y desconfianza para poder juntos enterrar el deseo y desenterrar el olvido, así, sin amor, sin pasión, como se desentierran los huesos de dos desconocidos.

JM


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