viernes, 20 de noviembre de 2015

Lánguido cuerpo vestido de negro. Remera lisa con cuello redondo. Pantalón recto. Zapatillas de lona con cordones blancos. Una cámara, de marca lumix, colgada del cuello. Solo eso lleva. Cabello rubio y abundante hasta los hombros. Tiene anteojos de sol, que al igual que una vincha, sujetan varios mechones de pelo. Ojos verdes con pupilas grandes. Y firmes. Mira a los pasajeros que viajan en el subte de la seis de la tarde. Descubriendolos. Se detiene en una niña de cabello oscuro y crespo, que sentada junto a su madre, no deja de hablar. La mira, fijo. Sonríe unos segundos. Luego, los ojos como los de un reptil, vuelven a observar, pero al final del pasillo.




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