La noche bochornosa de calor es tan efímera que hasta las estrellas parecen extinguirse, tu piel en la mía, resbalándose en el placer del suplicio, no tendremos palabras para nombrar los sentidos, el hielo del pasado colapsará por las lenguas de fuego del aire que respiro, te haré desnuda guardián de mi muerte aunque no estés conmigo, besaremos lo que hemos creído justo y amaneceremos como si un sueño nos hubiera proyectado la película de nuestras vidas, de la plaza Prim que cruzarás muy temprano por la fría mañana en camino a tu trabajo, de nuestros antiguos dolores y felicidades, de nuestros fracasos y momentos inolvidables, de todos modos freirás cebollas y ajo en el aceite hirviendo, yo te veré hacer travesuras de circo en la cocina, brindaremos con vino lo que no sentimos como fortuito, chocarán nuestras bocas con la sal de lo insondable, será una orgía de sabores, aromas y sentimientos, escucharemos a Sigur Ros y ninguno de los dos parecerá inquieto, porque la paz amenazará el ansia de dos continentes, de dos guerreros, de dos amantes que comienzan el largo camino del encuentro.
Juan Marin
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