¿Y sí soltamos un poquito el control y fluímos? El controlador, vive tenso. El cuerpo se endurece por no poder SOLTAR....Gracias al control, trabajan miles de kinesiólogos y osteópatas, y se venden millones de analgésicos, porque la espalda y el cuello no se mueven, las articulaciones se endurecen, las rodillas, no funcionan. Fluír, es un acto de flexibilidad. ¡Pero para muchos, cuesta, cuesta tanto! Porque si algo se sale del control, se angustian. Ojo con lo demasiado previsible, dejemos lugar el imprevisto, relajemos el control. ¡A fluir! ¡Aprendamos de los gatos, que siempre están relajados y nada los saca de su eje!
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