domingo, 24 de abril de 2016

Te quiero tranquila, deseo que dejes de cargar el mundo sobre tus hombros y que dejes te de premiar como a un perro, con comida. Deseo que dejes de poner a todo mundo encima de ti, así sean tus padres, tus hijos, tus amigos o tus jefes. Que dejes de comerte lo que sobra para que no vaya a la basura, poniendo a tu cuerpo como un contenedor de desperdicios.

Deseo que cuando tengas prisa y te ofrezcan agrandar tu combo por 10 pesos, le digas NO. Necesito que entiendas que no podrás cambiar el mundo, ayudar a todos los que te necesitan y estar para los que te aman si no empiezas a cuidarte.

Necesito que te ames como amas a todos los demás, que te vuelvas tu principal prioridad y que no te trates como opción. Que dejes de posponer el salón de belleza, de ofrecerte a tomar la foto para no salir en ella y huir de ese instrumento de tortura llamada balanza. Necesito que dejes de pensar en “comer por compromiso” o “porque te lo regalaron”.

Yo te quiero tanto que podría sentarme a oirte en un parque, en una banca, ni el café me haría falta. Yo no te quiero a dieta, ni delgada, ni loca de fitness. Te quiero sana, te quiero guapa, te quiero así de divina pero con las ganas de hacer las pases contigo, con esa mujer que ya se dejó el cabello desatendido y no recuerda cuando fue la última vez que estrenó algo.

Porque pararte frente al espejo a ponerte linda, no te hace menos mamá, menos tía, abuela, mujer, esposa o profesional. Porque mientes al decir que nadie te mira, te miras tú.

Tú tu primer, verdadero y leal amor,
Tú tu juez más duro,
Tú tu gran saboteador,
Tú quien no se perdona, tú la persona más importante en tu vida.

Yo quiero que dediques un momento a hacer algo para ti, una lectura, un proyecto a dejar de llenar con comida el silencio. A sacar el dulce y confrontar lo amargo y vas a ver, te lo prometo, que la palabra Perdón, cuando viene de una misma para consigo, te quita dos kilos de encima.


Fuente: conejodelconejo




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