Probablemente la lección más grande de nuestras vidas sea aprender a ser libres;
libres de las circunstancias de nuestro entorno; de otras personalidades, y,
por sobre todas las cosas, libres de nosotros mismos, ya que hasta que no lo seamos,
seremos incapaces de brindarnos abiertamente, y de servir a nuestros semejantes.
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